“… “¡Estamos haciendo algo nuevo, innovador y que transformará las vidas de todos! Porque somos la renovación, la esperanza y el futuro de este país.”, eso proclamaba el joven líder mientras le mandaba un ‘guiño’ a los viejos políticos …”
En un país en donde se maneja una cifra importante de abstención, los jóvenes apáticos a ejercer su derecho al voto, un país en el cual algunos muertos han revivido para salir a votar, y en donde, si usted no puede ir a votar, alguien lo hace por usted, no es de esperarse que en los últimos años los que heredarán el futuro quieran empoderarse y tener la oportunidad de tomar decisiones trascendentales para el país. Qué alegría ver a los jóvenes tomando partido y emitiendo opiniones sobre el futuro de nuestra nación, al final, creceremos para ser los dueños y los responsables de las decisiones que se tomen en todo el mundo, es un ciclo natural de la vida y de la política, mientras no existan los “inmortales”, o “presidentes eternos”.
Y como en todos los temas de la vida, esto un lapso de empoderamiento, de visión, de innovación y cambio para todas aquellas personas que deseen emprender este camino al lado de una política dirigida a la sociedad, porque si algo debemos tener claro es que la vocación de servir inunda el alma de satisfacción, ya que es un medio para una sociedad más equitativa, y la vocación de ser servidos les trae a los “politiqueros” la satisfacción justo después de llenar sus bolsillos o los de sus terceros, esos mismos utilizan la estrategia de <<palo y zanahoria>> para tener al pueblo subyugado en el miedo de un cambio relevante para sus vidas, haciéndoles creer que si todo sigue igual y ellos siguen en el poder, nada va a empeorar, buena estrategia, funcionará hasta que el pueblo pensante y decidido se tome las urnas (aquí la importancia de una pedagogía electoral, como siempre digo: “¡Primero la educación!”).
En los grupos de jóvenes, podemos evidenciar que a muchos la idea de trabajar con política no les llama la atención, y ¿Por qué lo haría?, constantemente vemos a nuestros dirigentes de políticas tradicionales que solo han llenado sus bolsillos, y aumentan los desamparados, aumenta el miedo, políticas que favorecen a pocos que no lo necesitan, desfinanciación educativa que va en ascenso, poca oferta laboral para los jóvenes sin experiencia, entre muchos otros problemas… pero la fe de que esa vieja noción está cambiando, está transformando realidades, gracias a los pocos, pero intrépidos, jóvenes que cada día despiertan a trabajar por mejorar las condiciones en las que estamos. Sin embargo, hemos destacado a algunos “títeres de la política tradicional”, aquellos que se presentan como la cara frescas de una política tradicional, son ellos los que firman y afirman que traerán progreso, ideas innovadoras, pero son los viejos políticos quienes “inyectan” unas cuantiosas cantidades a ese ‘músculo’ financiero que es menester para la campaña, son esos “politiqueros” quienes idean los textos que estos muchachos replicarán, y serán ellos quienes al final, tomarán las decisiones que le correspondan a los jóvenes electos en sus respectivas curules, basta con tener una fundación, sociedad, un movimiento, o colectivo de género neutro, para llamar la atención de algún partido, movimiento o personaje político, que a su vez este ofrecerá “alianzas” estratégicas, un <<Toma y dame>>, para los objetivos personales de cada uno de los principales participantes de dicha alianza.
Hace un tiempo, para una campaña electoral, uno de estos jóvenes asociados a políticos de los partidos o movimientos tradicionales gritaba en una plaza una serie de frases algo normales en esas situaciones, por ejemplo, “¡Estamos haciendo algo nuevo, innovador y que transformará las vidas de todos! Porque somos la renovación, la esperanza y el futuro de este país.”, eso proclamaba el joven líder mientras le mandaba un ‘guiño’ a los viejos políticos… de manera que las personas que estaban a su alrededor de manera eufórica por las palabras del joven líder, y sin saber de sus arreglos con los que están tras bambalinas, estaban alegres porque encontraban en esa joven promesa un aliento y una esperanza de que todo su entorno iba a mejorar, o que por lo menos, iban a tener a alguien dispuesto para luchar por sus causas.
Lo anterior es una de las formas en las que los ciudadanos están visualizando que los jóvenes no están sirviendo para la política, sino a los politiqueros, los cuales se satisfacen al poder llenar su ego y ambición. No obstante, día a día los que tenemos vocación de servir vamos ganándole la batalla a las viejas estrategias políticas, los ciudadanos están tomando consciencia y aprovechando al máximo su derecho al voto.
En las próximas elecciones mis dudas sobre quienes decidirán el rumbo de nuestro país no existirán, porque confió en los ciudadanos libres, pensantes e inconforme con nuestros mandatarios, aquellos que ejercerán sus derechos día a día, aquellos con los que lograremos vencer las maquinarias políticas, porque merecemos mucho más que las migajas de propuestas populistas usadas como “tatequietos” o “engañabobos” para los más afligidos en la política. Los jóvenes estaremos del mismo bando, lucharemos contra la corrupción, las políticas lesivas, las injusticias de los antecesores que creían que dominarían sin cuestionamientos, nosotros demostraremos que nos sobran ganas de mejorar el país, que se puede trabajar sin importar que discrepancias políticas, religiosas, étnicas, u otra tengan, porque las diferencias nos harán un país lleno de opiniones distintas, por lo que enriqueceremos los diálogos, los debates y las áreas de trabajo. Los jóvenes demostraremos que la política es un medio para destruir las desigualdades sociales, cerraremos esa brecha y mejoraremos nuestro entorno.
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