La paranoia de Petro

“El contrapeso de la rama judicial lo advierte como una persecución, supuestamente para desestabilizar su gobierno. Llevado por el delirio, frente a estos hechos ha salido alentar a sus fans en las tribunas de las redes sociales amenazando que “ha comenzado el golpe blando”.


Al tiempo que la imagen del presidente Gustavo Petro desciende en las encuestas, este decide instalar en la opinión pública el relato de un “inminente golpe blando”. Según él mismo, las élites oligárquicas planean sacarlo del poder antes de agosto de 2026.  En esto ha sido insistente durante los últimos meses y en varios escenarios. Esa sensación de miedo a perder el poder es un síntoma paranoide.

La paranoia, es definida por la real academia de la lengua como la “perturbación mental fijada en una idea o en un orden de ideas”.  Un término muy utilizado en el campo de la psiquiatría y que la precisa como “desconfianza no realista de los demás o sensación de ser perseguido”.

Si nos situamos en el campo de la política, la paranoia, es un rasgo patológico de los gobernantes dictadores, quienes centralizan el poder en su figura y después de ejércelo de manera abusiva y corrupta, experimentan la desconfianza y el miedo a ser apartados del trono y ser derrocados hasta por sus propios amigos.

En el último año, varios hechos han desencadenado la paranoia del presidente Petro. Desde la decisión tomada por el Concejo de Estado de declarar la nulidad de la curul del senador Roy Barreras, la sanción del senador Alex Flores y la suspensión del congresista Cesar Pachón en procesos administrativos, todos del Pacto Histórico.  Hasta la decisión del Consejo Nacional Electoral de formular cargos contra su campaña presidencial por violación de topes de gastos electorales.

El contrapeso de la rama judicial lo advierte como una persecución, supuestamente para desestabilizar su gobierno. Llevado por el delirio, frente a estos hechos ha salido alentar a sus fans en las tribunas de las redes sociales amenazando que “ha comenzado el golpe blando”.

Con la manía persecutoria que padece, ve enemigos en todas partes: La prensa, los tribunales de justicia, los entes de control, el sector empresarial y político. Obsesionado con los cuentos de conspiración, van pasando los días de su mandato atribuyéndole a los demás sus propios errores, su incapacidad de gestión administrativa, los altos niveles de corrupción, los bajos índices de ejecución y el déficit presupuestal. Así, lentamente va descendiendo por el abismo de la desconfianza y la paranoia.

La historia nos ha mostrado lo que les sucede a las sociedades cuando sus gobernantes son movidos por el miedo a ser despojados del poder. Desde Calígula hasta nuestros días con el vecino de Nicolas Maduro. La desconfianza y la sospecha constante los lleva a moverse en un círculo muy cerrado, culpan a sus opositores de sus propios impulsos violentos. La manía persecutoria los arrastra a cometer delitos de persecución, desaparición, proscripción y eliminación de sus supuestos enemigos.  obnubilado su juicio toman las decisiones más equivocadas y perjudícales para la sociedad que gobiernan.

Debemos tomar en serio los síntomas del presidente Petro: le molesta que lo cuestionen, lo vigilen, fiscalicen sus acciones y decisiones. De igual forma que los dictadores, no está dispuesto a dar mayores explicaciones de lo que sucede en el ejercicio de su poder y en todo momento reniega de tener los ojos vigilantes de la sociedad encima suyo.

Esperaremos a ver cómo evoluciona su enfermedad.

John Fredy Arango

Soy politólogo y abogado especialista en contratación estatal, desde los 18 años he sido colaborador en diferentes medios de comunicación escrita (caricaturista del Periódico el mundo 1998-2006; columnista y caricaturista en medios comunitarios de la ciudad). Apasionado por los asuntos políticos y la filosofía política. Reflexión crítica y debate responsable son mis principios.

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