“Lo ideal es darle campo a lo irreal, pero escogieron lo bestial y se apagó la pineal.”
Tres H Indominati – El Despertar
Desde los inicios de lo que conocemos como humanidad, el reconocimiento del otro o de lo externo ha sido bastante determinante para nuestra raza. Desde tiempos antiguos los seres humanos determinamos nuestra realidad a partir de lo que presenciamos en el exterior.
Este reconocimiento nos permitió unirnos como sociedad, instaurar normas que regulen nuestros derechos y obligaciones dentro de las relaciones interpersonales y bilaterales que constantemente tenemos, al punto de que empezamos a declarar la guerra a nuestros propios hermanos por una invasión de egoísmo y desenfrenamiento del poder.
Acorde a Byung-Chul Han en su escrito “la sociedad del cansancio” la época pasada, es decir la inmunológica, se convirtió en su tiempo, en la mayor expresión del concepto otredad. Esta época finaliza con la invención del antibiótico y da paso a la época neuronal, pero por ello no quiere decir que el término desapareció, sino que se adecuo a nuestras vidas emocionales o se adecuo a la inteligencia emocional.
La otredad en esta época neuronal se da frente a un rechazo de lo interno, es decir, consideramos externo todas aquellas emociones y sentimientos que a lo largo de nuestros días vamos experimentando y viviendo. Al punto que llegamos a un rechazo total, sea cuando una persona opta por consumir o peor aun optar por el suicidio.
Pero… Que curioso ¿No les parece? El mundo no se ha dado cuenta de que la mayor ilusión que existe es la de la separación.
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