La obligación de la participación en política

“Demócrito recalcó también (a diferencia de Epicuro) la importancia del Estado y de la vida política, declarando que los hombres deben considerar los asuntos de Estado más importantes que cualesquiera otros y han de mirar por que se gestionen bien.” (Frederick Copleston; Historia de la Filosofía; Tomo I; Grecia y Roma; Ariel; Barcelona; 6 ed; 1981; Pag. 137)

Demócrito es un célebre filosofo griego, discípulo de Leucipo, de la llamada Escuela Atomista, dirigió una Escuela en Abdera y vivía aún cuando Platón fundó su Academia.

Nací en la llamada generación del Frente Nacional, generación apática por la política al no existir confrontación ideológica alguna, pues los partidos políticos tradicionales en Colombia, los conservadores y los liberales, habían hecho un “Mea Culpa” por las varias guerras civiles que protagonizaron (1849, 1863, 1876, 1885, 1895, 1899) y que ocasionaron bestialidades de la soldadesca lo que dio lugar a la formación de las guerrillas.

Ante la aparición de las guerrillas liberales y los paramilitares (Pájaros del Quindío) para contrarrestarlas, y la necesidad de acabar con ese bandolerismo, se dio el golpe militar de Gustavo Rojas Pinilla (1953-1957) y el Frente Nacional (1958-1974). Esa repartija del poder hizo que mi generación, la del Frente Nacional, no entendiera de diferencias ideológicas y generó la apatía por la participación democrática para lograr el poder político.

Solo la aparición de la mafia en la sociedad (Pablo Escobar, Ochoas, Mejicano, Rodríguez Orejuela, Cartel del Norte del Valle), hizo que la juventud volviera a entusiasmarse por la política para desterrar ese flagelo de vernos gobernados por cárteles. La mayor ingerencia de los cárteles de la droga en la política colombiana se dio con el Presidente Ernesto Samper Pizano.

La juventud despertó con Luis Carlos Galán (César Gaviria Trujillo), con Alvaro Gómez Hurtado, con Andrés Pastrana Arango, con Virgilio Barco Vargas y con Alvaro Uribe Vélez.

Por ello acudo a la historia de la filosofía y traigo a colación el pensamiento de Demócrito de Abdera, quien afirma en el párrafo con que inicié este escrito, que las personas, sean jóvenes, mayores, viejos, mujeres u hombres, tienen la obligación de involucrarse en la política y velar para que el Estado se gestione bien.

Ahora se avecinan las elecciones regionales el próximo 29 de octubre. ¿Cuál es su importancia? Que, según la Constitución Nacional, que es la Norma de normas, desde su Preámbulo, se dice, se insiste, y se recalca en diferentes artículos, que Colombia es un Estado Autonómico y Participativo.

Autonómico, significa que sus entidades territoriales, esto es, Departamentos y Municipios, son autónomos, por lo que tienen responsabilidades, tareas, funciones, competencias, que no pueden ser limitadas por el Gobierno central.

Participativo, significa que los habitantes de los departamentos y de los municipios no se pueden quedar de brazos cruzados después de la última elección presidencial. Los ciudadanos tienen la obligación de participar como electores en estas nuevas elecciones para mostrarle el rumbo al poder central, para exigirle un nuevo rumbo, porque de no obedecerle ese poder central, estaría violando la Constitución.

¡Todavía estamos a tiempo!

Julio González Villa

Doctor en Derecho U. Externado de Colombia; Abogado UPB; Magíster Administración de EAFIT; Especialista Derecho Ambiental U. Externado y Derecho Administrativo y Comercial.

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