La Montaña Gris celebrará junto a la Filarmónica de El Santuario sus 15 años de trayectoria. La celebración será mañana en el Teatro Matacandelas a las 8:00 p.m.
Sentado en una mesa del Café Teatro del Teatro Pablo Tobón Uribe, el músico antioqueño Pablo Villegas se lamenta de que los seres humanos hayamos puesto a la imaginación en un segundo plano.
“La imaginación queda por fuera de la realidad y se la asignan a los niños. Si usted cree en el Niño Dios cuando tiene 5 años los papás son felices. Pero si usted tiene 20 y cree en el Niño Dios lo toman por estúpido. Le quitan la imaginación y la imaginación es la esencia humana”, afirma luego de beber un vaso de agua.
En ello, según él, tienen que ver la ciencia y la razón, las cuales “han resuelto todo por los cinco sentidos, quedando por fuera el mundo de la imaginación”.
“Los seres humanos tenemos cinco sentidos. Pero yo creo que hay algo que va más allá y es el lenguaje. Es decir, el lenguaje es una realidad y la realidad no sólo está en los cinco sentidos, sino que está en el lenguaje. Don Quijote existe, Macondo existe ¿En dónde? En el lenguaje y en la imaginación”, explica con paciencia, como si estuviera en un salón de clases repleto de estudiantes, aunque frente a él solo hay un periodista preguntón que lo escucha atento.
Por fortuna, existe un universo mágico donde las hadas, los duendes, los elfos y otros seres mitológicos pueden moverse a sus anchas. Se llama La Montaña Gris y hace quince años fue creado por el mismo Pablo con la excusa de que la imaginación y la fantasía, ambas relegadas por la razón, tuvieran allí el espacio que merecían.
Además de ser una tierra de ensueño, La Montaña Gris es una agrupación de música celta conformada en Medellín el 18 de agosto de 2001 por Pablo Villegas, Sara Zapata, Diego Gómez y Fernando Ospina, quienes se pusieron el loable y arriesgado propósito de difundir el folclore del norte de Europa en esta ciudad de montañas imponentes y calles azarosas.
“Lo que quería hacer en mi vida era música que invitara a imaginar mundos. De ahí viene el concepto de lo que sería La Montaña Gris, que es el lugar donde habita la fantasía”, afirma Pablo, quien se declara admirador de la música antigua, la mitología celta y los libros de Michael Ende.
Antes de dar este paso, tomó clases de violín con el maestro Gonzalo Ospina, director asistente de la Orquesta Filarmónica de Medellín, e hizo parte de la Orquesta Sinfónica Juvenil de Antioquia. Aunque estaba más que convencido de que su camino sería el de la música, empezó a estudiar psicología en la Universidad de Antioquia porque quería aprender a “leer al ser humano”.
Sin embargo, en las aulas de la U.de.A. se dio cuenta de que lo suyo no era estar en un hospital escuchando a un paciente, sino andar por la vida expresándose con un violín. Por eso, durante su práctica profesional en el municipio de El Carmen de Viboral, conoció a una pareja de esposos que querían hacer música celta y se les unió con su violín. Pero lo de ellos era más un pasatiempo y él tenía otro plan en mente: crear un grupo que despertara la imaginación en quienes lo escucharan.
“Cuando comencé con esta pareja yo encontré un método de música celta y empecé a estudiar las canciones. Cuando las tocábamos la gente salía con un montón de historias, que se imaginaban un bosque, un castillo, las hadas o el Medioevo y yo me dije que esta música abría la imaginación”, comenta Pablo, quien tras separarse de la pareja decidió formar La Montaña Gris por pura “pasión, diversión y juego”.
La pasión de aquellos días sigue intacta y hoy La Montaña Gris no sólo cuenta con cuatro producciones discográficas – Canto primio (2004), El regazo de la caramañola (2006), Alboroque irlandés (2010) y Metaparáforas (2012) –, sino también con varias giras por Sudamérica y un público fiel que se emociona con canciones evocadoras y fantasiosas como “El Lamento de las Hadas”, “Romance del Hada y el Caballero” o “La bailarina italiana”.
Impresionado por semejante trayectoria, el periodista le pregunta a Pablo cómo ha sido recibida la propuesta de La Montaña Gris en Medellín, ciudad tropical, tanguera y rockera donde para algunas personas la música celta es tan exótica como el caviar. Pablo vuelve a tomar agua y acto seguido responde que esta música “tiene una ventaja gigante frente a muchas músicas y es que no tiene edad, ni estrato social”. “Es una música que está en la esencia del ser humano. El folclor es muy esencial y casi no pelea con los gustos”, agrega.
Razones tiene para decir estas palabras, ya que durante los conciertos que ha hecho La Montaña Gris en teatros, universidades, centros culturales, bares y hasta matrimonios, la gente baila, canta o siente que está caminando en un bosque poblado por hadas y duendes.
Esta mágica experiencia, aderezada con los trajes medievales que lucen Pablo y compañía, ha creado una unión entre el grupo y su público que 15 años después es difícil romper. “Hemos tenido la fortuna de que a la gente le gusta lo que hacemos y es rico hacer música que dialogue con la gente”.
Además de ello, La Montaña Gris ha superado la prueba del tiempo debido a la creatividad de sus integrantes al momento de buscar otras alternativas que les permita vivir de su música. En vez de masivos festivales, prefieren presentarse en escenarios más íntimos donde los asistentes puedan escucharlos con atención y deleite. Pablo también ha gestionado proyectos pedagógicos con instituciones educativas que además de divulgar la música celta, proponen nuevas formas de sentir el mundo. Las redes sociales también han contribuido a mantener vigente al grupo y que más personas se unan a su apuesta por la imaginación y la fantasía.
“Si uno necesita vivir de la música tiene que pensar otras estrategias y eso es lo que yo he buscado. Todo se trata de auto gestión y de buscar otras alternativas”, afirma Pablo muy seguro de sí mismo.
En 15 años han pasado muchas cosas y el mundo ha dado todo tipo de vueltas. La Montaña Gris no ha sido ajena a ello y hoy puede darse el lujo de haber recorrido un continente con su fantasiosa música. A lo largo del tiempo han vivido todo tipo de historias y se han ganado el aprecio de amigos y seguidores, quienes valoran su autenticidad y perseverancia. Para Pablo el grupo es su vida, un sueño hecho realidad y al que se han unido otros soñadores, como Juan David Estrada y Luisa García.
15 años no se cumplen todos los días y por eso La Montaña Gris los celebrará por todo lo alto. La cita será mañana desde las 8:00 p.m. en el Teatro Matacandelas, donde junto a la Filarmónica de El Santuario, dirigida por el maestro Alejandro Vásquez Mejía, realizará el concierto Paseo Sinfónico, un espectáculo que unirá “a la fantasía y la mitología con el mundo sinfónico”.
Quienes quieran unirse a este Paseo escucharán las canciones que hicieron célebre a La Montaña Gris de forma “más emocional y visceral”, ya que estas serán interpretadas en formato sinfónico. Pero también se encontrarán con un grupo dispuesto a emprender nuevas búsquedas sonoras y a darlo todo por la música.
“Es un gran logro porque el Paseo Sinfónico me graduará como músico. Algún día dije que eso era imposible de hacer, cuando era niño y veía una orquesta sinfónica me preguntaba cómo componían ese tipo de música. Pero luego lo estudié tanto que ahora lo entiendo. Con el Paseo Sinfónico demostraremos qué es La Montaña Gris y también jugaremos con muchos colores con los que nunca habíamos jugado a nivel orquestal”, detalla Pablo.
Antes de concluir la entrevista, Pablo revela que después de apagar las velas y bailar el vals se tomará una pausa para “estudiar”. “Siento que ya llegué a un punto donde logré muchos sueños, pero ahora necesito parar y llenar de contenido literario y visual a La Montaña Gris”.
La pausa será activa, ya que también aprovechará el tiempo para “cambiar la página web, los vestuarios, el concepto del grupo, la orquestación y los instrumentos” con el único fin de darse otros aires y llegar a nuevos horizontes, como Estados Unidos y Europa.
“La Montaña Gris es el centro de mi vida. Lo que hace que yo no me quiera ir de este mundo es La Montaña Gris, porque es ese universo de la fantasía y la música que quiero crear”, concluye.