La Semana Santa este año en Colombia fue, literalmente, una cruz para el turismo, no solo por la crisis de las aerolíneas de bajo costo, sino por una serie de factores atribuibles a decisiones irresponsables del Gobierno Petro.
Sumado al crecimiento imparable de la inflación en todos los rincones del territorio, con cifras que ubican al país como el cuarto con mayor encarecimiento del costo de vida en la región -superado solo por Argentina, Venezuela y Cuba-, el turismo experimentó uno de los peores registros de los últimos tiempos por cuenta de la eliminación de los alivios tributarios para el sector, que se habían adoptado en el Gobierno Duque para reactivar la economía. El IVA del 19% en los tiquetes aéreos, el IVA en los hoteles, el incremento del costo del combustible y las inseguridad en la carreteras, fueron algunas de las razones que afectaron esta temporada.
Las cifras de afectación del turismo en San Andrés, prueban la debacle: (i) Ocupación hotelera por debajo del 30%; (ii) pérdidas en la hotelería en lo que va de este año que superan los $450 mil millones, de acuerdo con datos de Cotelco. De esta cifra, $50 mil millones corresponden a Semana Santa; (iii) por concepto de la tarjeta de turismo que se debe comprar para ingresar a la Isla y que tiene un valor de $120 mil por viajero, se dejaron de percibir $80 mil millones; (iv) en un día llegaron a la isla 17 vuelos (ida y vuelta) y hace un año arribaron 45 diarios; el año pasado llegaban diariamente 34 vuelos nacionales e internacionales, y ahora solo lo hacen entre 8 y 9.
De ahí, los numerosos reclamos desde todos los sectores de la economía y de opinión. Uno de quienes protestaron con especial ahínco fue el reconocido escritor y periodista Gustavo Álvarez Gardeazabal, quien denunció haber sido objeto de toda clase de ataques por parte de las “bodegas petristas” en Twitter, y que en respuesta a los agravios vaticinó que: “Petro pasará a la historia por acabar con San Andrés y las ilusiones de todo el populacho”.
Hoy, lo que sí es cierto, es que en tan solo ocho meses de Gobierno, la Petrotusa se está convirtiendo en un nuevo sentimiento popular, mientras la favorabilidad de su gestión es tan solo del 34% según la encuesta Opinómetro de Datextco del mes de marzo. Hasta alias “Timochenko”, quien se refiere Petro como “el compañero”, no pudo contener más su frustración, y en un acto público celebrado en la Universidad Javeriana, el 24 de marzo, expresó: “Yo me sentía más seguro en el gobierno de Duque que en este, porque los otros (grupos armados) están muy envalentonados. Los grupos que se abrieron están tratando de ganar legitimidad diciendo que este acuerdo de paz fracasó. Quieren ganar legitimidad así y por eso las amenazas”.
Que lo diga un personaje tan a afín, en todos los sentidos, a Petro como Timochenko, no es solo anecdótico, sino evidencia, de que el Gobierno de Petro ni siquiera es útil para gobernar en favor de los que lo llevaron al poder.
Posdata. A propósito, en el debate de control político al Comisionado para la Paz, Danilo Rueda, promovido en la Comisión Segunda del Senado de la República, por los Congresistas Iván Cepeda, Gloria Flórez y Jahel Quiroga, celebrado el 18 de abril, quedó en evidencia, de nuevo, que la improvisación y la mala gestión campean rampantes por la Casa de Nariño y los Despachos de sus más altos funcionarios.
En una exposición sosa y retórica, el Comisionado de Petro, responsable de su política más emblemática (la Paz Total), expuso ante el legislativo los pobrísimos avances en la implementación de lo acordado entre Santos y las FARC, en este Gobierno; paradójicamente, lo que mostró como logros más significativos, responde a decisiones y gestiones del Gobierno Duque.
Reiteró que no hay recursos para reparar a las víctimas, pero peor aún, no aludió a iniciativa alguna para solventar la supuesta ausencia de recursos, ni al deber que le asiste de exigirle a las FARC la entrega de la totalidad de los bienes inventariados desde 2017, y que solo alcanzó el 5% a la fecha del vencimiento del plazo establecido para la entrega (diciembre de 2021); se limitó a lamentar los asesinatos de exintegrantes de las FARC por parte, principalmente, de las que denomina disidencias y a reconocer que va a ser imposible cumplir con siquiera un decoroso porcentaje de compra y entrega de tierras como lo prometió Petro, pues de los 3 millones de hectáreas prometidas, solo se han entregado 7.000.
El 25 de abril continuará el citado debate, en el que ahondaré en las deficiencias de la implementación y reiteraré mis preocupaciones e inconformidad con el fortalecimiento de las estructuras criminales durante la gestión de Petro, el deterioro de la seguridad en todo el país, el crecimiento exponencial de los cultivos ilícitos, y los incumplimientos de las FARC.
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