“No todos los errores son causados por negligencia y, ya que lamentablemente como sociedad y como gremio nos enfrentamos a una tendencia criminal que yo me atrevo a llamar linchamiento mediático, provocado por el uso irresponsable de las redes sociales que ahora fungen como otrora los tribunales de la inquisición, desconociendo que los jueces naturales están en los juzgados y los tribunales, no en estos espacios, es necesario que hagamos claridad sobre este tema.”
Con el paso de los años la ciencia médica se ha enfrentado a un cambio dramático de los principios que rigen la relación médico-paciente: hemos pasado de una relación paternalista en donde el paciente aceptaba los manejos médicos porque le tocaba, a una relación en la cual se respeta su autonomía al momento de decidir si acepta o no una conducta médica.
Este cambio de paradigma en la atención médica, sumado a la avalancha de información mal estructurada (y muchas veces pseudocientífica que se encuentra en redes sociales y en portales de internet de dudosa seriedad) han desembocado en una crisis de credibilidad hacia los médicos. Ahora los pacientes llegan exigiendo tratamientos que previamente han averiguado en internet o en cadenas de WhatsApp, sin tener claridad de las consecuencias o la pertinencia de los mismos.
Pero, más allá de entrar en una discusión de nunca acabar y buscar culpables, esté artículo tiene como objeto hacer claridad sobre el término negligencia médica, ya que se ha vuelto viral a la hora de hablar de un presunto error médico que conlleva a una afectación en un paciente. Con frecuencia escuchamos o leemos medios de comunicación que usan mal este término, porque incluyen en esta misma categoría todos los casos de presuntos errores en la práctica médica. No todos los errores son causados por negligencia y, ya que lamentablemente como sociedad y como gremio nos enfrentamos a una tendencia criminal que yo me atrevo a llamar linchamiento mediático, provocado por el uso irresponsable de las redes sociales que ahora fungen como otrora los tribunales de la inquisición, desconociendo que los jueces naturales están en los juzgados y los tribunales, no en estos espacios, es necesario hacer claridad sobre este tema.
La responsabilidad médica, desde el punto de vista jurídico, se puede acreditar sólo cuando existen cuatro condiciones: 1. Debe haber un hecho, es decir, debe existir una conducta que conlleva a un daño; 2. Debe acreditarse un daño, esto es, que el hecho lesivo genere una afectación real y demostrable; 3. Debe existir un nexo de causalidad, de modo que haya una relación entre el hecho inicial y el daño final, es decir, es la forma de atribuir que el hecho alegado realmente provocó el daño demostrado y que no es producto de un hecho diferente y 4. Se debe demostrar la culpa del médico.
En este último punto es donde entra la negligencia como una de cuatro causales de la culpa, las cuales son: 1. La imprudencia, esto es que el hecho causal haya sido realizado sin guardar el deber objetivo de cuidado. En otras palabras, cuando un médico actúa descuidadamente y esto provoca un daño; 2. Cuando el médico actúa bajo impericia, esto ocurre cuando un médico que carece de experiencia o de experticia en un área específica, hace algo que conlleva a un daño. Por ejemplo: cuando un médico general se atreve a hacer un procedimiento estético sin ser cirujano plástico; 3. Cuando el médico actúa bajo la inobservancia de un reglamento, esto puede pasar cuando el médico se aleja injustificadamente de los protocolos o de las técnicas para hacer su trabajo, verbigracia, cuando un médico hace una reanimación a un paciente sin seguir los pasos establecidos en el protocolo de reanimación y, aunque le logra salvar la vida, el paciente queda con secuelas neurológicas irreversibles por esa mala práctica. Y por último 4. Cuando un médico actúa con negligencia, esto ocurre cuando deliberadamente el médico deja de hacer algo que debería hacer. Es lo contrario a actuar con diligencia.
La negligencia médica es una conducta clínica que hace referencia a un hecho pasivo, o como diríamos los juristas, un hecho omisivo. Se trata de no hacer algo que era necesario hacer como parte del manejo de un paciente, con la consecuente lesión de un bien jurídicamente tutelado como lo es la salud, la integridad física, la vida o la dignidad humana.
No todos los errores médicos son atribuibles a la negligencia como causal de culpa. Por aún, en muchos casos que son anunciados como tal, ni siquiera son realmente errores médicos, ya que frecuentemente son causados por inconvenientes administrativos o burocráticos de un sistema de salud que parece sufrir un síndrome de torpeza crónica, a juzgar por los procesos que en vez de facilitar al paciente y a los médicos (y demás profesionales) la gestión de la salud, parecen estar hechos para crear barreras infranqueables. Toda esta agua sucia, desafortunadamente, termina cayendo en la cabeza de los médicos y los demás profesionales de la salud con el consecuente linchamiento mediático. Son los jueces, no los medios de comunicación ni mucho menos las redes sociales, los encargados de administrar justicia. Debemos respetar el debido proceso de todos, incluyendo el de los médicos y demás profesionales de la salud.
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