“El ex teniente coronel golpista Hugo Chávez ganó ayer la presidencia de Venezuela al imponerse con una ventaja de 16,53 puntos al independiente de centroderecha Henrique Salas en las elecciones más importantes de la historia contemporánea de Venezuela.”
–Diario el País de España
Así titulaban la mayoría de los periódicos de la época; en Venezuela la alegría y esperanza en el nuevo caudillo se expandía por las calles de todas las ciudades del vecino país en especial en la clase media, se auguraba un cambio, pero lamentablemente no el que ellos esperaban.
En el año 1999 Chávez iniciaba su gobierno socialista con ingresos per cápita de 4.122 dólares y un sector empresarial que contaba con aproximadamente 830.000 empresas en funcionamiento. Luego de sus políticas económicas, las cuales contaban con una economía basada en el petróleo, expropiaciones a la iniciativa privada, mayor intervención del Estado, control de precios y una contracción en el flujo de divisas hacia la economía, el resultado fue la catástrofe económica y crisis humanitaria que vive el vecino país, donde los ciudadanos no cuentan ni con los recursos básicos para sobrevivir. Al año 2017 han desaparecido más de 500.000 iniciativas privadas y solo 250.000 están funcionando, las calles de nuestro hermano país sufren de delincuencia, hambruna y una dictadura opresora. En comparación, Colombia según cifras del 2017, cuenta con más de 2’000.000 de iniciativas privadas y en este mismo año se crearon 323.265 empresas. Adicionalmente el 74,6% de las nuevas unidades económicas se concentraron en cinco sectores: comercio, alojamiento y servicios de comida, industria manufacturera, actividades profesionales, científicas, técnicas y de construcción.
Las iniciativas privadas son un eje fundamental para el desarrollo social y económico de Colombia; la sociedad Colombia tiene el enorme reto de buscar el crecimiento y la estabilidad de las iniciativas privadas en pro de mejorar las condiciones de todos los ciudadanos, el fortalecimiento de la democracia y el poder de todos. La iniciativa privada también es una forma de poder con la que contamos los ciudadanos de a pie para contrarrestar los poderes del Estado y tener mayor incidencia en el desarrollo político, humano y económico de nuestro país.
Por último, si contamos con la libertad de desarrollar nuestras iniciativas privadas sin el intervencionismo del Estado, con política regulatorias que permitan estabilidad, eficiencia y confianza lograremos fortalecer la democracia y evitar cualquier ideología totalitaria que desee tomarse el poder de nuestro país, así podremos reducir las posibilidades de sufrir una crisis como la que hoy sufre Venezuela.