Estamos en un mundo lleno de posibilidades pero también limitaciones, donde ocurren millones de cosas cada día y solo una pequeña fracción depende de nosotros. Te invito a que reflexionemos juntos cómo a lo largo de la historia, filósofos y pensadores han ofrecido respuestas a esta molesta pero necesaria temática.
“Ya sabemos que lo perfecto es enemigo de lo posible, pero eso no quita que a partir de lo posible hagamos maravillas” Martin a sus compañeros de trabajo, octubre de 2021, Rosario, Argentina.
La inflación, los bajos salarios, las separaciones, los robos y otras situaciones similares son experiencias que pueden generar malestar, y aunque lo intentemos prevenir, no es una garantía que dejen de ocurrir. Por tanto, si algo de esto te resulta familiar, no te preocupes, es más común de lo que parece.
Según el psicólogo Fabrizio Pomponii, esta reacción es natural y se debe a diversas razones: a veces creemos tener la culpa y responsabilidad de todo lo que pasa a nuestro alrededor debido a la búsqueda incansable del sentido de las cosas; queremos evitar la incertidumbre, las presiones sociales, el proceso de la construcción de nuestra identidad o, simplemente, deseamos sentirnos fuertes ante eventos negativos. El deseo de control viene con el combo de ser humanos.
Entonces, ¿qué acciones podemos emprender frente a este contexto?
El estoicismo, una corriente filosófica que se originó en la antigua Grecia hace más de 2000 años, ofrece una perspectiva interesante. Su premisa simple pero poderosa nos invita a comprender que no podemos controlarlo todo, ya sea por razones naturales y/o porque simplemente no somos las personas indicadas para hacerlo.
Por medio de la aceptación, podemos centrarnos en lo que sí está a nuestro alcance y tomar medidas positivas para lograr nuestros objetivos. Es importante destacar que aceptar no significa estar de acuerdo o conformarse, sino más bien entender que las cosas son como son, encontrando así una paz interior en ese conocimiento.
Aunque las enseñanzas estoicas surgieron en una época donde se reflexionaba especialmente sobre eventos como guerras y sus consecuencias, hoy en día encontramos numerosos ejemplos en los que podemos aplicar esta filosofía. Como el abandono de un padre hacia un hijo que puede ser una situación dolorosa y difícil de asimilar. Sin embargo, al entender que esta es una realidad y que va más allá de lo que queremos o creemos correcto, podemos comenzar el proceso de sanación y, eventualmente, buscar soluciones.
El estoicismo ha dejado una huella profunda hasta nuestros tiempos, influyendo en libros de autoayuda, aspectos de la ética y la psicología moderna. Nos invita a entender y aceptar nuestra realidad tal cual es, tomando así decisiones fundamentadas, en lugar de luchar o resignarnos a lo que no podemos cambiar, agrega el Licenciado en Filosofía, Marcelo Valentín.
El caso de Viktor Frankl
Otro ejemplo que podemos dar es el del psiquiatra y neurólogo, Viktor Frankl (entrevista en argentina), sobreviviente del Holocausto, quien también ofreció una perspectiva poderosa sobre la importancia de la elección en situaciones difíciles. En su obra «El hombre en busca de sentido», comparte cómo sufrió y experimentó situaciones extremadamente inhumanas en campos de concentración nazis. Excepto su hermana, perdió a toda su familia por medio de las cámaras de gas.
En medio de esta pesadilla, un día desnudo y solo en una pequeña habitación, descubrió lo que llamó «la libertad última»: la capacidad de elegir su respuesta ante esta circunstancia, una libertad que los nazis no podían quitarle. Ellos tenían el control de todo su ambiente, podían hacer lo que quisieran con su cuerpo pero él, en su interior, tenía el dominio de decidir hasta qué punto le afectaría. A través de ejercicios mentales y emocionales, proyectó en su mente un futuro mejor y se convirtió en un ejemplo para otros prisioneros.
En las circunstancias más degradantes, Frankl demostró que, entre el estímulo y la respuesta, reside un poder que somos completamente dueños: la libertad interior. Esto resuena con la idea Estoica de que, aunque no controlamos todo lo que nos sucede, sí controlamos cómo respondemos.
La importancia de nuestras relaciones. Cuidar, en tiempos de soltar.
Somos una sociedad que se caracteriza por la constante búsqueda de la gratificación instantánea. El psiquiatra y psicoterapeuta, Lucas Rapall, señala que en estos tiempos de relaciones volátiles y la necesidad de respuestas inmediatas, cuidar nuestras relaciones y comprometernos con ellas, se convirtió en un acto revolucionario.
Vivimos en una época donde la tecnología cambió radicalmente la forma de relacionarnos; y en que el sentimiento de la espera y la frustración son cada vez menos toleradas, lo que nos lleva a cansarnos rápidamente de las cosas y buscar constantemente algo nuevo como los objetos.
En este contexto, Rapall remarca la importancia de cuidar, de invertir tiempo y energía en nuestras relaciones y responsabilidades. Nos invita a reflexionar sobre el valor de lo que realmente importa, ya que las cosas que valen la pena siempre requieren más esfuerzo.
Somos arquitectos y dueños de nuestra propia narrativa. Cada interacción, cada elección, cada pequeño acto de cuidado y dedicación, es un regalo que damos para la construcción de nuestra vida. Es natural sentirnos mal por situaciones que no podemos cambiar, pero lo importante radica en qué hacemos ante lo que está en nuestras manos. Como dice un antiguo Proverbio Indio, “todo lo que no se da, se pierde». Entonces, vos: ¿qué estás dispuesto/a a dar? Y, sobre todo, ¿qué estás dispuesto/a a dejar ir?
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