La indignación selectiva de Petro

La reciente declaraciones del presidente Petro en contra del trato que reciben los deportados colombianos en Estados Unidos han generado un gran revuelo en el país, hasta el punto de que estuvo en riesgo las relaciones económicas con el país americano. Sin embargo, es importante recordar que ingresar a ese país de manera irregular es considerado un delito y, por lo tanto, el trato que reciben los deportados es similar al de cualquier otro preso.

Pero lo que resulta más indignante es que en Colombia, la dignidad no se aplica de manera universal. Las personas privadas de la libertad en nuestro país reciben comida en mal estado, viven en condiciones de hacinamiento y sin acceso a servicios básicos como la salud y la educación. La corrupción y la extorsión son moneda corriente en nuestros centros penitenciarios.

En cuanto a la salud, la situación es igualmente indignante. Los adultos mayores y las personas con enfermedades crónicas deben esperar meses para recibir atención médica, y en muchos casos, no reciben la atención que necesitan. Las urgencias están saturadas, y las personas deben esperar horas para recibir atención.

Pero la indignación del presidente no se extiende a los desplazados de Catatumbo, que están viviendo en condiciones de miseria y abandono. No se extiende a los líderes sociales que son asesinados en nuestro país. No se extiende a los niños y niñas que mueren de hambre en la Guajira y en otros territorios vulnerables.

La hipocresía de la política colombiana es evidente. La indignación selectiva del presidente es un ejemplo de cómo la política se utiliza para manipular la opinión pública y distraer la atención de los problemas reales que enfrenta nuestro país. ¿Cómo podemos exigir respeto para nuestros connacionales en el exterior si no somos capaces de garantizarlo en nuestro propio territorio?

La controversia por las deportaciones nos ha brindado una oportunidad única para reflexionar sobre nuestros valores y prioridades como sociedad. Algunos colombianos están cansados de dejar de las divisiones y los discursos polarizantes. Debemos centrarnos en lo que realmente importa: el bienestar de todos los colombianos. Exigir el respeto para nuestros compatriotas en el exterior es fundamental, pero también debemos exigirnos a nosotros mismos ser mejores ciudadanos y solicitar al Gobierno Nacional actual políticas públicas que garanticen la dignidad y los derechos de todos.

César Augusto Bedoya Muñoz

Comunicador Social y Periodista de la Universidad Pontificia Bolivariana. Especialista en Gerencia de Mercadeo de la UPB. Mis pasiones para escribir y dialogar la política, la sociedad, la cultura y el servicio al cliente. Cuenta X: @cesar_bedoya.

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