En el marco de todos los acontecimientos polémicos que han ocurrido en la política últimamente, me gustaría plantear el siguiente análisis: hoy en día todo el mundo habla de política, pero realmente, ¿cuántos están bien informados sobre el tema y con capacidad de crear buenos argumentos que favorezcan el desarrollo de un debate político constructivo? ¿cuánto impacto genera la percepción que tiene la sociedad de la política y la degradación del debate?
Todos sabemos la importancia de la sociedad en el desarrollo de un país, por lo tanto, la moral de la sociedad es un elemento completamente determinante para el avance. Esta moral de la sociedad es definida por la manera de pensar de cada individuo. Si muchos individuos piensan de forma retrógrada, contribuirán a que la sociedad sea de la misma manera y no logre avanzar, pero si los individuos deciden dejar el odio hacia lo diferente y darle paso al crecimiento, ese pensamiento se esparcirá en la sociedad y ésta avanzará. Lo preocupante es que la moral social colombiana está sumida en polarización, pesimismo e intolerancia; y a todo eso sumémosle la desinformación resultante de una cultura que no promueve la búsqueda de información a través de la lectura. El resultado es como una mezcla tóxica, un debate político intolerante, radical y carente de información.
Los políticos no son muy diferentes de esta realidad, como buenos representantes del pueblo, son pocos los que manejan un debate académico con argumentos bien sustentados y este es un factor que le da vigor a la problemática.
Quiero resaltar la importancia del problema, invitándolos a imaginar una utopía. ¿Cómo sería Colombia si en la sociedad existiese un buen debate político bien argumentado y constructivo? Se desarrollaría mejor el libre pensamiento, se enriquecería la diversidad ideológica, no habría polarización porque no se establecerían posiciones radicales, los políticos se verían obligados a mejorar su calidad de dirigentes para estar a la altura de un pueblo poderoso, todos los ciudadanos tendrían la capacidad de analizar las situaciones de forma objetiva, y en ese orden de ideas, se cambiaría trascendentalmente la forma de votar de los colombianos.
Sin embargo, erradicar del todo este problema es algo idealista e imposible. Sólo pretendo crear conciencia de su magnitud y de la afectación negativa que está generando en la sociedad. Si todos pusiéramos un poco de esfuerzo por mejorar e incentiváramos a los demás a hacerlo, haríamos un gran cambio.
Con las elecciones presidenciales cerca, los animo a que no radicalicen sus posiciones, analicen de manera fría y objetiva los debates, investiguen los antecedentes políticos de los pre-candidatos y presten especial atención a las propuestas que estén orientadas al mejoramiento de la sociedad. Soy una fiel creyente del poder de la sociedad y de cada ciudadano, y pienso que podemos cambiar la percepción de los problemas y solucionarlos mejor si nos convertimos en una sociedad de mentalidad desarrollada.