“Vivimos en una sociedad profundamente dependiente de la ciencia y la tecnología y en la que casi nadie sabe nada de estos temas. Ello constituye una fórmula segura para el desastre. Carl Sagan (1934-1996) Astrónomo estadounidense.”
¿Aprender o Ser Reemplazado?
Hace unos años, cuando veíamos películas de ciencia ficción, la idea de que las máquinas pudieran reemplazarnos parecía lejana. Hoy, la inteligencia artificial (IA) no solo es una realidad, sino que avanza a un ritmo tan acelerado que muchos trabajadores sienten la presión de adaptarse o quedar obsoletos.
Algunos expertos argumentan que la IA no viene a reemplazar a nadie directamente, pero sí a transformar la forma en que trabajamos. En otras palabras, si no aprendemos a integrarla en nuestras actividades diarias, podríamos ser desplazados por aquellos que sí la dominan. La diferencia es clara: muchas tareas que antes tomaban meses de investigación o incluso programación, ahora pueden resolverse en cuestión de minutos con las herramientas adecuadas.
Para las empresas, la IA representa una oportunidad de mejorar la eficiencia y rentabilidad. Se ha convertido en un “asesor invisible”, integrado en la cultura corporativa. Frases como «¿Por qué no pruebas con ChatGPT?» se han vuelto comunes en equipos de trabajo. Y aunque estos modelos todavía pueden cometer errores, sus respuestas son rápidas y, en muchos casos, suficientemente precisas como para reemplazar tareas humanas. Esto abre una gran interrogante: si la IA está facilitando y optimizando procesos, ¿qué pasará con los empleos que antes eran indispensables?
¿Aprendizaje o Supervivencia?
La evolución de la inteligencia artificial ha redefinido profesiones y ha generado nuevas exigencias para los trabajadores. Campos como el análisis de datos, la ciencia de datos y el machine learning han crecido exponencialmente, mientras que muchas funciones tradicionales están desapareciendo o volviéndose obsoletas. La velocidad de actualización de estas tecnologías es tan alta que lo que hoy es una ventaja competitiva, mañana podría quedar en el pasado.
El debate no es solo si la IA reemplazará ciertos puestos, sino cómo impacta a quienes compiten por esos trabajos. Un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) señala que cerca del 36% de los empleos en América Latina podrían ser automatizados en los próximos 15 años. En Colombia, sectores como la banca, la manufactura y el servicio al cliente están en la mira.
Esto ha generado una competencia feroz: profesionales con años de experiencia están siendo desplazados por jóvenes que, con modelos eficientes de IA, logran optimizar tiempos y generar resultados más rápidos. La era de la inmediatez premia a quienes saben utilizar la tecnología y relega a quienes aún dependen de métodos tradicionales.
¿Hasta Dónde Llegaremos?
Más allá de la incertidumbre laboral, surge otra preocupación: nuestra creciente dependencia de la inteligencia artificial. Si confiamos demasiado en estos sistemas, ¿estamos realmente aprendiendo o solo ejecutando instrucciones?
Algunos expertos advierten que podríamos estar en riesgo de perder habilidades esenciales. Si la IA responde nuestras dudas, soluciona problemas y optimiza procesos, ¿qué pasará con nuestra capacidad de análisis, creatividad y pensamiento crítico? Hoy, la IA solo carece de un cuerpo físico, pero muchos se preguntan si, en realidad, nosotros somos el cuerpo y ella el verdadero cerebro.
Este no es un llamado al pánico ni una postura en contra de la tecnología, sino una invitación a reflexionar sobre cómo la estamos usando. Es necesario que los ministerios de Trabajo, Salud y Educación impulsen estrategias que promuevan un uso responsable y equilibrado de la IA. Para los estudiantes y futuros profesionales, el reto es claro: aprender a aprender, desarrollar habilidades que no puedan ser automatizadas y enfocarse en lo que nos hace irremplazables como seres humanos.
Para los empleadores, la responsabilidad radica en capacitar a sus trabajadores sin convertir la automatización en una excusa para reducir plazas laborales indiscriminadamente. En un país como Colombia, donde la brecha de desigualdad ya es profunda, una mala gestión de esta transformación podría traducirse en más desempleo y mayor concentración de riqueza en unos pocos.
Si no controlamos estratégicamente esta evolución, corremos el riesgo de crear una generación poco preparada, dependiente de la tecnología y con menos oportunidades laborales. La IA es una herramienta poderosa, pero sigue siendo eso: una herramienta. La clave está en saber utilizarla sin perder lo que nos hace humanos.
Excelente artículo no solo nos muestra una realidad que está permeando nuestras vida no solo en el en el área laboral si no en general, creo que nos lleva a interrogarnos sobre nuestro proyectos de vida Te felicito Jean.
Excelente artículo no solo nos muestra una realidad que está permeando nuestras vida no solo en el en el área laboral si no en general, creo que nos lleva a interrogarnos sobre nuestro proyectos de vida Te felicito Jean.