“La vocación religiosa de Mario Restrepo Botero tensiona con una vocación literaria donde predomina un pensamiento abierto a los contextos; el de las obras, el de la Historia y el suyo”.
La aventura es una verdad poética a la que acude Mario Restrepo Botero. El procedimiento ficcional de don Mario para emprender el viaje hacia la literatura deja en evidencia que, así como la verdad no puede desprenderse de la narración para manifestarse, la aventura tampoco abandona la narrativa, pues, la necesita para mostrarse autónoma en su propia verdad.
La aventura literaria es un libro fragmentado en seis tomos, pero también es una proyección en el espacio y el tiempo posible en la imaginación de su autor: un “tiempo robado” a lo cotidiano, como diría Georg Simmel. Esto significa que, como aventura, irrumpe y trasciende la corriente rutinaria para narrar lo verídico y, en esa misma condición aventurera, hay una relación con el amor, en este caso hacia la literatura.
Don Mario ha explorado una forma narrativa lúdica para recorrer el canon, los clásicos y otros textos literarios no tan reconocidos, pero no menos importantes. Su trabajo arqueológico es también un viaje que supera el mero ejercicio de erudición literaria. Como profesor, escritor y sacerdote salesiano el autor no se limita a un compendio enciclopédico. Su pensamiento creativo interviene en su formación literaria para componer una obra que, bajo la influencia de la ficción, presenta el criterio reflexivo, riguroso y sensible de un grupo de lectores que se sostienen en la amistad para emprender el camino hacia el encuentro con grandes autores alrededor del mundo. Con su trayectoria, estos viajeros manifiestan la inquietud del pensamiento que necesita de una comunidad para mostrar su vitalidad y sus singularidades en su entorno, esto es, en la relación del pasado con el presente.
En este procedimiento ficcional, la imaginación de don Mario circunda con lo poético al presentarnos las obras como una sucesión de imágenes provistas de un sentido que las reúne como fragmentos. En cada fragmento, los autores se materializan en la inmortalidad que les ha otorgado su obra para presentarse como sujetos de su grandeza y de su vulnerabilidad. En este sentido, la escritura de don Mario hace del recorrido por la literatura universal la construcción de su propia constelación. Es decir, la reunión de los autores con sus personajes u obras lo involucra a él como un interlocutor contemporáneo que hace emerger las ideas de los argumentos y las anécdotas.
La vocación religiosa de Mario Restrepo Botero tensiona con una vocación literaria donde predomina un pensamiento abierto a los contextos; el de las obras, el de la Historia y el suyo. Un pensamiento que reconoce la importancia de los otros para pensar las posibilidades en las que se manifiesta la aventura del mundo.
El Padre Mario, en su aventura literaria le hace viajar por las diferentes obras y realmente viajar y meterse en ese mundo, de las obras majestuosas que han existido. Mi eterna admiración por esa pasión y darnos el placer de poder tener dichos libros y se convierten en tesoros.