Retomar con más frecuencia las columnas de cine nacional y alternativo, sobre todo para llevar reseñas de calidad, y sobre todo posicionando las temáticas que se salgan del común denominador de las narrativas ya tradicionales -y que parecen empoderadas desde el Ejecutivo Nacional-, sino que dejen un valor agregado para los públicos, no solamente justificando desde la calidad cinematográfica, sino justificando tanto los sendos recursos públicos invertidos en ella, como el tiempo y dinero invertido por los espectadores para ir a una sala de cine tradicional a ver una película, e incluso presenciar un conversatorio con los autores. Minotauro, sin duda alguna fue la mejor elección para pasar la tarde del pasado 1 de junio, y una de esas joyas que nos hacen tener un contacto realmente cercano a todo lo que somos, a través de una historia de un ciudadano común, que se convierte en un privado de la libertad, sin contestar el enigma que es su vida, sus comportamientos y conflictos, cómo refleja todo lo que somos.
FICHA TÉCNICA (Cortesía Proimágenes)
DIRECTOR: JOAQUÍN URIBE
GÉNERO / SUBGÉNERO: DOCUMENTAL / TODAS
DURACIÓN: 75 MINUTOS MINUTOS
AÑO: 2024
ELENCO: Omar Bautista Arias
SINOPSIS
Fiscal corrupto, traficante de esmeraldas, travesti endemoniado. Omar Bautista “ha sido” todas estas personas, pero también es un hombre de 60 años que fue condenado a prisión por homicidio. Tras casi una década en la cárcel, Omar obtiene el beneficio de las salidas de 72 horas. Un documentalista intenta seguirlo durante estos permisos, que derivan en una suerte de cacería psicológica. Con un comportamiento camaleónico, Omar lo arrastra a situaciones absurdas que burlan su manera de entender la libertad… y el cine.
LO QUE SOMOS Y SEREMOS
Algo más profundo que lo que nos plantea la sinopsis es lo que encontraremos en la película. En mi conocimiento vago y guiado por la experiencia en cuanto a la conducta criminal, a los comportamientos de personas que pertenecen a grupos armados o a la Comunidad de Inteligencia, creo, modestia aparte que me dio luces sobre la escurridiza actitud del protagonista de la película, incluso más que al equipo de dirección en el conversatorio planteado en la Cinemateca el día que asistí a la proyección de la película. Esto, sin duda, sumado al insuceso de la pandemia en 2020 frustró en varias ocasiones incluso la existencia del proyecto, no obstante la entereza de Amaranta Finquitiva Contreras, quien sería la productora general de la cinta, no permitió ni la pérdida de los recursos públicos del Fondo de Desarrollo Cinematográfico -al que aportamos todos los que pagamos una boleta al ir a cine-, ni que cayera un interesante proyecto de documental,hasta el momento sui generis no solamente por el tipo de personaje abordado, sino por su estilo donde el protagonista narra su historia, tiene relato e influencia en la cinta con natural, sin condescendencia ni la otredad, pero sobre todo sin la pornomiseria y pobrecitismo clásicos del arte y la actitud nacional desde hace décadas.
Téngalo por seguro, que no perdería mi dinero ni mi tiempo viendo películas que representen los lugares comunes de los mercaderes de la mediocridad. Afortunadamente vi la película de Petro para la anterior reseña de este diario virtualmente (y compré una boleta doble para ir a finales de mayo con una familiar oficialista, pero salió de la ciudad y no se pudo)…y suficiente con ver una película una vez…
Omar, el protagonista vive un proceso de redención por el arte entre sus múltiples identidades y cargas emocionales internas. Adrián Cardona, docente y artista amigo de Luis Ospina -profesor que en sus estancias de ejercicio docente en la Cárcel Nacional Modelo conoce al protagonista y expone la idea de la película al director Joaquín Uribe-, organiza desde 2011 el Festival de Teatro Canero que se celebró ininterrumpidamente hasta 2021, en el cuál Omar participó como miembro activo con las presentaciones que han sido en más de sesenta sitios en Bogotá y varias partes del país. Dicha teatralidad, más allá de ser un beneficio para reducción de tiempo de condena, es una sanación, una terapia para “montar rostros”, expresión del vocabulario de prisión para que construcción y desarme permanente, para sobrevivir en un sitio, que es el aflore de todas las malas pasiones humanas sin disfraces ni tapujos.
El trabajo de un equipo de producción impecable, un director que tuvo que actuar fuerte y comprensivo en ocasiones ante el personaje que no solamente se disfrazaba físicamente, sino el alma. Si bien, el periodismo es diferente del documentalismo, ya que no se pretende hacer juicios de valor sobre el objeto de estudio, en este caso el protagonista, sino a través de una construcción de un relato fantástico, que consiste en el oficio del arte que no es juzgar. Es destacable la secuencia del director donde a través de intentar una exploración psicológica de un persona que decía ser militar -y que nunca queda clara la razón por la que termina en prisión-, a través de un camino vivencial, entra en la paradoja de encontrar el camino de limitar el histrionismo en un no actor, que tiene demasiada capacidad actoral…tanta que tal vez, aunque no sabemos quién es ni viendo la película varias veces, nos golpea e interroga sobre nuestras vivencias, sobre si somos normales, sobre cómo sería nuestra vida en situaciones extremas, ya que no valoramos muchas veces ni nuestra libertad ni nuestras pocas o muchas ventajas…
Solamente me queda dejarlos con algunas frases de Omar en diferentes momentos de la película que deberan entender y ver por ustedes mismos:
“La guerra es una sola”
“Dios creó el mundo y se fue. Sólo queda la soledad de los astros en movimiento”
“Nunca se actúa expresando emociones”
“Usted no me conoce”
“El arte es un carro que no se presta a todo el mundo” (habitante de calle que se encuentra Omar en el centro de Bogotá)
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