La guachafita electoral: ¿presidencia o circo barato?

Colombia es un país distinto. No solo porque tengamos montañas, mares y una cultura que desborda por todos lados , sino porque somos el único lugar del mundo donde, en un entorno democrático, aparecen más de 90 personas queriendo ser presidentes. Sí, más de 90. Esto ya no parece una contienda seria, parece una feria de vanidades, una elección de personero de colegio convertida en un circo nacional.

Lo grave no es el número, lo grave es la calidad de muchos de esos aspirantes. Entre ellos hay violentos disfrazados de políticos, populistas que venden humo, demagogos que se aprovechan del dolor de la gente y pelagatos que nadie conoce, que ni siquiera tienen propuestas claras, pero se lanzan porque el ego los empuja más que el amor por Colombia.

Hay quienes se disfrazan de superhéroes, quienes no logran ni salir en una foto decente, y quienes, sin haber hecho campaña seria, ya se autoproclaman candidatos. Y lo peor: algunos evocan la violencia con un descaro aterrador. Ya entrevisté a uno que habla como Carlos Castaño y que repite como consigna “balín, balín, balín”, como si el país necesitara más pólvora y no más justicia.

Otros esconden discursos autoritarios detrás de la religión, como el pastorcito mentiroso Alfredo Saade que quiere vendernos moral y que quiere perpetuar en el poder un sistema político que ya fracasó y que lo que propone es intolerancia y poder absoluto. Y para rematar, tenemos exalcaldes cuestionados, investigados, que aún así insisten en presentarse como salvadores y adalides de la moral

Pero no olvidemos algo: hace apenas unos meses asesinaron a un candidato presidencial de la oposición. La violencia política sigue viva, y mientras en lugares como Cali, Caquetá y Arauca estallan bombas y mueren colombianos inocentes por cuenta de una guerra perversa y si, muy ignorante , acá todavía hay quienes sueñan con gobernar a punta de miedo y sangre.

Colombia no necesita un tiktoker convertido en candidato, ni un influencer disfrazado de estadista, ni mucho menos un imitador de Escobar o del comandante Carlos . Colombia necesita que la gente despierte y no se deje comprar con discursos fáciles, ni con likes, ni con promesas baratas, ni con tamales.

La democracia es algo serio . Esto no es un show, no es un experimento, no es un juego. La guachafita electoral tiene que acabarse . Porque lo que está en juego no es un cargo: es el futuro de un país que ya no aguanta más retrocesos, y lo que está en riesgo es la democracia

Así que, por favor, piensen antes de votar. El voto no es un chiste, ni una selfie, es el arma más poderosa que tenemos para defender a Colombia de volver a sus épocas más oscuras.

Juan Manuel Cifuentes Hernandez

Soy estudiante de grado 11 y un apasionado por el storytelling, la creatividad, la política y, sobre todo, por Colombia. Soy host y director de Voces de la Tierra, un podcast que busca darle voz a las historias y protagonistas que construyen nuestra identidad. Me considero un activista político y un joven convencido de que las ideas y la palabra tienen el poder de transformar realidades. Próximamente estudiaré Comunicación, con el propósito de aportar al debate público y construir puentes entre la sociedad y sus voces.

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