La era de los opinólogos

“No es ético opinar a la ligera, sin tener pruebas ni datos y menos aún, buscando afectar la reputación de las organizaciones por el simple de hecho de no compartir su misma visión”.


Las redes sociales democratizaron el acceso a la información, a elevar una voz y a generar movilizaciones en pro o en contra de algunas causas específicas. Son un arma poderosa para generar percepciones favorables o negativas frente a distintos sectores, no en vano han surgido nuevas profesiones como los influencers, las empresas dedican esfuerzos comunicacionales para conectar mejor con sus audiencias; los políticos, gobiernos y funcionarios públicos constantemente monitorean qué es lo que se está diciendo sobre ellos o su gestión, para con base en ello poder gestionar su reputación y tomar o reversar decisiones. A todos los usuarios de las redes sociales les interesa tener mayor popularidad y aceptación. 

Esa horizontalidad en la comunicación que a mi modo de ver tiene más cosas buenas que malas, ha generado la opinología, una palabra que no está avalada por la RAE pero que se adoptó últimamente a propósito de la era digital, el opinólogo, en palabras de la consultora en decisiones gerenciales, Tandem, es aquel que “habla sin saber, sus intervenciones causan estragos en el avance de proyectos. Son personas respetadas en algún campo, pero ellos creen que esa experticia los autoriza para opinar sobre todos los demás” (ver).

En las redes sociales yo creo que todos hemos sido opinólogos en algún momento, pero sí quiero llamar la atención sobre el impacto negativo que esto puede tener en la toma de decisiones y en la opinión pública, más aún cuando estas aseveraciones pueden ser mal intencionadas y promovidas por personas que gozan de buen prestigio y reputación. No es ético opinar a la ligera, sin tener pruebas ni datos y menos aún, buscando afectar la reputación de las organizaciones por el simple de hecho de no compartir su misma visión.

El pasado 27 de febrero ocurrió un hecho que valida perfectamente esta tesis, en su intento por hacer los muestreos en la quebrada La Palma, en inmediaciones de las veredas La Hermosa y Vallecitos de Jericó, Corantioquia ingresó a la zona, acompañada de la fuerza pública y Personería Municipal, en vista de que, a principios de febrero, algunas personas de estas veredas retuvieron ilegalmente a funcionarios de la empresa contratista Construdinco y de la misma corporación ambiental. Hechos que fueron denunciados ante las autoridades competentes. En su segundo intento, la autoridad ambiental también se vio intimidada en la realización de sus labores, pero anunció en un comunicado emitido el 2 de marzo que continuará trabajando en la reglamentación de la quebrada, para lo cual se requiere realizar un análisis detallado de las condiciones hidrológicas y de calidad del agua, por lo que son indispensables los recorridos, censos, visitas técnicas y monitoreos” (Ver comunicado). Como jauría que espera la mínima oportunidad para atacar, líderes de opinión reputados salieron imprudentemente a lanzar juicios a través de Twitter.

El más destacado fue el del senador y precandidato presidencial por la Alianza Verde Iván Marulanda, quien el domingo 28 de febrero a las 7.19 am tuiteó Ayer estuve sin internet, vivo en el campo, quería apoyar a los campesinos de la vereda Vallecitos (Jericó) atropellados en su dignidad y en sus derechos por empleados de la empresa minera AGA protegidos por serviles funcionarios de Corantioquia y de la fuerza pública” (ver); posteriormente el Senador borró el tuit y rectificó: “Fui mal informado, lo siento. La empresa minera AGA no estuvo presente el sábado pasado en la visita que hizo Corantioquia con escoltas de la fuerza pública” (ver). Otros opinólogos advertían que Corantioquia estaba levantando estudios para los requerimientos que la ANLA le solicitó a AngloGold, cuando lo cierto es que la empresa radicó los requerimientos desde el 27 de enero. Lo más grave es que este tipo de personas con liderazgos notables empiezan a deslegitimar la institucionalidad de la que hacen parte.

Otro hecho de opinología ocurrió el 2 de marzo, posterior a un sismo que tuvo como epicentro Urrao y que por fortuna no dejó afectaciones; los contradictores de la minería salieron en jauría diciendo que por esa clase de sismos no se podía desarrollar este tipo de industrias y se sustentaron en un video de la geóloga María Isabel Vélez (ver), parte de lo que dice la geóloga Vélez es “(…) La roca de Jericó está fracturada, cuando pensamos en minería subterránea pienso en el riesgo de miles de millones de dólares enterrados en estructuras que colapsan”. Si la tesis de la geóloga Vélez fuera del todo cierta, ni en Jericó podríamos haber desarrollado los cuatro túneles de la central hidroeléctrica Río Piedras que en conjunto miden cerca de 2 kilómetros (Ver datos técnicos de Celsia); ni en el suroeste podríamos construir los túneles y viaductos de las 4G, ni en Colombia hubiéramos podido construir túneles como el de La Línea que está cerca de zonas con antecedentes sísmicos y terremotos como el ocurrido en Armenia en 1999.

Ante la generalización de la geóloga Vélez, el PhD en Geología, Oswaldo Ordóñez Carmona anotó: “cuando uno emite conceptos sobre geología y geotecnia, se debe dominar muy bien esas cosas porque si no vamos a caer en el problema de estar desinformando (…) no es bueno que estemos emitiendo conceptos técnicos tan equivocados y desfasados de la realidad” (ver).

La opinión es fundamental para consolidar democracias, pero hay que darle altura, teniendo opiniones mejor informadas, sustentadas, transparentes que le apunten a lo que todos nos debe interesar y poner de acuerdo, que es la consolidación de un mejor país, uno que construya en medio de las diferencias; en esto deben dar ejemplo los líderes de opinión, los grandes influyentes, quienes son seguidos por tantas personas. Deben ser responsables con lo que dicen y no caer en el juego sucio de ganar popularidad y votos a costa de la desinformación, del engaño y de estropear la reputación de las personas y las empresas, sin ningún fundamento.     

*Empleado de Minera de Cobre Quebradona, mi opinión no compromete a la empresa para la que trabajo.

José María Dávila Román

Comunicador Social - Periodista de la UPB con Maestría en Gerencia para la Innovación Social y el Desarrollo Local de la Universidad Eafit. Creo que para dejar huella hay que tener pasión por lo que se hace y un propósito claro de por qué y para qué, hacemos lo que hacemos. Mi propósito es hacer historia desde donde esté, para construir un mundo mejor y dejar un legado de esperanza y optimismo para los que vienen detrás. Soy orgullosamente jericoano.

Nota al pie: El columnista tiene o ha tenido vinculación laboral con la minera AngloGold Ashanti. 

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