A pesar de que la economía bogotana continúa teniendo crecimientos económicos positivos, al igual que la economía nacional, ha entrado en una fase de fuerte desaceleración. En el tercer trimestre del 2022 (comparado con el tercero del 2021), el PIB de la capital aumentó en 9,3%, sin embargo, este es 3,6% menor al de un año atrás. Y si se compara con el segundo trimestre de este año la reducción del crecimiento es de 6,83%.
Lo anterior se puede ilustrar usando la analogía de un corredor que aumenta la velocidad, pero cada vez la aceleración es menor mostrando agotamiento y la entrada a la fase de rendimientos negativos, previa a la reducción de la velocidad. Además, el aumento del gasto público en obras de infraestructura de parte de la Alcaldía de Bogotá está perdiendo la capacidad para contrarrestar los efectos negativos del ciclo económico nacional y de la política macroeconómica del gobierno Petro y el Banco de la República.
Solo las actividades mineras, las artísticas y de entretenimiento, y la construcción crecen más rápido que en el tercer trimestre del 2021 y el segundo del 2022. Estas tres agrupaciones de actividades pesan el 0,12%, el 6% y el 3,61% del PIB, respectivamente. Todas las demás actividades (90,27% del PIB) tienen una fuerte caída del crecimiento reflejada en el ritmo de creación de empleo, que también ha entrado en una fase de desaceleración. Entre todas las actividades económicas la industria manufacturera es la de mayor freno y de las que componen este sector las confecciones, el calzado y los textiles (17% del PIB industrial y 1,5% del PIB total de la ciudad) están a la cabeza como las de mayor caída en el crecimiento. En el caso de la construcción, con un crecimiento extraordinario acumulado hasta el tercer trimestre del 2022 (51,83%), de cara al cierre del año y el 2023 no lograría mantener el crecimiento por las limitaciones fiscales de la Alcaldía, y porque el impacto del sector en la demanda agregada de la economía distrital está disminuyendo en razón a la caída de la construcción de vivienda (los metros cuadrados de obras nuevas iniciadas en el tercer trimestre cayeron en -3,1%) y su menor capacidad para demandar empleo.
Los hogares bogotanos están sufriendo por los vientos de crisis derivados de un modelo económico que convirtió a Bogotá en el gran mercado de las importaciones impulsadas por los TLC y la apertura económica, modelo que el presidente Petro no va a modificar. Aunque la capital es la cuarta parte de la economía colombiana aquí llegan la mitad de las importaciones del país. Situación reflejada en el acelerado proceso de desindustrialización y la reducción de la capacidad de compra de los y las capitalinas, grandes víctimas de la devaluación del peso frente al dólar. Entre 2013 y 2021, el ingreso por habitante bogotano bajó en -16,31% −proceso iniciado antes de la Pandemia− y desde junio de este año los hogares que comen menos de tres comidas al día aumenta aceleradamente, del 26% al 31,37% (DANE).
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