Las medidas económicas adoptadas por el gobierno de Duque en medio de esta pandemia a causa del Covid-19, es solo el reflejo de una crisis fiscal que evidencia inestabilidad e incertidumbre, además, de la amenaza de un panorama atiborrado de exclusión de las mayorías sociales.
Basta solo leer en el marco de esta pandemia sanitaria los decretos de Estado de emergencia, para develar que el impacto sobre las finanzas públicas en el año 2021 será -por decir menos- los vestigios de los bienes públicos y el auge de las privatizaciones puestas a la orden del día.
La reducción significativa en el recaudo de los impuestos aunado a la falta de empleabilidad y la contracción en el consumo son factores asociados a esta pandemia, pues lo cierto es que, cualquier fórmula que se adopte en este sentido, debe estar por fuera de las mezquinas estrategias primitivas -que no se pueden olvidar- como la mal llamada ley de crecimiento económico que solo condujo aumentar los impuestos a los contribuyentes de a pie y a otorgarle exenciones tributarias a los más ricos. Una medida que hoy se agudiza a causa de la emergencia sanitaria, económica y ecológica.
Garay & Espitia, dos destacados investigadores en estos asuntos, nos alertan que uno de los impactos fiscales articulados a la pandemia del covid -19 es la caída del precio del petróleo. Según los autores, esto “supone en este escenario básico una tasa de crecimiento del PIB de entre 1% y 2% en 2021, después de una de entre -1% y 0% en el 2020, un precio internacional promedio del petróleo de US$55/barril en 2021 en comparación con uno de US$40/barril en 2020, y una tasa de cambio promedio de $4250/ US$ en 2021.”
Lo anterior, será un factor controversial en el 2021, que parte de una variable que da cuenta una vez más de la dependencia del petróleo a la que se ve avocada Colombia. Aunque sus proyecciones señalan cifras en rojo, no puede ser traída de nuevo como la fórmula mágica de este gobierno so pretexto de financiar derechos sociales, además, de establecer políticas extractivas más agresivas contra la naturaleza.
Otro aspecto clave que se subraya en este análisis hace referencia a la medida obligada, sin el más mínimo reparo sobre el “incremento del Servicio de la Deuda Externa por aumento de la TRM ($billones) de 4.0 al 5.0” tal como lo presenta Garay y Espitia. El gobierno nacional mantendrá la misma disciplina fiscal que aprendió religiosamente para efectuar el pago del superávit primario (pago de la Deuda externa), por encima de cualquier medida que fortalezca y proteja los bienes públicos, así como su retórica frente a las promesas del fracasado resultado de transferir a las familias vulnerables cualquier auxilio económico que les permita mitigar los gastos básicos mediante el confinamiento. La única deuda que debe pagar Duque, es: la deuda social.
Fuente: Garay & Espitia. Deterioro fiscal, medidas socioeconómicas impostergables y reforma tributaria estructural en Colombia en 2021. ediciones desde abajo-Colombia.
Así mismo, los investigadores han referido que las medias socioeconómicas frente al deterioro fiscal deben ser impostergables de cara a una reforma estructural tributaria en Colombia en el año 2021. Es decir, que cualquier medida que adopte el Gobierno Nacional en la materia, tendrá que dar cumplimiento a una reforma tributaria estructural bajo los principios de equidad horizontal, progresividad vertical y eficiencia administrativa.
La eficiencia administrativa es la que más brilla por su ausencia en el actual gobierno nacional. La opacidad de duque en este tema de ser “mandatario” solo evidencia un sistema político improvisado, libreteado y endeuda hasta el tuétano.
Duque no tiene la más mínima intención de llevar a cabo una reforma tributaria estructural en el 2021 para salir al paso de las negligencias hoy expuestas por un sistema de salud agónico a causa del clientelismo, el chantaje y la inequidad.
Podrá salir todos los días en su magazín de las 6:00 pm a justificar los gastos que le ha generado la pandemia -como si fuera un papá, al que le falta unas cuantas monedas en el bolsillo para engolosinar a su hijo- pero al final todos asistimos, o por lo menos sospechamos que nos depara un 2021 marcado por la incertidumbre económica.
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