“Hay dos potenciales riesgos para la democracia en Colombia y sería tanto la idea de una Asamblea Constituyente como la de un golpe de Estado. De allí que las elecciones libres y justas, partidos políticos cohesionados y disciplinados, un aparato de justicia eficaz, un congreso enfocado en su función de control político, la libertad de prensa y la rendición de cuentas sean los cimientos que puedan generar estabilidad en la democracia colombiana”.
Introducción
La democracia se ha caracterizado por ser un régimen político basado en las elecciones libres y justas, el estado de derecho (rule of law), el derecho a conformar partidos políticos o movimientos sociales, una sociedad civil fuerte y la libertad de prensa (solo por mencionar algunos). Sin embargo, los populistas y demagogos aprovechan su habilidad retórica para utilizar la supuesta “voluntad popular” y de esta manera justificar sus decisiones arbitrarias que pueden terminar destruyendo al mismo sistema democrático. Ahora bien, el objetivo central de este artículo está en analizar los potenciales riesgos a los cuales se expone la democracia colombiana. Adicionalmente, se busca identificar los criterios mínimos para que este régimen político sea funcional y estable en el mediano y largo plazo. Lo que argumentaré es que hay dos potenciales riesgos para la democracia en Colombia y sería tanto la idea de una Asamblea Constituyente como la de un golpe de Estado. De allí que las elecciones libres y justas, partidos políticos cohesionados y disciplinados, un aparato de justicia eficaz, un congreso enfocado en su función de control político, la libertad de prensa y la rendición de cuentas sean los cimientos que puedan generar estabilidad en la democracia colombiana. De lo contrario la deriva hacia el autoritarismo sería la senda más segura para nuestra sociedad.
Riesgos potenciales para la democracia colombiana
Actualmente la democracia colombiana se puede ver amenazada por dos ideas que pueden resultar perjudiciales: una Asamblea Constituyente y un golpe de Estado. La primera, claramente puede gestarse gracias a la frustración de un gobierno con la promesa de un “cambio” cuyas propuestas carecen de rigor técnico y están claramente ideologizadas. Por lo tanto, se intentaría llevar a cabo una Asamblea Constituyente con la excusa de que el actual orden político y jurídico representaría un enorme obstáculo para lo que se prometió en campaña. Ahora bien, hay que tener en cuenta que el proceso de reformar una constitución implica que debe pasar por el Congreso de la República (debido a que tiene asignada la función constituyente[1]) y además debe celebrarse un referendo para que la ciudadanía acepte o no una nueva carta magna. El segundo riesgo sería el de un golpe de Estado, en el cual se toma el poder de forma violenta por parte de un grupo de personas (generalmente asociada al sector castrense). Sin embargo, los golpes de Estado fueron fenómenos que se experimentaron en mayor medida durante el siglo XX en algunos países de la región latinoamericana. Por otro lado, esto también se puede convertir en un incentivo perverso para la oposición que busca retornar al poder en los comicios del 2026. No sería entonces estratégico apoyar este tipo de ideas radicales y que pongan en entredicho el sistema democrático que tanto trabajo ha costado en construir.
Cimientos básicos para la democracia
Los cimientos básicos para lograr una democracia estable y legítima en el mediano y largo plazo son: las elecciones libres y justas, partidos políticos cohesionados y disciplinados, un aparato de justicia eficaz, un congreso enfocado en su función de control político, medios de comunicación independientes y rendición de cuentas. En primer lugar, los hechos de violencia política en diversas regiones evidencian que los grupos al margen de la ley y clanes políticos siguen constriñendo al elector. Por otro lado, los partidos políticos se han visto más como microempresas electorales que como organizaciones que responden a ideales y aspectos programáticos. Esto lo pudimos evidenciar con el caso del partido liberal, el partido de la U y el partido conservador quienes inicialmente se unieron a la bancada del Pacto Histórico. En tercer lugar, se requiere un aparato de justicia eficaz que proteja los bienes, la vida e integridad de los ciudadanos y combata de manera decidida a la criminalidad en todas sus manifestaciones. En cuarto lugar, el Congreso de la República necesita ejercer ahora más que nunca su función de control político y no simplemente ser un notario del gobierno de turno. Finalmente, es fundamental garantizar la libertad de prensa que se ha visto vulnerada constantemente al estigmatizar a diferentes periodistas por cuestionar decisiones de los mandatarios. Adicionalmente, el gobierno debe rendir cuentas de su gestión basado en cifras y datos realmente fiables.
Conclusiones
La democracia puede perdurar si se cuidan y mantienen sus cimientos más básicos en contra de sus enemigos (los populistas, demagogos y autoritarios). No obstante, la apatía e indiferencia termina siendo también un enemigo mortal ante el avance del populismo, la demagogia y el autoritarismo. Una Asamblea Constituyente que promete un “cambio” pero con repercusiones graves y saltando cualquier voz de disentimiento, así como también un golpe de Estado con ánimo de revanchismo son pésimas recetas para un régimen democrático. Por lo tanto, es necesario que la democracia cuente con partidos políticos cohesionados y disciplinados, un aparato de justicia eficaz, un congreso enfocado en su función de control político, la libertad de prensa y la rendición de cuentas. Esperemos que la sensatez y el debate racional se impongan sobre el radicalismo y la posverdad.
[1] Entre otras funciones
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