Va, en tres partes, algunas impresiones de Medellín desde acá. Es un poco irresponsable de mi parte porque un lugar lo hacen los que lo viven, y uno hablar desde afuera es ser simple espectador de lo que va pasando y alcanza a seguir, mezclando impotencia, nostalgia e idealizaciones…
- La democracia
Lo que escribo a continuación tiene validez hoy, antes de los resultados electorales, pero sobretodo para lo que sigue después de que sepamos el nombre del nuevo alcalde de Medellín y el nuevo gobernador de Antioquia. Por eso, no hablaré de “ismos” ni de “istas”, además porque no me siento en capacidad de hacerlo.
Ojalá cada uno haya ido a votar, a conciencia, con argumentos convictos y personales sobre su candidato. Y ojalá se haya involucrado en debates que por estas épocas encienden y acaloran a la ciudad, y ojalá eso lo haya podido hacer con respeto y sin dañar amistades. Eso es democracia. Pero también, y aún más, es democracia lo que sigue. Gane quien gane, no tiremos la toalla con ánimos de “deber cumplido” o de cualquier otra disculpa que se nos antoje, ya sea que haya ganado su candidato o no.
La ciudad necesita a ciudadanos vigilantes y comprometidos todos los días. Necesita que los debates se vuelvan acciones de hormiga, es decir, trabajadoras y constantes, granito a granito. Necesita que todos los argumentos que tiene hoy para votar sigan siendo argumentos de cómo vivir la ciudad y hacerla cada día mejor. En los próximos meses, y años gane quien gane, busquemos defender y construir la ciudad que queremos. Camine, vívala, celébrela. La democracia son los pequeños consensos diarios, involucrarse en los debates que afectan a su calle, a su barrio, a su comuna.
La ciudad es un sistema bastante complejo, y los desafíos son casi infinitos pero es la posibilidad de vivirla, de proponer y de hacer que nos da título de ciudadanos. Puede que el candidato por el que va a votar hoy termine no representando todo lo que quería, por eso sigamos pendientes, y atrevámonos a mantener una actitud crítica y propositiva. Atrevámonos a conocer la ciudad y la gente que la habita, y lo que cada uno piensa: eso es de una riqueza inigualable. Solo salir al encuentro de situaciones distintas, de otros puntos de vista, es que nos permite consolidar los argumentos y sobretodo darles consistencia más allá de palabras.
Hay mucho camino andado, pero hay mucho por andar, es un pesar que lo que generan las contiendas se quede ahí, y que parte del camino andado se pierda en mantener aparatos burocráticos, que terminan valiendo más políticamente que un buen proyecto, e incluso termina por destruirlo. Y eso solo se resuelve, con una permanente actitud atenta y activa de todos.
Hoy, defienda su posición, vote. Pero piense que ese voto es solo una parte de un proceso. Una ciudad más segura, mas equitativa, más democrática depende de todos los días, de todos nosotros y vale la pena.
Hace cuatro años voté, hoy no puedo hacerlo porque ese mismo día me vine a vivir lejos. Pero he aprendido mucho desde eso, y estas elecciones me han hecho pensar mucho, pensamientos que han transbordado en los tres artículos que escribí aquí. Hoy estoy convencida de que hay mucho por hacer, y siempre lo habrá.
Les dejo una cita de lo que escribió alguien después de conocer a Medellín, y que me parece muy apropiada para hoy y para lo que sigue:
“Hemos aprendido que la energía contenida de los ciudadanos, articulada a través de las políticas públicas, tiene la potencia suficiente para vencer las situaciones más adversas. El sentimiento de pertenencia o el amor, por qué no llamarlo así, por el lugar que se habita es el caldo de cultivo esencial para las innovaciones sociales que son inseparables del territorio donde se desencadenan.” Aprendiendo de Medellín, Ramón Marrades, eldiario.es 11/04/2014
Comentar