Parece ilógico pensar que Atlético Nacional, actual campeón local y continental, se encuentre en un nivel futbolístico tan pobre. Su plantel, a pesar de las bajas, es uno de los mejores en Colombia. Para la gente el problema es Lillo, para Lillo el problema no es su estilo, la actualidad del Verdolaga es un océano de opiniones, unas en pro y otras en contra del proceso que no convence, pero suma.
Para nadie es un secreto que Nacional es por mucho el club más representativo del fútbol en el país. Sin embargo, y con DT internacional incluido, sus actuaciones en el presente curso jamás han estado a la altura de lo que la afición exige, algunos se niegan a entender que la desaparición de la generación del 16’ es un hecho, el ‘hueco’ que dejó Matheus Uribe en el mediocampo no será tapado por Gorka Elustondo, el desequilibrio de Ibargüen no es el mismo que el de Lucumí, y el bajo rendimiento de Macnelly Torres, han hecho pequeña la brecha que dividía al verde de sus rivales. Con las bajas del ultimo mercado y las contrataciones de bajo nivel que ha hecho Nacional, es absurdo exigir resultados inmediatos, esto no siempre es: “llegué y pegué”.
La afición debe entender que el deporte tiene ciclos, ni el Dream Team de Josep Guardiola en Barcelona pudo ganar todo lo que jugó, Juan Carlos Osorio y Reinaldo Rueda forjaron su éxito con procesos que llevan tiempo, en algunos casos más lento que otros.
Se critica a Lillo por innovador, por creer que puede imponer un estilo de juego en una sociedad tradicionalista, pero se idolatra a Osorio que era experto en hacer experimentos que no siempre funcionaban.
Le falta bastante para ser un gran técnico, pero merece apostarle a un proceso que si bien no es perfecto tampoco es apocalíptico. El equipo no funciona como debería, pero al menos tiene amor propio y esa mística, o suerte, que lo acompaña siempre en el momento importante.
En conclusión, Lillo debe ganarse la hinchada dando a la gente lo que le gusta, espectáculo. Un fútbol elaborado, ordenado y letal, que revitalice la ilusión de volver al estadio, una de las cosas que más falta le hace Verdolaga esta temporada.