“En la lucha por los derechos de las mujeres, no hay tiempo que perder.”
Irán verdugo de menores
En el corazón de Oriente Medio, Irán se destaca no solo por su historia y cultura persa, que nada tiene que ver con sus vecinos árabes, sino también por las terribles realidades que enfrentan sus mujeres y niñas hoy en día. Es esencial entender que los persas de Irán y los árabes son pueblos totalmente diferentes, tanto en cultura como en idioma, lo cual es fundamental para comprender la dinámica interna de Irán y sus tensiones con los países vecinos.
Irán ha sido protagonista en sus intentos de extender su influencia en la región, muchas veces usando su versión del chiismo para justificar acciones que han sido criticadas por muchos como un «terror disfrazado de religión». Este complejo juego de poder tiene un reflejo oscuro en su territorio: el abuso sistemático de los derechos de las mujeres.
Las leyes en Irán permiten horrores como los matrimonios con niñas de apenas 9 años, una clara señal de que el menosprecio hacia la mujer está arraigado en sus políticas. Estas leyes no solo violan los derechos de las mujeres, sino que son un ejemplo claro de cómo la explotación sexual se ha institucionalizado y aceptado.
El «matrimonio temporal» o sigheh, que aún es legal y práctica común en Irán, es otro ejemplo alarmante. Este tipo de matrimonio, que puede durar desde unas pocas horas hasta varios años, es en realidad una excusa para la prostitución que el estado permite abiertamente.
Por otro lado, lugares como Mashhad, que deberían ser sagrados, se han convertido en mercados de explotación sexual. Este contraste no solo es un golpe bajo para los valores religiosos que dicen defender, sino que muestra la hipocresía de un gobierno que utiliza la religión como herramienta de control y justificación de actos reprobables, sádicos y horrendos.
Es hora de que la comunidad internacional ponga los ojos en esta situación y actúe. La explotación sexual bajo el amparo de la ley en Irán es un insulto a los derechos humanos y debe ser denunciada y sancionada con firmeza. No podemos dejar que los derechos y la dignidad de las mujeres y niñas iraníes sean ignorados en las grandes mesas de negociación.
Debemos alzar la voz y exigir un cambio. Apoyar la lucha por los derechos de las mujeres y niñas en Irán es luchar por la justicia y la igualdad en todo el mundo. Ellas merecen un futuro donde sean valoradas y respetadas, libres de abusos y explotación. Es crucial que nos unamos en esta causa por un futuro mejor para todas.
En un momento en que el mundo está llamado a defender los derechos humanos universales y a proteger a los más vulnerables, no podemos permitir que la explotación de las mujeres y niñas en Irán continúe sin respuesta. Cada día que pasa sin acción es otro día perdido para quienes sufren bajo este sistema opresivo. Es urgente que la comunidad internacional redoble sus esfuerzos para poner fin a esta tragedia y garantizar un futuro más justo y equitativo para todas las mujeres y niñas iraníes.
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