La complejidad humana en el caso del gorila

Recuerdo con facilidad una de las enseñanzas más grandes que obtuve de una de mis clases en la universidad: no dar ninguna situación por probada hasta que no haya ninguna otra razón lógica que pueda sustentar lo contrario.

Recuerdo con facilidad una de las enseñanzas más grandes que obtuve de una de mis clases en la universidad: no dar ninguna situación por probada hasta que no haya ninguna otra razón lógica que pueda sustentar lo contrario. Es así perfectamente como ocurren casos de personas linchadas o quemadas vivas por ser acusadas de un robo o de una muerte de los que luego se comprobaría que no eran culpables. Esto se da porque con el paso del tiempo me he dado cuenta que el ser humano odia no tener algo a lo cual echarle la culpa. Detesta la injusticia, sea como sea su concepción de ella. Incluso el sádico que dice que “ama” la “injusticia”, es porque realmente su concepto de justicia va en contra de lo que la sociedad considera como justo, por lo que sería lo mismo: detesta lo que para él es injusticia.

Digo esto porque creo que el caso de “Harambe”, el gorila al que le dispararon por evadir el riesgo de la muerte de un niño de cuatro años, evidencia perfectamente la complejidad humana y lo difícil que a veces puede llegar a ser la vida. Todos quieren encontrar un culpable para satisfacer su necesidad de justicia, y unos, o culpan a los del zoológico, o culpan a la madre (otros culpan a la misma humanidad por tener animales encerrados en zoológicos, pero creo que eso es otra discusión aparte del caso, en la que igualmente estoy en contra de la idea de encerrarlos). Y todos, para sustentar sus ideas; comenzaban diciendo que hubo irresponsabilidad o negligencia de la madre al dejar caer el niño, que los del zoológico pudieron utilizar dardos tranquilizantes y que ellos decidieron tomar la decisión más fácil, que el gorila realmente no iba a atacar porque estaba en una posición pasiva, que la vida del ser humano está por encima de la vida de cualquier animal o que los humanos de por sí no deberíamos tener encerrados a los animales (cosa que no responde la pregunta de qué debimos hacer en el caso concreto, por eso digo que es cuestión aparte).

Pero nadie se atreve a decir que tal vez el caso es tan complejo que no hay un verdadero culpable, o que tal vez no importa quién sea culpable, pues sólo hay que mirar el caso concreto desde que un niño de cuatro años que no entiende qué está pasando está al frente de un gorila macho con la fuerza más que suficiente para quitarle la vida de un solo puñetazo y preguntarse: ¿qué debimos hacer para salvarle la vida a ese niño?

Antes de satisfacer mis ganas de justicia y decir que se debió haber utilizado dardos o que el gorila no atacaría o que se pudo entrar a la jaula y sacar al niño fácilmente; me dediqué a buscar las opiniones de expertos en el tema. Me encontré con que, como siempre, la ciencia se contradice: un primatólogo[1] por su parte dijo que por lo que se puede observar en el video, la postura del gorila evidenciaba su confusión frente a la situación y que era totalmente pasiva pues estos animales no se enojaban tanto por que hubiese un intruso en su hábitat sino por que este intruso se entrometiera con sus hembras o sus crías (luego no hay peligro). Otra primatóloga[2], por su parte, dijo que realmente hubo dos factores que evidencian el enorme peligro en el que estaba metido ese niño: uno era que los constantes gritos para intentar distraer al animal por parte de las personas alrededor no lo distraían sino que le generaban disturbios y confusión y que, además, la forma en cómo arrastró consigo al niño al principio (teniendo en cuenta que la fragilidad de un niño de cuatro años es tanta que hasta con el agua del recinto se puede ahogar), y luego lo puso delante suyo (además de la postura en que el animal se puso); demuestra que lo está intimidando, que le está dando una especie de “últimatum” al niño en el que espera que se “arrepienta” de haberse entrometido en su hábitat (cosa que evidentemente podría tener un desenlace desastroso, luego sí hay peligro). ¿Qué prueba esto? Una vez más: que no hay nada probado. Que hay dos puntos de vista, lógicos y contradictorios, sobre una misma situación.

Con esto hay que decir entonces: tenemos el riesgo de que un niño pueda morir frente a un animal muy fuerte; y además tenemos una situación en la que hay que tomar una decisión en cuestión de segundos, pues como no sabemos qué podrá pasar, cada segundo cuenta. Casi todos optaron por decir que se pudo utilizar dardos tranquilizantes. Incluso yo pensé lo mismo. Hasta que la ciencia me dijo lo contrario: la opinión de estos expertos es que el problema de utilizar estos tranquilizantes es la existencia de un riesgo considerable de que el efecto de calma no se genere o tarde mucho en generarse, y lo que se cause sea una alteración en el animal (puesto que como no es normal que a un animal de esos le disparen dardos o lo tranquilicen de alguna otra forma, lo ve como una señal de peligro y se altera), lo que muy fácilmente podría desencadenar en un golpe al niño (razón por la cual pocas veces se opta por utilizar estos tranquilizantes frente a este tipo de animales). Otros pocos optaron por decir que los mismos integrantes del zoológico (personas ya simpatizantes con el animal por ser quienes le llevan comida y quienes lo cuidan) pudieron entrar y salvarlo. Sin embargo, de nuevo la complejidad: la presencia anormal de estos integrantes junto a los gritos de la gente posiblemente alteren al animal (pues le muestran que la caída del niño fue un hecho que generó la alteración de su orden, viéndolo como una amenaza entonces), lo que aumenta el riesgo. El caso no es tan fácil como creen.

Digo todo esto porque quiero dejarles claro algo: el caso no es fácil. Para mí, es de los más difíciles que se pueda estudiar, porque ninguna opción es válida desde ningún punto de vista. Sin embargo, algo con lo que no estoy para nada de acuerdo es que se den cosas por hechas cuando pudieron perfectamente no ser así. ¿Hubo irresponsabilidad de la madre? Quién sabe, no lo sé. Tal vez. No fui testigo para saberlo. ¿Es obvio? Ni tanto. Ella respondió que “quienes la conocen, saben que como madre no descuida a sus hijos, y que los accidentes ocurren”. De nuevo: no lo sé. De hecho, justamente hoy acaba de salir un comunicado del fiscal encargado del caso de la madre del niño, diciendo que ella no tenía la culpa puesto que el niño se escabulló mientras ella cuidaba a los otros tres que tenía. Lo curioso es que todos, viendo que su sed de justicia no era satisfecha y de nuevo dando cosas por sentadas sin pruebas, decían que ella sí tenía la culpa porque “quién la manda a tener tantos niños”. ¿Hasta ese argumento vamos a llegar para querer echarle la culpa a alguien?

De todos modos, lo que hay que preguntar es lo siguiente: ¿importa que tenga la culpa? Es decir, si fue culpa de ella, ¿legitimaríamos entonces la existencia del riesgo de que el animal acabe con la vida de ese niño y no tomar ninguna decisión? Obviamente no –para la mayoría al menos-. Y desde el otro lado, si no fue culpa de ella ¿legitimaríamos la muerte de un animal para salvar la vida de un niño? Obviamente no -para la mayoría al menos-. Difícil. Parece entonces no tener ningún sentido (o al menos finalidad) echarle la culpa: pero recuerden que el ser humano detesta la injusticia y busca culpables.

Unos dicen que habría sido justo desde las “leyes de la naturaleza” que el animal acabara con la vida del niño porque así actuaría desde su instinto natural –y por ende no deberíamos haberle disparado por eso-. Mi pregunta: ¿es la ley de la naturaleza lo justo entonces? Porque si es así, luego no sé qué estamos discutiendo. Si el ser humano avanzó en la inteligencia como para diseñar armas y salvarse como especie en casos como éstos, disparándole al animal y demostrando que es la especie que mejor se adaptó al medio, entonces eso es lo justo (porque como especie actuó por su instinto –no olviden que el humano es un animal-) y luego no entiendo cuál es el problema. Pero como esto que acabo de decir sonaría totalmente inmoral y absurdo para muchos (y para mí también), entonces no tiene sentido decir que debimos haber dejado que el animal hiciera lo que quisiera.

Yo intento pensar como los del zoológico: generalmente son personas que saben de animales, que quieren a los animales, que los aprecian (aunque estén encerrados). Estuvieron ante una situación de urgencia que debía tener total diligencia en cuestión de segundos. Les duele tomar este tipo de decisiones y las toman sólo por salvar la vida de una persona. Esto muestra claramente que nosotros como especie somos demasiado compleja: defendemos a un animal desde las leyes de la naturaleza, haciendo alusión a sus instintos y a su actuar natural. Pero a nosotros mismos, que también somos animales, nos criticamos por actuar como animales: salvar nuestra especie por encima de otra. Inventamos un concepto de justicia que va en contra de lo que es la justicia de la naturaleza. ¿Ven que somos complejos?

Para concluir, creo que la respuesta a ¿qué debimos hacer en ese caso concreto? es tal vez imposible de responder de forma adecuada. El caso se dio bajo las circunstancias necesarias para tener una situación en la que cualquier decisión tomada es incorrecta o al menos sumamente peligrosa. Es una pregunta demasiado complicada como para ser resuelta tan fácilmente y no intento buscar culpables, porque no creo que los haya. Creo que éste es de esos casos en donde habrá sed de justicia y en donde todos, buscando saciar dicha sed; ignoran esta complejidad alzándose contra los del zoológico, contra la mamá del niño o contra la humanidad en general; debido a que matamos a un animal. A mí personalmente no me gusta que estemos matando animales descontroladamente y me duele la muerte de este animal (mucho más tratándose de uno que tiene riesgo de extinción), porque creo en su triste inocencia y en la estabilidad de la naturaleza, pero este caso demuestra perfectamente lo que es la naturaleza: algo que para nuestro concepto de justicia es inestable, en donde se puede presentar un caso que se resuelva desde la naturaleza misma pero no desde la moral humana. Creo que en este caso, más que sentimentalistas o subjetivistas desde la vida de un niño o la de un animal; tenemos que ser totalmente pragmáticos y realistas: estamos en presencia de algo tan complejo que cualquier decisión que se tome habría sido luego desaprobada. Entonces al fin y al cabo la complejidad de esto no la podemos tomar para decir que como humanidad seamos un asco, aunque en el fondo sí lo seamos por muchas razones.

 

 

[1] Tomado del diario “El País”. En línea: http://elpais.com/elpais/2016/05/31/ciencia/1464687786_596536.html.

[2] Tomado del diario “Excelsior”. En línea: http://www.excelsior.com.mx/global/2016/06/02/1096328.

Santiago Osorio Moreno

@SantiOsorioM | Soñador del desarrollo social de mi país y del mundo. Abogado EAFIT con énfasis en D.I. y DD.HH., Magíster en Políticas Públicas - Uniandes con énfasis en política social. Exasesor en el Congreso de la República. Fundador y Director de la ONG Convicción para el impulso de proyectos a comunidades. Consultor de entidades públicas para el mejoramiento de sus estrategias y programas. Analista y activista político.

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