“Me recuerdo como si fuera ahora”, cuenta un joven campesino liberal de un municipio no muy lejos de Santa Isabel. “Empezaron a llegar gentes uniformadas que en compañía de unos particulares trataban muy mal a los que teníamos la desgracia de encontrarnos con ellos, pues a los que menos nos decían, nos trataban de “collarejos hijueputas” y otras palabrotas por demás ofensivas, cuando no eran que nos pegaban o amenazaban… y me acuerdo especialmente todo lo que hicieron con una prima mía de nombre Joba Rojas a quien cogieron en presencia de los padres que se llamaban José Sánchez y Obdulia Rojas y le hicieron cosas que más bien no quisiera recordar, sin tener en cuenta las súplicas que les hacía” (Germán Guzmán, La Violencia, I, págs. 183-184. Teófilo Rojas Varón, Chispas, describió aquellos sucesos a Germán Guzmán en 1.958. Ocurrieron en el Municipio de Rovira, que dista unos 50 Km al sur de Santa Isabel, en la Cordillera Central.)” (James Henderson; Cuando Colombia se Desangró; El Ancora Editores; 1.984; Pag. 36)
Este párrafo tomado literalmente de James Henderson, describe lo que puede llamarse causas de la violencia en Colombia. Existe hoy en el País un producto espurio de los llamados Acuerdos de Paz con las Farc que se ha llamado la Comisión de la Verdad y que pretende hacer una nueva, tendenciosa y falsa historia de la violencia en Colombia.
Volvamos al párrafo textual de Henderson: Habla de los municipios de Rovira y Santa Isabel, municipios éstos del Departamento del Tolima, que fue y es, centro de la violencia. El Tolima fue el último Estado soberano que nació después de la Constitución de 1858 que dio origen a la llamada Confederación Granadina. Corresponde el Tolima a lo que debió ser la antigua Provincia de Mariquita. Este Departamento está ubicado en sus límites, al occidente, por la cordillera central y, al oriente, por la cordillera oriental, que entre ambas dejan pasar por el centro al río grande de La Magdalena.
De la cordillera oriental hacia el oriente, están los llanos orientales con el departamento del Meta. En el sur está el Huila; en el Oriente: Cauca al suroriente, Valle, Caldas, que es con quien tienen linderos los municipios de Santa Isabel y Rovira. En los límites con el Valle y Cauca, en plena cordillera central, fue donde estuvo la famosa república independiente de Marquetalia donde nacieron las FARC por allá por los años de 1965, 7 años después de que diera la información con que comencé este artículo el individuo Chispas, que lo hizo en 1.958, cuando comenzaba el llamado Frente Nacional.
El tal Chispas, o Teófilo Rojas, fue un sangriento guerrillero liberal que después fué de los fundadores de las FARC, pues no se acogió a la paz que ofreció generosamente Gustavo Rojas Pinilla en 1.953, que hoy son quienes han decidido violar el más sacrosanto de los derechos consagrado en la Constitución de 1991 emergido de la llamada Democracia Participativa, cuando el pueblo es consultado sobre una decisión y en ejercicio de su soberanía decide. El pueblo decidió el 2 de octubre del 2016 y dijo NO a los llamados Acuerdos con Las Farc y que hoy contra la voluntad explícita del pueblo lo quieren poner en vigencia a como dé lugar, violando el sacrosanto concepto de la soberanía popular.
Ese relato de Chispas, que sembró de terror a Colombia, asesinando campesinos conservadores, primero, y luego a quienes no compartían sus procedimientos, muestra claramente que la historia de la violencia en Colombia no es un tema de guerrilleros contra paramilitares y que nace con las mafias de Pablo Escobar, el Magdalena Medio, o en los gobiernos de Belisario Betancur, Julio César Turbay, Virgilio Barco, César Gaviria, Ernesto Samper, Andrés Pastrana o Alvaro Uribe Vélez.
Esta llamada “Comisión de la Verdad” que no tiene ningún sustento jurídico ni político no puede olvidarse de que lo realmente pasó en Colombia. Como lo dijo Chispas, tal vez el más sangriento guerrillero liberal y luego comunista, a quien se la imputaron 600 asesinatos personalmente con garrote, la historia de la violencia, o una de las historias de las violencias en Colombia, datan de 1950, no de los noventas o 2.000, que es como lo quieren, sesgadamente, señalar.
Hay que ser serios con la Historia. Nada sustentado en fantasías u olvidos soportados en ideologías puede ser base de nada.
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