“¡Sin campo, no hay país y Sin raíces no hay alas!”
Cuando revisamos los datos actuales sobre la agricultura en el país las cifras son alarmantes en temas de deserción, longevidad, pobreza y alto precio de los insumos; recordemos que Según el Ministerio de Agricultura, el sector agropecuario en Colombia tiene una participación entre el 6% y 8% del PIB nacional, y cuenta con una participación del 15% en el empleo del país.
Sin embargo cuando tenemos una mirada más detallada hacia las problemáticas que vivimos en las zonas rurales del país encontramos dificultades en temas educativos, El DANE para el 2022 informa que el 22% de la población son jóvenes rurales, y aun así estos no cuentan con facilidad para el acceso a la educación, básica, secundaria y media vocacional, sin contar que solo el 2% de jóvenes rurales pueden acceder a la educación superior.
Sumándole a lo anterior hay problemáticas en conectividad digital rural, sí, en el país en el cual contamos con nuevas conexiones 5G, solo 3 de cada 10 hogares rurales cuentan con conexión a internet.
Para el 2024 el incremento del rubro para el presupuesto del sector agrícola es del 68% pasando de 5.4 billones a un 9.1 billones de pesos. El mencionado incremento con el fin de impulsar la compra de tierras y mejorar los procesos productivos, créditos al campesinado y el subsidio a los insumos.
Recordemos que según la UPRA (Unidad de Planificación Rural Agropecuaria), la tierra está distribuida en 37% para realizar labores agrícolas, 39% para bosques y zonas no agrícolas, y un 23% en exclusiones legales que no son aptas para la producción.
Para esto es importante una Colombia con oportunidades en la cual se fortalezcan los proyectos productivos otorgándole prioridad a los jóvenes, acceso a créditos para innovaciones y emprendimientos juveniles y población rural en general.
La tecnificación del campo o agricultura tecnificada permitirá que exista una eficiencia en la cosecha y siembra de los productos, mejorar la conectividad rural garantiza una educación justa a través del acceso a la información; el mejoramiento de las vías terciarias fomenta la agilidad en la salida de los productos para la venta en general y evitar las pérdidas de producción, estabilizar el precio excesivo de los insumos aporta a mejorar la competitividad agrícola para garantizar la equidad y sostenibilidad generando así el primer paso para un campesinado eficiente.
Renta básica, justa y social para nuestros campesinos que por años han labrado de la tierra y nunca han podido acceder a un ahorro pensional y que con sus productos nos hace lo que somos hoy en día como colombianos.
Erradicar la pobreza, garantizar la sostenibilidad en la cosecha, mejorar las condiciones educativas, en conectividad, viales, garantizar territorios de paz como línea base para el sector agrícola y en satisfacer las necesidades de las personas que habitan el área rural de nuestro país, es la deuda histórica con el campesinado colombiano, pues desde hace 29 años no hay una reforma agraria que garantice los derechos emergentes de cada uno de los habitantes que con sus manos y tierras alimentan a un país.
¡Sin campo, no hay país y Sin raíces no hay alas!
Conoce el perfil y columnas del autor en este enlace: https://alponiente.com/author/derekocampo/
Excelente artículo. Que importante es reconocer el campo en un país donde ha sido olvidado por años.