“Es hora de mirar el presente y el futuro, es hora también de mirar el pasado pero para aprender de los errores conociendo nuestra historia, conociéndola para cambiarla en el mejor sentido de la palabra y no repetirla en un ciclo continuo que ya bastante nos ha desangrado.”
Si nos ponemos a leer y a repasar la historia de Colombia desde que se estableció como una república independiente, o incluso desde antes, notamos que durante todas las páginas de esta historia, año tras año, siglo tras siglo, Colombia se ha visto envuelta en una cantidad inverosímil de guerras que no se acaban sino que se transforman.
No hemos hecho otra cosa más que hundirnos en peleas heredadas, en guerras no declaradas y en fanatismos políticos que nos han llevado a un nivel de degradación bastante alto, donde el debate, la discusión pacífica y argumentada, el respeto, la hermandad y las cosas que tenemos en común y que nos hacen compatriotas se han hundido en el olvido, se han esfumado; se nos ha olvidado por completo que antes de ser partidarios de x o y partido político, o antes de nuestra preferencia religiosa, cultural o ideológica, somos personas, somos seres humanos, seres pensantes y racionales; estos fanatismo ideológicos y políticos, nos han llevado a los niveles de violencia más atroces e inhumanos que ni siquiera se alcanzan a dimensionar, dejando a su paso una cantidad ni siquiera registrada de muertos, desaparecidos, descuartizados, mutilados, desplazados, torturados y violados.
Es hora de mirar el presente y el futuro, es hora también de mirar el pasado pero para aprender de los errores conociendo nuestra historia, conociéndola para cambiarla en el mejor sentido de la palabra y no repetirla en un ciclo continuo que ya bastante nos ha desangrado. Es hora de que aceptemos de una vez por todas que somos todos diferentes, diversos, dinámicos, únicos, y que es precisamente eso, lo que nos hace especiales, es la capacidad de aceptar y respetar nuestras diferencias lo que nos hace humanos; el ser humano es el único animal sobre la faz de la tierra que habla, que se comunica y se expresa con palabras, con el diálogo; es hora de que aprendamos a usar este atributo del habla, para que nos unamos, dialoguemos y aprendamos a convivir en paz respetando nuestras diferencias; es hora de humanizarnos más, de ejercer por completo nuestra humanidad.
La Colombia Humana tiene que dejar de ser solo el nombre de un partido político, la Colombia Humana tiene que ser un ideal y una realidad que se demuestre y se evidencie con hechos cotidianos dentro de la sociedad colombiana, dentro de nuestro diario vivir. Claro que son necesarios los líderes políticos que hagan las transformaciones necesarias en el establecimiento colombiano, que reemplacen a los corruptos y ladrones que hoy desfalcan las arcas de la república dejando sin el pan y sin el agua al pueblo colombiano, claro que sí hay aún la esperanza de que al poder lleguen líderes que tomen decisiones acertadas, que dejen de beneficiar solo a un grupo poderoso y muy minúsculo, y que empiecen a tomar decisiones que beneficien hasta al sector más minúsculo y olvidado de la sociedad colombiana, pero mientras esto pasa, que tarde o temprano tiene que pasar, es nuestro deber y también nuestro derecho, empezar a ejecutar cambios individuales en cada uno de nosotros, es hora de dejar atrás el pensamiento egoísta que nos convence que otros tienen que hacer los cambios; ha llegado el momento y aprovecho este medio para hacerles la invitación a cada persona, a cada sector, a cada individuo que esté dispuesto a tomar medidas de toda clase para cambiar de raíz los problemas que aquejan en Colombia, porque no es esperando a que otros hagan como lograremos una Colombia humana, sino es haciendo nosotros mismo los cambios pertinentes.
La acción más pequeña es mejor que la intención más grande, la primera acción está en el pensar, en el razonar, cuando yo tomo la decisión de comprender y entender que existen todas las posibilidades de que mi posición, y mi idea por más convencido que esté de ella, puede ser equívoca, le estoy dando el beneficio de la duda al otro, a mi prójimo, y ese beneficio de la duda, me obligará a escuchar, a respetar y a valorar la opinión del otro, y con esas pequeñas acciones de escuchar, respetar, y valorar la opinión del otro, así yo no esté de acuerdo, estaré contribuyendo a crear un espacio, un ambiente democrático, respetuoso y humano, de esta manera fomentaré la paz tan anhelada y esperada para una Colombia Humana.
Cuando me informo y me preocupo por el medio ambiente y por las demás especies animales, cuando soy consciente del cambio climático, de la contaminación ambiental, del daño que produce los gases de efecto invernadero, del sufrimiento animal y empiezo a tomar mínimas medidas como no botar basura a la calle, sino que reciclo, reutilizo y separo todos los materiales denominados basura, cuando disminuyo el uso de mi carro o moto y opto por movilizarme en medios de transporte ecológicos y amigables con el medio ambiente, cuando disminuye el consumo de especies animales y apoyo al campesinado comprando sus productos agrícolas y vegetales que con tanto esfuerzo cultivan, con esas acciones que a veces pueden requerir un poco de esfuerzo y sacrificio, de esta manera construyo o contribuyo a construir una sociedad más humana.
Cuando hago todo lo posible por prepararme profesional y académicamente, cuando me formo y me convierto en un profesional, estoy contribuyendo a que esta sociedad tenga más colaboradores para solucionar las problemáticas que nos aquejan y de esta forma evitemos caer en las manos de la delincuencia y la desocupación engrosando sus filas. Cuando tengo conciencia de que la corrupción puede penetrar en cualquier estrato social, y hago lo posible para erradicarla, de esta forma hago el cambio, cuando no soborno al policía, al abogado, al juez o incluso a un amigo para que actúe a mi favor así esté incurriendo en un delito menor, cuando asumo las consecuencias de mis actos, aprendo de ellos, y no los vuelvo a cometer si son equívocos, de esta manera contribuyo significativamente al cambio de la sociedad.
La solidaridad, la bondad, el deseo de ayudar a quien lo necesita, el perdón, el amor al prójimo, la paciencia, la lucha por la defensa de los derechos de los sectores olvidados, la empatía, le generosidad, la equidad, la justicia social, la paz y la reconciliación deben ser los pilares de una sociedad humana, de una Colombia humana, debemos desarrollar en nosotros la capacidad de soportar y aceptar a quien no concuerda con nuestro pensamiento, somos nosotros, los que soñamos con una Colombia humana, los que primero debemos aportar con nuestras acciones, para transformar y convencer del cambio a quienes tienen en sus mentes un pensamiento de guerra, odio y destrucción, tenemos que materializar desde nuestra cotidianidad lo que proponemos, anhelamos y predicamos en redes sociales, tenemos que pasar de la palabrería y el discurso, a la práctica, no necesariamente tenemos que esperar a que las personas que concuerdan con estas ideas suban al poder; el cambio y la humanización de la sociedad colombiana pueden y deben empezar ya, para que de esta forma nos unamos, ojala todos y todas, para sacar a Colombia del atraso, de la miseria, del olvido y el abandono.
Para alcanzar una Colombia Humana, una sociedad humana, no bastan unos meses, ni siquiera cuatro años, es necesario un tiempo ilimitado, porque el ser humano nunca deja de aprender, la perseverancia, la persistencia, la insistencia, y la intensidad de aplicar a la vida práctica lo que proponemos en el discurso, es lo que nos llevará indudablemente a construir la Colombia Humana, con bases fuertes para que las futuras generaciones, encuentren al llegar a esta sociedad, un trabajo bien hecho, una sociedad digna de humanos, una sociedad educada, civilizada, llena de oportunidades, llena de amor, paciencia, perdón, reconciliación y paz; un ejemplo a seguir para las demás naciones, para las demás sociedades.
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