Pedimos el don del equilibrio y la prudencia de todos, para que el Banco de la República siga actuando con rigor técnico y sabiduría económica en las decisiones que tiene que tomar en defensa del poder adquisitivo de la moneda.
Y finalmente llegó la Navidad. Una época especial de gratitud, familia, nostalgia, generosidad, paz, esperanza y amor. Una celebración que para el cristianismo es una de las más importantes del año y que revive el nacimiento de Jesús en una noche denominada sagrada después de novenas, villancicos, pesebres, árbol y la infaltable “Carta al Niño Dios”. Esta última es la oportunidad para con esperanza pedir sobre aquellos asuntos que tanto anhelamos y necesitamos y que hoy parecen escasos o difíciles.
Como colombianos podríamos decir muchas cosas en esa carta, así que me concentro en la misiva sólo relacionada con lo económico:
“Querido Niño Dios, en momentos como este son muchos los problemas y necesidades que tenemos como sociedad (pobreza, inequidad, empleo, bienestar y desarrollo) pero hay algunas que requerimos con urgencia y sobre las cuales te pedimos especialmente.
Pedimos para que en nuestra sociedad haya más tolerancia y para que en lugar de polarizarnos en nuestras esquinas ideológicas o políticas, nos abramos al consenso, a una escucha real, a construir unidad en la diversidad.
Pedimos una paz total en la que haya verdad, justicia, reparación y no repetición. Menos “show” y más resultados. Más compromiso y genuinos actos de paz en cabeza de quienes tanto daño le han generado a la sociedad.
Pedimos con urgencia un plan de reactivación que recomponga la industria, la construcción y el comercio y que acelere la generación de empleo, para que no se afecten los ingresos de los vulnerables.
Pedimos menos “reflexiones filosóficas” sobre la regla fiscal, o las funciones del banco central o intervenciones de precios o divisas o en general mensajes de incertidumbre al inversionista privado, que tan mal reciben las calificadoras de riesgo y financiadores público-privados.
Pedimos mucha prudencia en los aumentos que vienen, en especial de salario mínimo y mucha más prudencia en los ajustes necesarios en el plan financiero del 2024 de la nación, que es la carta de navegación de los financiadores externos y la inversión extranjera.
Pedimos mucha más seguridad física para que la extorsión, el secuestro y el chantaje, no sigan afectando la industria y el comercio y que no se lleven al traste los avances en turismo. Y pedimos además que se enfrente al narcotráfico con contundencia, no sólo en incautaciones, sino en áreas cultivadas, de las cuales ya ni sabemos cómo vamos.
Pedimos el don del equilibrio y la prudencia de todos, para que el Banco de la República siga actuando con rigor técnico y sabiduría económica en las decisiones que tiene que tomar en defensa del poder adquisitivo de la moneda.
Pedimos unas reformas más consensuadas con quienes piensan distinto, pero por encima de todo que construyan sobre lo construido y no destruyan lo avanzado. Que genuinamente generen empleo, equidad, crecimiento, productividad y que sean sostenibles fiscalmente.
Pedimos en síntesis que el cambio venga con esperanza y no desesperanza y que nos permita seguir soñando con un país poderoso en biodiversidad, cultura y talento humano”
A usted y toda su familia les deseo una muy feliz navidad, y que, así como al país, también el Niño Dios les regale salud, paz y prosperidad.
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