En Colombia, la violencia contra las mujeres persiste como una dolorosa realidad que avergüenza a nuestra sociedad. En un país que anhela la paz y la reconciliación, el feminicidio proyecta una sombra sobre nuestros esfuerzos.
Recientemente, la tragedia golpeó con fuerza en el municipio de Guamo, Tolima, donde dos hermanas fueron encontradas sin vida en una finca de la vereda El Tuno. El lunes 8 de abril de 2024 quedará grabado en la memoria de esa comunidad como el día en que la violencia machista cobró dos vidas jóvenes, sumiendo a sus seres queridos en el dolor y la desesperación.
No podemos ignorar esta atroz realidad. Datos de la Fundación Paz y Reconciliación (Pares) revelan veinte casos de feminicidio reportados hasta el 7 de febrero de 2024, acompañados de 84 alertas de agresiones significativas desde Medicina Legal. Estas cifras se suman a las 848 alertas por amenaza de feminicidio emitidas en el año 2023, pintando un panorama desolador donde el riesgo para la seguridad de las mujeres en el país es cada vez mayor.
Detrás de estas cifras alarmantes se esconden historias de dolor y sufrimiento. Mujeres arrebatadas de sus hogares, familias, sueños y esperanzas. Víctimas de un sistema que las desprotege, invisibiliza y condena al silencio.
Pero no son solo números en una estadística, son vidas. Son nombres, rostros. Son hijas, hermanas, amigas, mujeres valientes que merecen ser recordadas por más que una cifra en un informe.
Es hora de que como sociedad tomemos una postura firme frente a este fenómeno. No podemos conformarnos con ser espectadores pasivos de esta tragedia que nos hiere en lo más profundo. Debemos alzar la voz y exigir justicia para las víctimas, así como medidas concretas para prevenir y combatir la violencia en todas sus formas.
El Estado colombiano tiene la responsabilidad de garantizar la seguridad y los derechos de todas las personas en el país. Esto implica la implementación efectiva de políticas de protección y prevención, así como la promoción de una cultura de igualdad y respeto.
En memoria de las hermanas de Guamo y de todas las víctimas de feminicidio en Colombia, levantemos nuestra voz y digamos ¡Basta ya! ¡Ni una menos! Que su memoria nos impulse a seguir luchando por un país donde todas las mujeres puedan vivir libres de miedo, violencia y opresión.
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