Es miércoles 20 de septiembre de 2017 en las fértiles planicies de la antigua Mesopotamia. Me encuentro en la turca ciudad de Cizre en la frontera con Siria y a sólo 50 kilómetros de la frontera iraquí. Los retenes militares constantes demuestran la tensión que se vive en la región; a menos de 150 kilómetros había combates en Irak con el Estado Islámico y cada tanto se escuchaban los bombarderos rusos en dirección sur. Lo sorprendente es que el peligro yihadista no era la razón de los retenes policiales y la tensa calma que percibía en los habitantes, sino el referendo de independencia que viviría el Kurdistán iraquí sólo 4 días después. ¿Qué es tan importante para eclipsar la amenaza de ISIS? Sólo una cosa: La cuestión Kurda.
La nación es kurda es una de las muchas cohabitando la antigua región de Mesopotamia en el corazón de medio oriente. Aproximadamente 30 millones de kurdos habitan en el sureste de Turquía, el noreste de Siria, el Norte de Irak y el noroeste de Irán. A pesar de compartir la fe islámica, esta nación tiene una cultura muy distinta a sus vecinos y por más de 100 años han luchado por tener un Estado propio, un asunto prometido por los otomanos antes de su disolución. Su búsqueda por independencia ha sido el problema doméstico más importante de la historia de la Turquía moderna y es castigado por ley manifestarse a favor de mayor autonomía. De la misma forma, los kurdos fueron perseguidos por Sadam Husein y la familia Al-Assad. Desde 1992 los kurdos controlan de facto la región norte de Irak conocido como Kurdistán Iraquí, por cierto, una de las regiones más seguras de medio oriente.
A pesar de no tener la popularidad que tienen otras naciones oprimidas como Palestina, los kurdos han tomado visibilidad internacional en los últimos años gracias a su brutal lucha contra el Estado Islámico en el norte de Irak, jugando un papel fundamental en la derrota en la batalla de Mosul. Para esto recibieron apoyo militar y financiero de occidente (especialmente de Estados Unidos) lo que les ha permitido adecuar su aparato militar y construir una infraestructura pertinente para el desarrollo del país. Sin embargo, Turquía sigue bombardeando las posiciones de la guerrilla del Partido de los Trabajadores Kurdos (PKK), lo que deja a los kurdos en una posición de lucha a tres bandas.
Finalmente se celebraría el referendo de independencia en el Kurdistán Iraquí el 25 de septiembre, con aplastante 92% de aprobación. Sin embargo, este proceso democrático sería rechazado por la comunidad internacional, a excepción de Israel -vaya ironía-, por el temor de generar descontento en los gobiernos iraní y turco quienes incluso amenazaron con una intervención militar en el escenario de secesión. Finalmente, seguí las recomendaciones de la mayoría de lugareños quienes, sorprendidos por la presencia de un colombiano en la región, constantemente me manifestaban los rumores de una posible intervención militar por parte del gobierno turco posterior a la votación. Aunque la secesión no se daría, ya se han registrado combates entre los Peshmerga (ejército kurdo) y las fuerzas de seguridad iraquíes.
La cuestión kurda toma cada vez más importancia, más aún cuando se sigue debilitando el Estado Islámico, quienes servían de enemigo común a todos los bandos. Con un aparato militar importante y el dominio territorial del norte de Irak y el noreste sirio (Rojava), los kurdos están más fortalecidos que nunca, y no desistirán en su deseo de formar un Estado donde puedan vivir en paz y de acuerdo a sus tradiciones. Como elemento positivo, el nacionalismo kurdo está cargado ideológicamente de elementos progresistas como el secularismo, el feminismo y los derechos sociales, sin embargo, grandes potencias regionales como Irán y Turquía consideran esta cuestión como fundamental para su seguridad nacional lo cual podría desencadenar en un conflicto armado a gran escala ¿se producirá una nueva guerra en Kurdistán que desestabilizará aún más medio oriente?