Tantos años de violencia en Colombia, ha llevado a un sector de la población a pensar y solo admitir el castigo como la única forma de detener a quienes están al margen de la ley. El conflicto nos ha dejado una infinidad de heridas sociales difíciles de sanar y que, si continuamos haciendo lo mismo y esperando resultados diferentes, será imposible cerrar.
La justicia transicional, precisamente, busca promover la reconciliación y la construcción de la paz, a través de unos pilares fundamentales para su tan anhelada búsqueda, estos son: verdad, justicia, reparación y garantía de no repetición. En el caso de nuestro país, sería una posible salida al conflicto armado no internacional, pues ofrece un marco que puede brindar seguridad jurídica no solo a los actores del conflicto, sino, de igual forma y con mucha fuerza, para la protección de los derechos de las víctimas.
Es la justicia transicional, sin duda, la apuesta a una paz duradera o si se quiere, la apuesta a la paz total. Como lo dijo San Juan Pablo II, en el discurso de la quincuagésima Asamblea General de las Naciones Unidas, “los invitó a ponderar con conciencia serena los derechos y las justas aspiraciones de los pueblos a la paz»
¿Somos capaces de hacer esta apuesta?
La implementación de un proceso de justicia transicional en Colombia implica la creación de mecanismos especiales que permitan investigar, juzgar y sancionar a los responsables de crímenes graves, al tiempo que se garantice la verdad, justicia, reparación y garantía de no repetición para las víctimas y por supuesto, garantizar también los derechos de los combatientes del conflicto armado, quienes en su propia ideología de lucha, han encontrado justificación para tomar las armas. Todos son seres humanos y esta cadena de violencia, muerte y zozobra tiene que terminar, pero no se construye paz con sometimiento.
Y son las víctimas aquí quienes tienen la palabra. Lo transicional cumple con una tarea fundamental: construir memoria, la cual a su vez debe llevarnos por el camino de la restitución de derechos que incluye reconocer los crímenes, tener voluntad de reparar y tomar la ruta para pasar de la ilegalidad a la legalidad.
Sudáfrica, Argentina, Chile, Guatemala, implementaron procesos de justicia transicional en los que se investigaron los crímenes, estos se reconocieron y las víctimas fueron reparadas. No obstante, no es decir que vamos a hacerla y ya está. ¡No! Se requiere voluntad política de las autoridades, la participación de la sociedad civil y las víctimas, la capacidad de los mecanismos de justicia para investigar los crímenes y la efectividad de los programas de reparación y reconciliación.
El pasado 9 de abril, Día nacional de las víctimas, en diferentes regiones del país, vimos a las comunidades que salieron de forma masiva y le pidieron al gobierno del Presidente Petro incluir a todos los actores armados en el proyecto de paz total, porque, indican, cuando se negocia con un actor y con otro no, esto genera más violencia en la disputa por el territorio. Propusieron cambiar la figura de sometimiento por la de Justicia Transicional. ¡La tienen clara!
El mecanismo está. Las condiciones también. Hace falta una real voluntad política y menos anuncios que solo buscan convertirse en titulares. ¿Escuchará el gobierno a las víctimas y a los grupos que esperan una señal para caminar hacia la paz total?
Amanecerá y veremos…
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