Jericó, un municipio que hace mucho con poco en el deporte

José María Dávila Román

“Siempre he creído que el deporte es un gran desencadenante para fortalecer el tejido social. Fomenta valores como la solidaridad, el respeto, la lealtad y crea hábitos positivos como la disciplina, la voluntad y la perseverancia”.


 

El suroeste y particularmente Jericó, viene cosechando triunfos importantes en materia deportiva. Hace 15 días, la ajedrecista jericoana Sara Moncada en representación del departamento de Antioquia, quedó campeona en los Juegos Nacionales celebrados en el Eje Cafetero; por esa misma fecha, el joven ciclista jericoano de 15 años, Santiago Ruiz, compitió en la Vuelta al Futuro con el equipo Potencia de Fredonia, siendo clave, en palabras de su mismo entrenador Edison Quintero, para que su equipo y uno de sus integrantes, José Miguel Aristizábal, del municipio de Granada, Oriente antioqueño, quedara de segundo en la general. El profesor Quintero dice que armó el equipo alrededor de Santiago. Con esta experiencia, el jericoano espera ser protagónico en la Vuelta al Futuro del próximo año, que es la más importante de Colombia para los ciclistas de ruta de hasta 16 años.

Hace ocho días, en la disciplina del atletismo, el jericoano Johan Espinosa de 17 años, quedó campeón en la prueba de los 5 mil metros de los Juegos Departamentales celebrados en el Urabá antioqueño entre los municipios de Apartadó y Chigorodó. Este joven sólo lleva diez meses entrenando con intensidad. Tiene gran margen para mejorar su hasta ahora notable desempeño.

Nos hinchamos de orgullo con todos estos logros, así como cuando gana la selección Colombia, pero lo cierto, es que el deporte en municipios como Jericó que son de sexta categoría y manejan pocos recursos comparados con los retos que hay, es una de las cenicientas en materia presupuestal así como en cultura (de libre inversión social el recurso del municipio es de aproximadamente 2 mil millones de pesos por año); por eso es de destacar estos logros y reconocer el trabajo de la dirección deportiva de Jericó en cabeza de Jhonny Henao, que, consciente de la escasez de recursos, siempre gestionó con distintas entidades para darles las mejores condiciones a los deportistas del municipio; en esta labor también son fundamentales los padres de familia, que la mayoría de veces ponen de su bolsillo para acompañar a sus hijos en sus viajes -incluso internacionales- y en su sueño deportivo.

Siempre he creído que el deporte es un gran desencadenante para fortalecer el tejido social. Fomenta valores como la solidaridad, el respeto, la lealtad y crea hábitos positivos como la disciplina, la voluntad y la perseverancia. Con más deportistas seguramente habrá menos delincuencia, drogadicción y vandalismo.

Estos talentos mencionados han destacado por sus capacidades naturales y excepcionales, por el apoyo de sus entrenadores y familias; pero si esta clase de municipios contaran con más recursos económicos para fortalecer las prácticas deportivas, habría más talentos para destacar. Mejores condiciones: más entrenadores, más escenarios deportivos, más implementos -en el caso de Jericó, si no me equivoco, hay sólo 2 entrenadores para fútbol. Poco para un municipio que tiene más de tres mil niños y jóvenes. Así pasa con las otras disciplinas deportivas, por lo que desarrollar todo el potencial de los talentos no es una tarea fácil -; y no es que las administraciones municipales no quieran tener esas condiciones, sino que no pueden.

Por eso, como país, debemos buscar las maneras de generar riqueza y prosperidad de manera sostenible y no decrecer, viendo las realidades presupuestales de municipios de sexta categoría, que prácticamente tienen las manos atadas. Debemos buscar la manera de que la mayoría de los más de mil municipios de Colombia -viendo las potencialidades y contextos de cada uno- sean de las primeras categorías, tengan prosperidad y su gente viva dignamente; y, para que, en materia deportiva, talentos ocultos tengan las condiciones necesarias para que puedan brillar y no se queden en lo que pudo ser y no fue, por falta de apoyo.

Las empresas, como viene pasando en Jericó, son grandes aliados para este objetivo, por eso, hay que cuidarlas.


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José María Dávila Román

Comunicador Social - Periodista de la UPB con Maestría en Gerencia para la Innovación Social y el Desarrollo Local de la Universidad Eafit. Creo que para dejar huella hay que tener pasión por lo que se hace y un propósito claro de por qué y para qué, hacemos lo que hacemos. Mi propósito es hacer historia desde donde esté, para construir un mundo mejor y dejar un legado de esperanza y optimismo para los que vienen detrás. Soy orgullosamente jericoano.

Nota al pie: El columnista tiene o ha tenido vinculación laboral con la minera AngloGold Ashanti. 

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