“El tema de ineficiencia y presunta corrupción en el Inpec es grave. La modernización del sistema, debe incluir las reformas necesarias y las transformaciones en el régimen carcelario para garantizar la eficiencia y transparencia en la administración, vigilancia e inspección de los centros penitenciarios”.
Una celebración de más de cinco días, incluye artistas vallenatos de talla internacional, juegos de mesa, mucho dinero en efectivo, comida y más de 200 botellas de whisky. El episodio no tendría nada de excepcional, pero se volvió noticia nacional por una sencilla razón, el lugar de los hechos: el pabellón de alta seguridad de la cárcel La Picota de Bogotá, uno de los lugares más vigilados del país. Los videos de la fiesta, fueron revelados por la Revista Semana [1], que en su nota publicada señala “las imágenes causan vergüenza nacional y ponen en la “mira” a La Picota, por sus pocos controles con los reclusos (…) cantan sin problema, como si estuvieran en un festival y no en una cárcel con medidas de seguridad”. Cabe resaltar que a pesar de los diferentes puntos de control que tuvieron que pasar los cantantes y sus orquestas, las neveras, mesas, carpas, y el largo etcétera que incluyó este espectáculo, ni las directivas del penal ni la guardia tuvieron conocimiento o sospecha alguna.
Un nuevo capítulo en la larga lista de casos de complicidad u omisión del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario – Inpec, creado mediante Decreto 2160 de 1992, como organismo adscrito al Ministerio de Justicia, que tiene dentro sus principales objetivos “hacer cumplir las medidas de aseguramiento, las penas privativas de la libertad y las medidas de seguridad, que establezcan las autoridades judiciales”.
El sistema carcelario del país es ineficiente. Los anuncios para la prensa y la sociedad no se hicieron esperar: “realizaremos una inspección disciplinaria en el establecimiento La Picota”, dijo el procurador delegado para los Derechos Humanos, Javier Sarmiento, en entrevista en la W Radio. Y en efecto, mediante Auto de ese despacho, se ordenó apertura de indagación previa por las “presuntas irregularidades por parte de miembros del Inpec (…) durante la celebración del día de la Virgen de las Mercedes” [2].
Es penoso ver como esa entidad, nuevamente, se encuentra acorralada por la polémica y los escándalos. Podemos pensar en casos como el de Carlos Mattos, “Kiko” Gómez, Aida Merlano, Juan Castro alias “Matamba”. El tema de ineficiencia y presunta corrupción en el Inpec es grave. La modernización del sistema, debe incluir las reformas necesarias y las transformaciones en el régimen carcelario para garantizar la eficiencia y transparencia en la administración, vigilancia e inspección de los centros penitenciarios.
El programa de gobierno 2022 – 2026 de Gustavo Petro y Francia Márquez, “Colombia potencia mundial de la vida”, en su capítulo tercero llamado “de la desigualdad hacia una sociedad garante de derechos”, establece que “la población privada de la libertad tendrá las condiciones y oportunidades de acceso a programas integrales de resocialización y de educación al interior de un sistema carcelario modernizado, ampliado y dignificado con enfoque de género”. Es evidente que un problema estructural de 30 años requiere soluciones de fondo, pues no se trata solo de protocolos y procedimientos. El diario El Tiempo, el pasado mes de marzo, indicó que “el Estado colombiano no puede seguir enviando un mensaje de que el problema de la corrupción en el sistema carcelario lo supera”. El imperio del Estado de derecho será fundamental para adelantar la reingeniería que requiere el Inpec; tarea compleja e inaplazable.
[1] Publicación Revista Semana: https://www.semana.com/nacion/articulo/verguenza-nacional-semana-revela-los-videos-de-la-parranda-de-la-picota-en-el-pabellon-de-extraditables-el-mono-zabaleta-y-su-conjunto-whisky-por-montones-y-juegos-de-mesa/202214/ [2] Noticia publicada en el twitter de W Radio Colombia @WRadioColombia: https://twitter.com/WRadioColombia/status/1577405413351428118?s=20&t=MDUBZZ5PMfOLxK3N9EnJsw
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