Incoherencia Ambiental

“En ello radica nuestro principal problema, sabemos que nuestro sistema económico es el causante de nuestro deterioro ambiental y aun así todos los esfuerzos de conservación van más encaminados a preservar el capitalismo que a proteger los recursos naturales.”


A pesar de la inminente necesidad que tenemos de proteger los recursos naturales frente a los retos que como sociedad misma hemos planteado para estos y para nuestra supervivencia, es evidente y llamativo darse cuenta que el boom proteccionista y ambientalista de hace algunos años se quedó solo en eso, un boom mediático, y ahora que nos vemos inmersos en una dinámica mucho más compleja y peligrosa para el ser humano, no sólo por lo tardío de las pocas decisiones que se han tomado, sino porque la misma lucha para proteger nuestro ecosistema peca de graves incoherencias, pocos movimientos y acciones relevantes se ven en el horizonte.

Quizá la revolución industrial haya sido el principal eje de contaminación significativo para que surgiera un verdadero movimiento ambiental en el mundo, en ese momento, darnos cuenta de que teníamos una capacidad inherente de aprovechar y modificar los recursos naturales a nuestro alrededor y que ello nos haya sumido en un frenesí productivo, nos enseñó rápidamente que no solo podíamos utilizar el ecosistema a nuestro favor, sino que también podíamos afectarlo gravemente.

Es allí donde aparecieron los primeros individuos que no solo abogaron por un uso más racional de los recursos, sino que también encontraron las primeras relaciones entre nuestro sistema económico y el impacto negativo que este podía tener sobre el medio ambiente, a pesar de ello, la revolución industrial continuó hasta nuestra época de capitalismo hiperproductivo de consumo.

Resulta paradójico pensar que llegados a este punto, la defensa del medio ambiente siempre conlleve en sí misma un daño a esta, podríamos pensar de manera radical y suponer que la mera existencia del ser humano genera un desequilibrio al ecosistema planetario, pero para ello tendríamos que obviar las grandes extinciones, los fenómenos naturales y sus impactos en las especies, así como los cambios naturales que suceden en un planeta multifenomenico como el nuestro, pero sin duda debemos aceptar que todo aquello que nos diferencia como especie de las demás; el pensamiento, el lenguaje, la sociedad compleja, la moral e incluso la filosofía influyeron para que hoy seamos la especie más contaminante y fuera de equilibrio del planeta respecto a los recursos naturales.

Si, hemos prosperado y alcanzado el éxito como especie, sin embargo, el camino que nos llevó a ello también es el mismo que nos está conduciendo a la perdición y en este caso no sólo a nuestra especie, sino a todo el sistema vital del planeta.

¿Podemos cambiarlo o revertirlo? Hemos acertado, con las herramientas que hasta hoy tenemos, en encontrar causas y consecuencias, así como de mirar al futuro para crear acciones que eviten nuestra propia extinción, el problema es que casi ninguna de estas acciones ha sido adoptadas y contrario a ello, vamos en una línea reversa en la conservación de nuestra existencia.

Debemos acusar al sistema económico, no solo porque este nos ha sumido en un ciclo de consumo y desperdicio capaz de agotar los recursos de nuestro entorno en tiempo récord, así como de generar una acumulación impensable de contaminantes, pero al mismo tiempo, debemos acusarlo porque este mismo ha absorbido todos los esfuerzos proteccionistas, la moda verde, los autos eléctricos, las hiper plantaciones, todo esto, que hoy en día se muestra como estandarte de la conservación del medio ambiente, no pasa de ser un elemento más del consumo, en ello radica nuestro principal problema, sabemos que nuestro sistema económico es el causante de nuestro deterioro ambiental y aun así todos los esfuerzos de conservación van más encaminados a preservar el capitalismo que a proteger los recursos naturales.

La moda verde es el ejemplo más claro, pero también se hace bastante claro al analizar cómo se implementan las medidas de emisiones, las fórmulas de renovación y no de reemplazo de combustibles, el reciclado, que ante el hiper consumo es incapaz de generar un impacto claro, todas medidas pequeñas y vacías que no generan un impacto mayor en el medio ambiente porque al mismo tiempo no lo generan en el sistema económico y social.

La advertencia es clara, no le quedan muchos caminos al ser humano para preservar su existencia sino el de no solo dejar de generar un impacto negativo tan grande en su ecosistema, también debe revertir parte de este daño y nada de esto ocurrirá si no se modifica de manera profunda el sistema social y económico, de no superar el capitalismo, a la especie humana no le queda más que una vía directa a la extinción.


Todas las columnas del autor en este enlace: Filanderson Castro Bedoya

Filanderson Castro Bedoya

Psicólogo de la Universidad de Antioquia con énfasis en educación, formación empresarial y salud mental, educador National Geographic, escritor aficionado con interés en la historia, la política y la filosofía, amante de la música y la fotografía.

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