Según algunos astrólogos charlatanes, el nuevo periodo que comienza bajo el signo del cerdo en el calendario Chino, traerá algunas dificultades que con un poco de paciencia y cuidado se podrán superar. En lo que refiere al campo internacional han vaticinado que se remontará el poder femenino y se comenzará a respetar más los Derechos Humanos. Lo que les faltó mencionar es que no aplicará para Brasil.
Las elecciones presidenciales de Brasil en 2018 fueron un evento relevante para las dinámicas regionales y el futuro de la octava economía del mundo. En este sentido, el pasado 1° de enero un exmilitar y político con cerca de 30 años en el parlamento, inició su mandato presidencial bajo ideas alineadas a la extrema derecha nacionalista.
Jair Messias Bolsonaro es producto, entre otras cosas, de capitalizar bajo el discurso del odio y del enemigo las tensiones internas y la realineación regional del poder. Por ejemplo, las promesas de campaña como los recortes en el gasto público pueden relacionarse con los escándalos de corrupción; las privatizaciones y la lucha contra el socialismo con los años previos de gobiernos de “izquierda”, la crisis económica y el desempleo; o el regreso de los valores tradicionales y cristianos con una supuesta ideología de género o un “exceso” en los derechos de los trabajadores. Lo que está en el fondo de la elección de Bolsonaro, es una seria crisis en la democracia que evidencia su corruptibilidad y degradación.
Los costos de lo anterior pueden ser altos, pues al alinearse con Estados Unidos pondrá en alerta a China que es su socio comercial más importante y al trasladar la embajada a Jerusalén corre el riesgo de deteriorar las exportaciones de carne Halal a países árabes que representan USD 1000 millones. Hay algo más problemático: el dilema que generará Brasil al ser parte de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudafrica) y fomentar posiciones en una dirección diferente al multilateralismo. Tal vez seamos testigos de un RICS.
En lo regional, Bolsonaro, un nostálgico de la dictadura militar, critica con fervor al Gobierno de Venezuela, Nicaragua y Cuba por considerarlos dictadores de izquierda. Lo que sucederá es que Brasil hará mayor presión a Venezuela bajo el argumento de falta de democracia, aumento del autoritarismo y crisis migratoria para cobrar en la geopolítica del continente. Buenas noticias para el Grupo de Lima.
Según lo expuesto, es posible inferir que Bolsonaro representa una vuelta al conservadurismo que rechaza un orden internacional multilateral. Así mismo, su agenda internacional supondría un cambio de rumbo en la política exterior brasileña, pues desde hace décadas ha priorizado las relaciones con los aliados del hemisferio sur, ha hecho abierta oposición a algunas políticas de Estados Unidos y ha mantenido una tradición diplomática en el conflicto palestino israelí abogando por una solución negociada para los dos Estados.
Igualmente será interesante observar como Bolsonaro lidia con sus más enconadas contradicciones. Cuestionar el autoritarismo en Venezuela siendo parte de un Gobierno que cercena las libertades individuales y resta derechos a los trabajadores o fomentar la competencia, el libre mercado y la instalación de bases norteamericanas teniendo un discurso de corte nacionalista.
Ya ven, nada de lo que aquí se ha dicho saldrá en la sección del horóscopo de sus revistas favoritas, de hecho, el año del cerdo no va a ser un año de inocencia o complicaciones menores para el mundo, más aun, será difícil para la democracia y el multilateralismo.