Helena Urán, Juliana Gaona, Mauricio Gaona

Helena Urán, Juliana Gaona, Mauricio Gaona, aparentemente separados por algunas visiones personales, están unidos por hilos delicados, e irrompibles. Carlos Horacio Urán y Manuel Gaona Cruz, sus padres, fueron inmolados en el Holocausto del Palacio de Justicia. Cuarenta años después, sus hijos siguen clamando por verdad y justicia.

Carlos Horacio Urán era magistrado auxiliar del Consejo de Estado. Videos y testimonios demuestran que el 7 de noviembre de 1985 abandonó el Palacio de Justicia, iba caminando. La investigación de la fiscal Ángela María Buitrago confirma que los militares lo encerraron en un lugar que llamaban “el cuarto de los guerrilleros”. Su cuerpo fue encontrado el 8 de noviembre en Medicina Legal, Bogotá. No tenía identificación ni era claro cómo murió.

Una viuda y cuatro hijas han pasado cuarenta años reclamándole a la Justicia que condene al Ejército por un crimen que sus hombres cometieron, como perpetraron desapariciones forzadas y otras ejecuciones extrajudiciales. Reclaman que se resarza el nombre, puesto en duda muchas veces, de quien servía a la Justicia. Hoy ellas cargan con los pesos de la ausencia del padre, el silencio de la Fiscalía y los desvaríos de otro presidente que crea confusiones sobre el magistrado para así evadir sus propias responsabilidades y acomodar la historia a su ego.

Manuel Gaona Cruz era referencia moral e intelectual de buena parte de los constitucionalistas brillantes de su generación, incluso de muchos mayores. Los testimonios recaudados por distintos investigadores, incluidos los miembros de la Comisión de la Verdad sobre aquellos hechos, reconocen su asesinato por guerrilleros del M19 que lo tuvieron encerrado en dos baños del edificio; en el segundo, donde estaba con otros juristas, le dispararon, por la espalda, durante la madrugada del 7 de noviembre.

A Manuel Gaona Cruz lo asesinaron el día en que iba a presentar su propuesta de sentencia para declarar la constitucionalidad de la extradición a Estados Unidos, la decisión a la que más temían los mafiosos de los años ochenta y por la que Pablo Escobar pagó por la toma del Palacio de Justicia, magnicidios como los de Rodrigo Lara y Luis Carlos Galán, y mantuvo amenazados a los magistrados de la Sala Constitucional de la Corte Suprema, antes y después del Holocausto que le financió al M19.

Juliana Gaona y sus hermanos tuvieron que investigar los hechos para demostrar cómo los guerrilleros tenían el objetivo ¿o el mandato? de asesinar a su papá. Y han debido reclamar justicia para que la verdad sobre el gran magistrado no sea tergiversada por una película que se reclama como ficción para darse el lujo, que no derecho, de mentir sobre seres humanos admirados y respetados como el magistrado Manuel y la consejera de Estado Aydée Anzola. Aquella generación silenciada, los testigos del horror, el país posterior, merecemos verdad y respeto, no juegos mentirosos con la dignidad de los grandes. La justicia amparó la memoria del gran profesor Gaona, en una decisión que el presidente Petro ha insultado desde su nueva arma, la cuenta de Twitter. Mentir, tergiversar, quitarle al país la admiración por un gran jurista, a eso se dedica quien debería, por lo menos, pedir perdón a nombre propio y de los compañeros con quienes fue parte de la más horrible jornada de nuestra democracia.

Sabíamos que conmemorar cuarenta años del Holocausto de la Justicia no iba a ser fácil para los deudos y para esa generación, la mía, que vive con el miedo de esas 28 horas; el dolor de padres, suegros, abuelos a los que les asesinaron admirados amigos, y la certeza de que con el derrumbe de la justicia cayeron valores, instituciones y confianzas que creíamos intocables. Lo que nunca alcanzamos a imaginar es que cuarenta años después todavía estaríamos clamando por la verdad, por justicia y por respeto para quienes fueron sacrificados por una guerrilla a la que el indulto no le quitó la responsabilidad, un gobierno -el de entonces- que está muriendo sin dar explicaciones, y un Ejército que todavía no ha cumplido con la justicia.

En un país de víctimas humilladas, desconocidas, Helena Urán Bidegain, Juliana Gaona Bejarano, Mauricio Gaona Bejarano, están demostrando que sí es posible, que es necesario, exigir la verdad y la justicia que responsables protegidos e insensibles rehúsan ofrecer.

Luz María Tobón Vallejo

Periodista. Exdirectora del periódico El Mundo, profesora, investigadora en comunicación.
Actualmente lidera la Iniciativa por la Minería Consciente, un proyecto de la sociedad civil por el diálogo social y la comunicación pública en entornos mineros.

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