Hacia una economía circular

Sumado a lo que a bien a mi consideración llamará la atención en el actual gobierno de Iván Duque de implementar una Economía Naranja que beneficiará un importante sector productivo del país, viene surgiendo una nueva forma de pensar el modelo de negocio y es precisamente aquella que los expertos técnicos llaman Circular.

La Economía Circular se viene hablando en nuestro país hace poco, no en vano existe un desconocimiento de la misma quizás por la escasa o nula implementación, puesto que hemos seguido modelos lineales vigentes  que nos rigen para bien o mal.

Entender la misma es muy fácil, tan solo imagínese en la limitada disponibilidad de recursos naturales con los que ya contamos en nuestra planeta y le va encontrar sentido a la misma. La Economía Circular busca construir y reconstruir, estimula nuevas prácticas de gestión  en sintonía con el ambiente.

Si bien la misma no está enfocada solo al área ambiental, podemos decir que implica un componente social muy importante y por ello su implementación constituye el paradigma del sistema del futuro, en contraste con el modelo lineal vigente.

Personalmente aprendí de la economía circular cuando lideraba el proceso de certificación y competencias laborales en el SENA y entendí que literalmente en el  país a diferencia de muchos otros de la región,  no hemos implementado reales métodos  de generación de energía a través del reciclaje, falta de incentivos económicos para quienes tienen una cultura del reaprovechamiento  y por las mismas fallas en el uso racional de nuestros recursos.

A mi modo de ver, no le hemos prestado mucha atención a la Economía Circular porque creemos tenerlo todo en cuanto a los recursos naturales y pensamos que los mismos nunca se agotaran. A diferencia nuestra, existen países como por ejemplo China, que lidera acciones dirigidas a través de la implementación de políticas públicas que ayudan a estimular en su sociedad el aprovechamiento de su sistema ambiental.

El gobierno de Colombia está en mora de implementar redes de crédito, beneficios fiscales, cadenas de inversores y demás aspectos entre otros,  dirigidos a la Economía Circular.

Creer que los recursos naturales son interminables es el peor error que nos pueda llevar a su exterminio. Acudir a la Economía Circular es lo que debemos hacer si queremos mantener nuestro planeta. Debemos cambiar nuestro chip y pensar en este modelo  como la mejor alternativa en todos nuestros procesos.

El  más claro ejemplo se lo escuché a Alejandro Álvarez Vanegas de la Universidad Eafit, cuando explica el concepto de Economía Circular a través de un aspecto sencillo “para qué comprar un taladro que solo se usará una vez al año, mejor lo alquilo o lo pido prestado, es más sostenible compartir que comprar”.

Esa es la base de la Economía Circular y por ello debemos  apuntar al consumo colaborativo para reducir la presión sobre los recursos naturales,  los ecosistemas y generar con ello tejido social y el aumento de la vida útil de las cosas.

Es hora, vamos todos hacia una Economía Circular.

Mauricio Correa Taborda

Trabajador Social, Comunicador Social Periodista. Especialista en Estudios Políticos. Magíster en Gobierno. Candidato a doctor en Estudios Políticos