¿Hacia dónde vamos?

ALDUMAR FORERO ORJUELA

La Constitución en Colombia debe ser reformada por completo, hay que eliminar tanta presencia del Estado en la vida de los individuos, garantizar los derechos de propiedad, eliminar el Banco de la República, descentralizar los departamentos y volverlos independientes en lo político, administrativo, económico y jurídico, en otras palabras, el país debe ir hacia una federalización


He notado que el mundo está en una ignorancia y una ineptitud apoteósica. Llevamos veinticuatro años del siglo XXI y en vez de avanzar, como el cangrejo, retrocedemos. En 2020 el mundo, de nuevo, vivió una pandemia, esta vez, provocada por la dictadura china que le dio poder a todos los Estados de la tierra para imponer medidas socialistas que a la postre derivaron en pobreza y desesperanza.

Los Estados dominados por personajes abyectos han hecho que la humanidad esté cada día más cerca al cataclismo, las personas viven el día a día con aparente normalidad, pero en el fondo están pasando la más difícil situación porque no hacen más que pensar en un futuro incierto. Han destruido la esperanza y las ganas de superación.

Pero en Colombia no se cantan mal las rancheras, hacemos lo que el resto del mundo hace y, hasta quizá, peor que ellos. Desde el 07 de agosto de 2022 el país entró en una etapa de destrucción, el entonces gobierno electo prometió un cambio para “bien”, pero después de casi dos años, hemos ratificado algunos y entendido otros, que el cambio solo fue para el presidente, su familia y sus esbirros. Los colombianos cada día vivimos peor.

No hay seguridad, el gobierno le entregó el país al crimen y lo tiene sometido a las directrices de los mayores delincuentes; no hay austeridad, desde la presidencia se promueve el aumento de la burocracia y el derroche del dinero de la gente; no hay justicia, el presidente Gustavo Petro se ha encargado de atacarla porque le produce prurito que lo investiguen o que se le indague a sus colaboradores; no hay economía, se han rasgado las vestiduras hablando de crecimiento cuando lo que ha habido es estancamiento. Total, que al país un grupúsculo de incapaces lo está destruyendo en frente de todos.

Aunque en honor a la verdad no todo ha sido culpa de este nefasto gobierno, lo que hacen actualmente es porque la ley se lo permite, así que todo lo malo que puede haber en Colombia es gracias a una Constitución que se creó para darle aire a los socialistas frenteros y también a los solapados. En ese texto hay cosas que benefician lo malo y que persiguen el bien, sobre todo, hay cosas que faltan y por lo cual Colombia vive en el limbo.

La Constitución en Colombia debe ser reformada por completo, hay que eliminar tanta presencia del Estado en la vida de los individuos, garantizar los derechos de propiedad, eliminar el Banco de la República, descentralizar los departamentos y volverlos independientes en lo político, administrativo, económico y jurídico, en otras palabras, el país debe ir hacia una federalización. Estamos cansados que todo se dirija desde Bogotá y que sean los políticos desde los fríos salones del palacio presidencial, del congreso de la República y de los ministerios quienes tomen decisiones respecto de departamentos y municipios alejados. Otro punto muy importante que se debería revisar y es el concerniente al tema fiscal o de los impuestos, hay que eliminar casi todos los impuestos, eliminar la DIAN, y desde luego, quitar tanto trámite que hace difícil la creación de empresa.

“Hacía el despeñadero. Es a ese destino que el presidente Petro está llevando al país. La inseguridad está desbordada y la economía en recesión. El barco se está hundiendo y no tenemos un capitán que lo saque a flote. Estamos fritos.”

El actual gobierno viene presionando al Banco de la República para que baje las tasas de interés y, según ellos, promover el crecimiento económico porque las personas tendrán más acceso al crédito si el interés es bajo. Por supuesto que las tasas de interés deben ser bajas, es apenas obvio, pero como en Colombia somos unos ignorantes en economía, sobre todo el presidente Petro, muchos piensan que desde una institución pueden decidir si las cosas suben y bajan.

Como el presidente no sabe de economía o la que sabe es la equivocada le digo lo siguiente, si en un país se quiere que las tasas de interés estén bajas, primero debe haber un ambiente institucional que lo permita hacer y está muy alejado de la perspectiva estatal y keynesiana que se tiene, segundo, para lograrlo se debe integrar el sistema financiero y bancario, esto es, que en Colombia se permita que hayan muchos bancos privados, centenares de bancos, para que sean ellos en virtud de la competencia lo que presione para que bajen los intereses. Claro está, hay que eliminar el Banco de la República y hacer un nuevo marco constitucional en materia económica que elimine el curso forzoso de la moneda y que las transacciones se hagan en la moneda que elijan los colombianos.

Vamos rumbo al despeñadero, de eso no hay duda, las actuales decisiones gubernamentales restringen la libre elección de los individuos, cada día más el Estado se ensancha y ahoga al sector privado, la inseguridad es rampante, no hay incentivos para las nuevas generaciones de estudiar y emprender, se está creando la cultura de vivir del Estado a costa de los pocos que se arriesgan y salen adelante. En algún punto, Colombia debe tomar decisiones radicales, propongo la construcción de una nueva Constitución – el tiempo dirá cuándo – para que haya un modelo liberal en donde el proyecto de vida de cada persona se respete y que el Estado – que debe ser pequeño – garantice derechos y no promueva privilegios.

Adenda: preocupa el desempeño económico del país, el 2023 fue un año de desaceleración económica y, probablemente, después de que se hagan las correcciones, se confirmaría que el 2023 la economía colombiana entró en recesión. El gobierno está empeñado con acabar la producción nacional y lo está logrando. Este tema es de especial atención.


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Aldumar Forero Orjuela

Joven oriundo de Bogotá D.C. Nacido en 1998, de familia conservadora, se ha adherido a las ideas del liberalismo que aboga por el respeto a la vida, la libertad y la propiedad como los valores más importantes de una sociedad.

Economista de la Universidad de La Salle. Con diplomados en cultura democrática y juventud constructora de paz.

Ha sido columnista en varios medios digitales de opinión y actualmente es columnista en Al Poniente.

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