Cuando el gobierno de Buenos Aires en 1814- en manos de su director José Gervasio Posadas- decidió crear una escuadra para defensa de los ataques de España, instruyó a Juan Larrea -a cargo del ministerio de Hacienda- para que comprara una serie de buques para ese fin. Larrea se puso en contacto con Guillermo Pío White aquel inglés espía y amigo de Beresford y de Whitelocke nada menos. Aclaremos que Larrea siempre tuvo malas artes en su desmedido afán de riquezas, por lo tanto toda esta tarea está viciada de una fuerte corrupción. Curiosamente ( o tal vez no) aportaron dinero para esta compra comerciantes ingleses. El almirantazgo británico aprobó todo este proceso y además de conectarlos con capitales ingleses, que obviamente cobraron por su gestión, le acercó al gobierno una lista de posibles marinos para conducir esa flota nacional. Ellos eran: el irlandés Guillermo Brown, el norteamericano Benjamín Franklin Seaver y el comodoro Williams Bowles. Finalmente la decisión recayó sobre Brown pues este contaba con más contactos entre los comerciantes ingleses y tenía experiencia en el Rio de la Plata. En otras palabras nuestro gobierno estaba armando una flota inglesa con la anuencia de Lord Strangford- aquel que oficiara de embajador en la corte de Portugal y se instalara en Brasil-, y que desde allí, manejó inescrupulosamente los hilos de nuestra política. La escuadra quedó entonces formada por un 40 % de ingleses y de la flota un 70% hablaba el inglés. Los que estaban al mando de la escuadra además de Brown eran: Benjamín Seaver, Richard Baxter, Whilliam Shapley, Jacob Sandquist, John Hassdel, Elijah Smith, William Mac Dougal, Henri James, Charles Mackey, James Smith, Robert Innes, John Gibson, John Robinson, James Harding y Robert Stacey. En resumen en la flota solo el 22% eran criollos, y la documentación interna de los barcos estaba en inglés.
Guillermo Brown no ha sido, como se supone un héroe, sino un marino mercante con objetivos personales y no los ideales con que algunos lo han pintado. Resulta poco creíble que en un breve lapso en nuestra tierra Brown tuviera un encendido sentimiento patriota. Poco se sabe de él antes de llegar al Rio de la Plata. Nació en Foxford un 22 de junio de 1777 un pequeño pueblo cercano a Ballina en el oeste de Irlanda. Su familia era de fuerte raigambre católica; junto a su padre emigró a los Estados Unidos, allí falleció al poco tiempo su padre y eso lo llevó a embarcarse como grumete: así conoció el oficio y demostró gran capacidad de navegante. En 1796 ya como capitán fue apresado por un buque inglés y obligado a prestar allí sus servicios. Esta nave es apresada por los franceses y quedó como prisionero de guerra a Francia. De allí tiempo después logra fugar a Inglaterra, ejerciendo en la Royal Navy donde continúa su carrera marina. Llega al Río de la Plata en 1811.
Es curioso el dato que en ocasión de las Invasiones Inglesas figure un guardiamarina William Brown cuya firma es coincidente con la del más tarde almirante. (1)
En esa oportunidad oficiaba ese homónimo (¿?) en la fragata Narcissus que al mando del capital Ross Donolly llevara el importante tesoro robado al virreinato del Rio de la Plata, por lo tanto le correspondió una parte del botín.
Brown procedía de la nave Diadem a cargo de sir Home Popham de la toma de ciudad del Cabo. Para 1811 arriba a esta ciudad, como decíamos con el cargo de capitán del bergantín inglés Eliza que era, en parte, de su propiedad. El bergantín en cuestión naufraga en Ensenada, vende parte de la mercadería y con el resto viaja a Chile donde consigue venderlas. Fue acusado de contrabandear dinero para Inglaterra y sometido a cárcel. Había escondido dinero en la barrancas de San Isidro junto a un esclavo llamado Pascual. En esa oportunidad utiliza la estrategia de ser vasallo inglés entonces el comandante de la Royal Navy en el Rio de la Plata P. B. Greene gestiona su libertad. Con el dinero obtenido subrepticiamente compró un predio en la zona sur conocida como la Casa Amarilla al presbítero José Ramón Grela.
En 1812 compra a María Clark la goleta Industria, luego se sumarán Amistad, Unión, y Esperanza. Brown utilizó la bandera inglesa para sus embarcaciones. Un tiempo después lo descubrieron contrabandeando cueros vacunos en la Banda Oriental para llevarlos a Buenos Aires. (2)
Un tiempo más tarde comienza a actuar como corsario y se apodera de algunas naves entre ellas: la goleta Nuestra Señora del Carmen y la balandra San Juan. Es entonces que este nuevo rol de pirata comienza a llevarlo a su condición de almirante.
Tras duros combates Brown supo hacerse de la victoria en las costas de Montevideo frente al capitán Sierra. En Buenos Aires la noticia provocó un festejo en el Cabildo donde asistieron, gozosos, los comerciantes ingleses y sus señoras.
Al terminar la campaña del año 1814 prepara un viaje por el Océano Glacial Antártico, avistó territorio al que denominó Tierra de la Trinidad (en recuerdo del navío argentino de ese nombre) de allí paso al Pacífico con el objetivo de llevar las ideas revolucionarias de la Junta de Mayo por los países costeros, anticipándose a las acciones de San Martín. (3)
Hacia 1825 el Brasil ocupa Uruguay y las Misiones Orientales con el nombre de Provincia Cisplatina, con el pretexto que las provincias Unidas del Río de la Plata habían apoyado la expedición de los 33 Orientales. Uruguay y Misiones iniciaron sus acciones bélicas pues pretendían pertenecer a las Provincias del Río de la Plata y no al Brasil. Todo esto naturalmente llevó la Guerra con el Brasil.
El 9 de febrero de 1826 se dieron los primeros enfrentamientos. La guerra con el Brasil tuvo varios marinos que merecen reconocimiento: Leonardo Rosales, Nicolás Jorge y Tomás Espora.
El gobernador Manuel Dorrego ascendió a Brown a Brigadier General. Sin embargo Brown participó en la revolución unitaria del 1 de diciembre de 1828 que derrocó a Dorrego y designó a Juan Lavalle.
Brown se retiró a su vida privada y volvió a su actividad naval en ocasión del bloqueo anglo-francés. Pasó sus últimos años en la Casa Amarilla.
Falleció el 3 de marzo de 1857, Urquiza en el gobierno, decretó las honras pertinentes
El general Bartolomé Mitre, al despedir los despojos mortales, dijo:
“Brown en la vida de pie sobre la popa de su bajel, valía para nosotros por toda una flota”
Sus restos descansan en el Cementerio de la Recoleta, en Buenos Aires.
Referencias:
- ARGUINDEGUY, Pablo E. y RODRIGUEZ, Horacio, Guillermo Brown. Apostillas de su vida. Ed. Instituto Browniano, Buenos Aires, 1994, pag.8
- Óp. Cit. pág. 22
- Biografía del Almirante Brown Municipalidad de Almirante Brown. Archivado desde el original el 5 de mayo de 2007.
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