Los floricultores colombianos estuvieron a segundos de un paro cardiaco después del impasse diplomático entre Gustavo Petro y Donald Trump. Dentro de poco se celebrará San Valentín en territorio norteamericano, y toneladas de flores nacionales tienen como destino final el comercio estadounidense.
Según Augusto Solano, presidente de Asocolflores, de haber escalado la pelea entre ambos mandatarios, entre el 50% y el 70% del cultivo de flores en Colombia se habría perdido. Ante una eventual subida de aranceles, no se habría contado con el tiempo necesario para reaccionar. La consecuencia habría sido desastrosa, con pérdidas millonarias para los floricultores.
Afortunadamente, el conflicto diplomático logró resolverse en la madrugada del lunes 27 de enero, antes de que los mercados internacionales reaccionaran, evitando un impacto aún mayor en la economía colombiana.
Esta situación tiene dos aristas principales: la política y la económica. Desde las esferas políticas y diplomáticas, es importante que el presidente Petro entienda la altísima dependencia que tenemos de Estados Unidos. No es prudente antagonizar con un socio comercial mucho más grande y fuerte que nosotros. Además, el mandatario colombiano representa los intereses del país y sus ciudadanos, no solo sus afinidades ideológicas. Ni Cuba, ni Venezuela, ni Nicaragua, ni mucho menos Palestina van a reemplazar el mercado estadounidense, el principal socio comercial de Colombia.
Para ponerlo en cifras, de acuerdo con datos del Banco de la República, la inversión estadounidense en Colombia alcanzó los 4.163 millones de dólares al tercer trimestre de 2024, lo que representa el 42% de los 9.953 millones de dólares que ingresaron al país en ese periodo. Además, hasta noviembre de 2024, las exportaciones colombianas hacia Estados Unidos totalizaron 13.106 millones de dólares, lo que equivale al 29% del total nacional.
Regionalmente hablando, los departamentos que más exportaron a este mercado fueron Antioquia, con 2.492 millones de dólares; Bogotá, con 1.664 millones de dólares; y Cundinamarca, con 851,2 millones de dólares. Estos números no son casualidad, pues más de 3.000 empresas colombianas exportan productos a Estados Unidos cada año según datos de la Dian. Tan solo el sector floricultor generó 1.013 millones de dólares en el 2024.
Desde la arista económica, esta situación genera incertidumbre para algunos empresarios y resalta la necesidad de ajustar su planeación estratégica, especialmente el análisis del entorno bajo herramientas como el DOFA. En el pasado, el panorama internacional había mostrado cierta estabilidad, sin embargo, hoy tenemos en la Casa de Nariño a un mandatario que ha tenido fricciones diplomáticas con Donald Trump incluso desde antes de que éste asumiera el poder. Esto podría ser un campanazo de alerta sugiere que la relación entre ambas naciones podría seguir siendo tensa, al menos durante este periodo presidencial.
Las empresas que dependen del mercado estadounidense enfrentan un riesgo evidente, ya que todo su modelo de negocio podría venirse abajo ante posibles medidas arancelarias. Pero este no es un problema exclusivo de ellas, pues una guerra comercial podría devaluar el peso colombiano a niveles que harían parecer leve la crisis de otros países de la región, lo que agravaría aún más la inflación en Colombia.
En este contexto, los CEO’s de grandes y pequeñas empresas deberían considerar estrategias como diversificar sus inversiones en monedas fuertes fuera del país, ampliar su base de socios comerciales o incluso explorar triangulaciones comerciales para mitigar riesgos. Estas medidas podrían ser cruciales para protegerse de la volatilidad política y económica.
Este episodio no es más que un campanazo de alerta sobre lo que podría venir… recordemos que «guerra avisada no mata soldado».
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