Mientras la ilusión sea una quimera pero imprima alegría, será suficiente para reflexionar y actuar contra la realidad cruda, diría un loco anónimo desde el Cabo de la Vela (Guajira). Imposible admitir que existen calamidades silenciosas y crónicas, pero lo que ocurre en este departamento es una muestra fehaciente de que si, gracias a unos políticos sin conciencia quienes solo piensan en la llenura de sus bolsillos, unas empresas privadas que se burlan de la comunidad, grupos ilegales que destruyen ilusiones y esperanzas, y un país vecino que solo se acuerda cuando necesita patrioterismo barato. Este hermoso rincón de Colombia, al cual le han dedicado muchas canciones y poemas musicales, Gabo le echó elegías a lo largo y ancho de sus obras, se ha mostrado (a pesar de todo) como una península que resalta en la Zona de Confluencia Intertropical (por algo Venezuela le ha tenido ganas), erigiéndose como una alternativa ambiental y sostenible, donde el ecoturismo se podría aplicar perfectamente, pero aquí viene la siguiente pregunta: ¿Qué hacer con un departamento, donde clase política, sector público, sector privado y grupos ilegales se ufanan de la corrupción y el contrabando? Difícil encontrar la respuesta, pero si un país entero se une, un día no muy lejano podrá hallarla.
En la columna Carta Guajira (07/06/2012), se destacaba el valor de una Líder Comunitaria de la Región, Vicenta Siosi, le escribió una carta al Presidente Juán Manuel Santos, donde le expresaba la preocupación sobre un proyecto de desvío del río Ranchería, por exigencias del Conglomerado Minero que maneja la Mina de El Cerrejón, que traería consecuencias nefastas para el Medio Ambiente y el Desarrollo Sostenible. El último párrafo de la misiva se lee así: “Al final de la reunión concluyeron que sería una gran obra de ingeniería y que las cosas seguirían igual. A lo que una jovencita de la comunidad preguntó. ‘Si todo permanecerá Igual ¿Por qué nos quieren compensar? Nuestro transcurrir en la península Guajira gira alrededor del río, él es la gracia y la vida aquí’. Señor Presidente, por favor no permita que la empresa extranjera Cerrejón destruya el acuífero que mantiene el Ranchería y seque la única fuente de agua que poseemos. Si se licencia el traslado y empezamos a padecer los perjuicios, no podremos volver atrás, el daño es irreversible”. ¿Qué pasó entonces? No solo desviaron el cuerpo de agua, sino que El Cerrejón prácticamente expropió el mismo (evocando los tiempos de vida de Hugo Chávez con el centro de Caracas), sino que puso a la comunidad a padecer una hambruna que no se ha enfrentado con medidas efectivas, no hubo compensaciones, se acabó lo poco que quedaba de flora y fauna, tanto rural como salvaje, y contribuyó a la hambruna que el gobierno quiere negar, pero que los hechos dicen lo contrario.
¿Quién era el gobernador en ese entonces? Nada más y nada menos que el anticélebre Juán Francisco Gómez Cerchar, más conocido como Kiko Gómez. Es una historia muy peculiar, mientras la situación social reflejaba el drama que se empezaba a asomar en ese entonces, pero Kiko aparecía en todas las encuestas con altos índices de favorabilidad (¿Cuáles serían los métodos para sostener esta infamia?) y era motivo de inspiraciones en el vallenato, era considerado un mesías del norte de Colombia, incluso, lo propusieron como presidenciable. Pero llegó el momento en que el tsunami de contrabando, narcotráfico, corrupción y crimen se le salió de control, salieron a flote que tenía sus redes nefastas haciendo de las suyas (incluso, llegando a presumir de que tenía sus redes peligrosas, como se puede leer en la investigación por la muerte de la ExAlcaldesa de Barrancas, Yandra Brito), y se revelaron sus nexos con alias Marquitos. Hoy Kiko está en la cárcel, se proclama un perseguido político, un supuesto buen muchacho que hace milagros por su pueblo (¿milagros manchados de sangre, dolor y lágrimas?), hay gente que todavía llora por su libertad, pero lo cierto es que Kiko deberá responder. Ahora quiere imponer en la Gobernación a Oneida Pinto, otra polémica política, quien produjo un cisma en Cambio Radical, porque Carlos Fernando Galán se opone a su aval, pero la Familia Char (los mismos de los cuatro extranjeros jugando para el Junior) la bendice como una supuesta princesa. Así, ¿Cómo ser más optimista con el panorama? No hay derecho.
Regresando al tema de la hambruna, periodistas como Gonzalo Guillén y Claudia Morales han hecho trabajos in-situ (en el departamento) sobre la situación y han encontrado cifras realmente graves: cerca de 4770 niños entre cero y cinco años han muerto de física hambre y abandono durante los últimos seis años. ¿Cuál ha sido la respuesta del Gobierno Nacional? En una visita en días pasados, el Presidente Santos, en una actitud arrogante y grosera, afirmó, según cifras oficiales (las cuales no es que sean de mucha confianza), que en los últimos ocho años (¿defendiendo a su antiguo patrón y ahora acérrimo enemigo?) solo han muerto 300 niños, y lo más triste, no ofreció soluciones a la problemática, dando la impresión de que su segunda presidencia no es proactiva, y fácilmente la pueden tumbar. Presidente, reaccione.
Ni hablar de Drummond con el caso de sindicalistas asesinados, ni el caso de Dibuya con un puerto privado sin beneficios, el tren del carbón que tiene a sus laderas a las farc haciendo de las suyas, los paras y el contrabando, en fín. Ojalá no tomen como objetivo militar a Bahía Portete.
PD1: El Metro de Bogotá, de tumbo en tumbo.
PD2: Circuito roto, hace inviable, el proyecto “Parques del Río” en Medellín.
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