“Todo lo que importa es respirar y dejar que la imaginación nos lleve a ese lugar, y quedarse con la esencia”. – FYAHBWOY x SFDK – SEGUIRÉ AL SOL
Cuando comprendemos que el camino de la crisis es algo que nos va a acompañar el resto de nuestras vidas, elevemos nuestro espíritu para poder tener el privilegio de sentir gratificación, no solo frente a los demás sino frente a uno mismo. La superación de la vida misma es el acto más gratificante que podemos tener frente a cualquier situación. Esto implica que nuestro ser espiritual sobrepasa los anclajes en este mundo terrenal ya que somos seres espirituales teniendo experiencias humanas y, por eso, sentimos gratificación.
La gratificación es una cualidad del espíritu, no del cuerpo, pero aun así esta condición espiritual excede cualquier barrera y permite sentirla frente al cuerpo, es decir, tener una autoimagen positiva, permitiendo aumentar cada vez más la autoestima.
En el momento en que aprendemos a diferenciar aquello que podemos o no controlar, nos damos a la tarea de agradecer la vida con todos sus achaques, pues entendemos que hay situaciones que ocurren en el exterior que no dependen de nuestras acciones y otras que podemos controlar o manejar, como nuestros conductas y decisiones.
Si queremos que algo en nuestra vida y lograr sentir esa gratificación, tenemos que actuar. Solo por medio de la acción es que se obtienen las recompensas en esta vida, a pesar de que se sabe que aquello que perseguimos no siempre se va a conseguir.
Las metas determinan a donde queremos llegar, pero nuestra chispa o nuestro espíritu le da el arranque al motor para llegar a ellas. Tener metas se reduce a escribirlas en un papel para identificarlas, hay que actuar y poner en marcha cualquier conducta o decisión que nos acerque a la meta. Esto no solo se hace por tener felicidad y tranquilidad, es porque se espera agradecer al universo, dios o cualquier concepto que quieras utilizar para ello en el momento en el que alcancemos dicho objetivo
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