Gobernar el Ecuador con “mano dura”

Nayib bukele

“¿El miedo generado ante la violencia demanda políticas de mano dura?”


Primera columna

Durante los últimos años, hay una frase que se ha popularizado en Ecuador. Me atrevería a decir que no hay persona en el país que no haya escuchado: “está peligroso”. Y es que, a diario, los medios de comunicación nos inundan con noticias que alguna vez resultaron impensables pero que están ocurriendo a la vuelta de la esquina. La inseguridad se ha apoderado de las calles y los ciudadanos nos hemos visto obligados a vivir con el temor de ser asaltados, amenazados e inclusive asesinados. El Gobierno del Encuentro, posteriormente conocido como el Gobierno del Ecuador, ha efectuado grandes esfuerzos con el afán de combatir este fenómeno y ha considerado que la mejor estrategia es salir ante las cámaras con la gorra de la policía o de las fuerzas armadas y decretar estados de excepción. Tal ha sido su efectividad que los índices de homicidio se han disparado y hoy en día, ciudades como Esmeraldas se ubican como la tercera zona más violenta de América Latina. Dato mata a relato. El presidente ha demostrado total incapacidad para tomar las riendas de un país atado de pies y manos por el crimen organizado. Con el anuncio de la muerte cruzada, ha dado un paso al costado y a vísperas de elecciones para nuevos asambleístas, presidente y vicepresidente, es normal que los ciudadanos nos preguntemos: ¿Qué necesita Ecuador para hacerle frente a la inseguridad?

Un presidente con mano dura capaz de enfrentar a las organizaciones criminales”, podría ser la respuesta más aceptada tras el rotundo fracaso demostrado por Lasso. Y es que la idea de una figura política fuerte, agresiva y con “los pantalones puestos” estilo Bukele no resulta tan descabellada después de todo. Por lo que no sería de asombrarse que, durante la campaña política, los candidatos se muestren rígidos y desarrollen una estrategia populista punitiva dentro de una retórica de política de mano dura contra el delito con el afán de ganar apoyo popular y así las elecciones. “Ecuador lo necesita” dirían muchos ¿pero sabemos en realidad lo que esto significa?

La mano dura es un discurso que surge ante la demanda de respuesta por parte de la ciudadanía y la incapacidad estatal para la gestión de la inseguridad. Son un conjunto de políticas destinadas a endurecer los códigos penales, aumentar la presencia policial en las calles y también su letalidad, así como incremento del encarcelamiento y la declaración de una guerra contra el narcotráfico. Algunos autores consideran que se tratan de prácticas de control selectivo de determinadas poblaciones que cuentan con un alto apoyo popular. Las mismas que han recibido cierto elogio debido a su aparente “éxito” plasmado en el crecimiento del número de incautaciones y de detenidos. Un ejemplo claro de ello es El Salvador que bajo el liderazgo del “dictador más cool del mundo mundial”, como se ha autodenominado Nayib Bukele, y su “mano dura” contra las pandillas ha logrado disminuir la violencia en su país, brindado paz y tranquilidad a sus ciudadanos. O bueno, eso es lo que nos quiere hacer creer, ya que organismos internacionales han denunciado la constante violación de derechos humanos por parte del Estado. La ONU ha declarado que el país centroamericano tiene la mayor tasa de presos en el mundo, muchos de ellos no necesariamente son culpables y terminan convirtiéndose en víctimas excedentes de un proceso donde el fin justifica el medio.

Y es que detrás de este discurso hay pinceladas de autoritarismo invisibles para nuestros ojos que ponen en riesgo a la democracia. Esta creencia legitima por completo las prácticas autoritarias y el abuso de poder del ejecutivo y de las fuerzas del orden. La detención de personas sin motivo alguno o por sospecha, el incremento de la población procesada e inclusive la militarización de la seguridad ciudadana representan un riesgo para los derechos humanos. La adopción de estas políticas podría dirigirse de manera desproporcional a ciertos grupos étnicos. Si no recuerden, como hace algunas semanas una madre denunciaba como su hijo fue agredido durante un operativo militar y acusó a sus ejecutores de violencia y racismo.( Madre denuncia racismo hacia su hijo durante control militar en Quito: Esto dice la institución (vistazo.com)) Si bien el objetivo de estas políticas es reducir la violencia, no se pude descartar que pasé lo contrario y que los grupos delictivos tomen cartas en el asunto y respondan con más violencia. Por otro lado, la implementación de estas políticas puede erosionar los principios democráticos, debilitando los mecanismos de rendición de cuentas que conllevarían a la implantación de un Estado autoritario socavando la confianza en las instituciones. Si bien un líder que promueva la mano dura podría reducir los niveles de violencia en el corto plazo, las consecuencias con el tiempo podrían estar vinculadas con el debilitamiento del Estado de Derecho y la capacidad estatal para presentar una respuesta sostenible para el crimen.

Apostar a una estrategia violenta y represiva en Ecuador podría tener riesgos elevados. Es comprensible que ante la falta de acción por parte del gobierno y del miedo generado en torno a la violencia, la ciudadanía se incline por un líder de mano dura. No obstante, debemos abrir nuestra mente y comprender que el crimen y la violencia no son los problemas centrales, pues solamente son causales derivados de problemas sociales como la pobreza, desigualdad, desempleo, entre otros. Por lo tanto, la prevención podría ser el mejor remedio. Anticiparse al crimen a través de programas y proyectos familiares, educativos y dentro de la comunidad podrían ser en gran parte la solución para frenar esta crisis que día tras día se torna más complicada.  Ecuador no necesita de mano dura, requiere que se visibilicen los verdaderos problemas y se tomen cartas en el asunto. Hay que tener cuidado con esos liderazgos que prometen poner fin a la inseguridad usando más violencia, puede ser el inicio de un camino sin retorno.


Todas las columnas del autor en este enlace: https://alponiente.com/author/nicorrea/

Salvador Nicolás Correa Ruiz

Soy licenciado en Relaciones Internacionales de la Universidad San Francisco de Quito y actualmente, estoy estudiando una maestría en Política Comparada en FLACSO-ECUADOR. Mis temas de interés están ligados con autoritarismos, configuración del poder, geopolítica, relaciones internacionales.

Comentar

Clic aquí para comentar

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.