Fragmentos de lo inmundo: la nuda imagen en la poesía de Igor Barreto

“El poeta le arrebata la apariencia al orden y expone los nudos de la identidad, de la verdad, de la belleza, de la patria.”


Un poeta está frente a las imágenes de los pintores y las pinturas. En un cruce de sentidos, el poeta mira y es mirado, no puede imponer el poder del ojo sobre el color, la figura, el trazo, el fragmento, la técnica, el arte. No sale ileso de la verdad con la que lo azusa la imagen, entonces, responde como un interlocutor. La imagen sabe que ella no dice más que mil palabras, que las necesita del poeta y este, para pronunciarlas, la necesita a ella, fija en su misterio.

Al sostener la foto entre las manos
vi la imagen y la visité, y ella
que estuvo frente a mí también me visitó
colmándome de omisiones y figuras.

Frente al miedo de quedarse sin imágenes, siempre está lo inmundo. Resistencia al asco, sostener la mirada en el camino de la poesía que va dejando la rata faraónica que destruye los huevos del cocodrilo. En ese camino viscoso, el poeta nos dirige al río donde, quizá, podamos sumergirnos.

En un mercado se aprende a caminar
por el atajo de la desconfianza
y el oro imaginario.
Parado frente a mí estaba un sepulturero
vendiendo cruces de madera:
dos tiestos secos y cruzados
con su escritura cirílica.
Lo que Dios dijo sobre la luz:
y la lux est facta…

Igor barreto no huye. Observa e intenta nombrar los desperdicios que caen en la brecha que hay entre el lenguaje y las cosas que este nombra. Un espacio para la sorpresa y la náusea. Cuando Walter Benjamin teorizó sobre la modernidad usando imágenes como el fragmento y la ruina, también estaba sugiriendo lo que solo la lengua del poeta puede pronunciar sin plegarse en el paladar: lo inmundo.

¿Qué son tres monedas
en el centro de unas manos rudas?
mientras el cuervo atesora billetes
bajo su almohada.

Igor Barreto no es un poeta de caballete, es el cuerpo golpeado por las imágenes que lo afectan; ese montón de pedazos de imágenes quebradas, desechos que la comprensión recicla para producir el mareo de lo real, porque Inmundo (2024) es el desafío prometeico del sentido. El poeta le arrebata la apariencia al orden y expone los nudos de la identidad, de la verdad, de la belleza, de la patria.

…Pero más tarde, al leer el diario
del general Luis Perú de Lacroix
y enterarme que tal sacrificio fue una invención
del libertador Simón Bolívar
para avivar los incordios de la guerra.
Entonces enmudeció esa U idealizada
que escuché en los campos
de San Mateo
al pensar que:
Aquiles no fue tan valiente como dijo Homero,
ni Ricaurte era Ricaurte.
Sólo se trataba
de nuestra bastardía triste
a la que aún obedecemos ciegamente.

Barreto desmantela los nuevos nombres que se le dan a las viejas formas del caos. Construye un carrusel de imágenes que giran sobre el eje de la imprecisión, de lo inacabado, que suben y bajan de los estándares de la lengua.

ENTRE ollas de hierro y aluminio
hay una serpiente oculta
metalizándose
con lo opaco de los cuencos.
Ciertas expresiones
me hicieron evocar
la vida de José, el albañil.
Teníamos años sin vernos
y sus palabras se recordaban
nuevas.
Mis párpados enrojecieron
cuando alguien refirió
que el albañil
había tratado de suicidarse,
pero aún movía el dedo
meñique
de la mano izquierda
y lo bajaron de la viga
donde colgaba.
Le quitaron el lazo que oprimía su cuello
retornando
a su color habitual
hasta ponerse de pie y marcharse…

El poeta expone en Inmundo la gracia y el misterio del lenguaje porque su escritura es capaz de mostrar, en su pulitura de la lengua, los contornos agrestes sobre los que descargó la furia modeladora de su pensamiento. Barreto talla sin ocultar la materia prima sobre la cual trabaja para hacernos testigos del olvido siempre presente de lo que despreciamos porque no se ve, porque no se dice.

…nos fuimos quedando
sin la lengua necesaria.
No hablo del peatón
cruzando el rayado
con su paraguas
sino
de la lamentable
ausencia
de cierta memoria.

Leer (lo) Inmundo es atreverse a pensar lo propio sin aferrarse a una identidad lingüística ni estética. El fundamento de la poesía de Igor Barreto está en la escritura del animal hablante, es decir, en el tejido de un abismo que el poeta construye para lanzarse en él. No para probar su resistencia, sino para mostrar, cual animal abandonado, que el valor no está en saltar, sino en elegir el modo de hacerlo para sobrevivir en la caída, no caer de boca. Inmundo exige una pregunta por el lenguaje del sobreviviente que esquiva al pusilánime, ese que, intimidado por la desnudez de la imagen, frunce el ceño para susurrar: “¿de qué trata?”.

Imagino que cuando duerme la urraca
en los oquedales del bosque
escucha en silencio al insecto
y le responde.
Así dialogando, el insecto y el pájaro
encuentran una posible compañía
y cada uno se siente más seguro.

Igor Barreto
Inmundo (2024)
Editorial Pre-textos

Xenia Guerra

Licenciada y magíster en Letras por la Universidad de Los Andes en Venezuela. Profesora universitaria de la misma casa de estudios. Investigadora en el ámbito literario con enfoque en filosofía política y el arte.

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