En un reciente discurso inaugural de la Feria del Libro, Irene Vallejo, reconocida escritora por la cual profeso una profunda admiración, compartió una frase que nos invita a reflexionar: «En nuestras manos está trazar las huellas de las sombras que seremos». Esta afirmación, extremadamente evocativa, nos recuerda nuestro papel activo en la formación de nuestro destino y en la construcción de nuestra identidad, tanto individual como colectiva.
Al reflexionar sobre estas palabras, nos sumergimos en un viaje introspectivo, explorando nuestras propias luchas internas y aspiraciones. Nos enfrentamos a la dualidad de nuestra existencia, entre la luz y la oscuridad, entre las elecciones que moldearán nuestro futuro y las sombras del pasado que aún nos persiguen.
Los griegos nos legaron no solo mitos y filosofías perdurables, sino también un espejo en el que podemos vernos reflejados. Desde las tragedias de Sófocles hasta los diálogos de Platón, encontramos narrativas que exploran los dilemas humanos más profundos: el amor, el poder, la justicia, la traición y la búsqueda de significado en un mundo caótico.
En estas historias ancestrales encontramos eco de nuestras propias batallas internas. Nos reconocemos en los héroes atormentados por la duda, en las heroínas que desafían las normas sociales, en los dioses que reflejan nuestros anhelos y temores.
Como señaló el escritor romano Terencio, «Nada humano me es ajeno», reflejando la universalidad de la experiencia humana a lo largo del tiempo y la cultura. En nuestras propias vidas, vemos reflejadas las mismas pasiones y conflictos que han resonado a lo largo de los siglos. Guattari con su micropolítica y Barthes con el ausente, también invitan a explorar la complejidad de la identidad y la agencia individual en la sociedad. Reconocer que trazamos nuestras propias huellas implica aceptar la influencia de lo que queda en la penumbra de nuestra existencia, en constante diálogo con las fuerzas sociales y culturales que nos rodean.
Al adentrarnos en esta reflexión, nos enfrentamos al desafío de vivir plenamente el presente en un mundo marcado por la incertidumbre y la ansiedad por el futuro. La sabiduría de Horacio, con su llamado a «Carpe diem», nos insta a encontrar la plenitud del momento, liberándonos de las preocupaciones excesivas por lo que está por venir, reconociendo nuestra capacidad para moldear nuestro destino mientras abrazamos la incertidumbre del futuro, encontramos un equilibrio esencial para nuestra salud mental y emocional. Un equilibrio que resuena con el viaje épico de Ulises, el enfrentándose a innumerables desafíos y peligros, representa la lucha humana contra la adversidad y la búsqueda constante de un hogar y un propósito.
En medio de la incertidumbre del viaje, encontramos lecciones valiosas sobre la importancia de adaptarnos a los cambios, de mantener la esperanza incluso en los momentos más oscuros y de perseverar ante la adversidad. Aunque el futuro está lleno de incertidumbre. Cultivando una mayor tranquilidad y bienestar a través de esta actitud de aceptación y acción, dejamos una huella de paz y serenidad en el mundo que nos rodea, al igual que Ulises dejó una marca indeleble en los corazones de aquellos que lo conocieron. Como él, aprendemos a encontrar fortaleza en la adversidad y esperanza en la incertidumbre, navegando hacia un futuro desconocido con valentía y determinación.
Esquirla: «La Sabiduría de las Sacerdotisas de la Palabra: Un Homenaje a Irene Vallejo»
Me gustaría expresar mi más sincero agradecimiento a Irene Vallejo por compartir su inspiradora reflexión durante el discurso inaugural de la Feria del Libro. La profundidad de sus pensamientos y su habilidad para transmitirnos ideas tan poderosas evocan la imagen de las antiguas sacerdotisas de la palabra, como la musa Calíope o la diosa Atenea. Al igual que estas figuras míticas, Irene posee el don de tejer historias que no solo inspiran, sino que también educan a generaciones enteras.
En un mundo donde el lenguaje muchas veces es aporreado y maltratado, la voz de Irene resuena como un faro de sabiduría y claridad. Nos guía con maestría a través de un océano de ideas y reflexiones, invitándonos a sumergirnos en nuestra propia existencia y a explorar el poder transformador de las palabras. Con cada frase, nos desafía a reflexionar sobre nuestra identidad individual y colectiva, recordándonos la importancia de cultivar el lenguaje como un instrumento de conexión y entendimiento en un mundo cada vez más dividido.
La contribución de Irene a la cultura y la literatura no solo nos ofrece una nueva perspectiva sobre el mundo que nos rodea, sino que también nos anima a explorar más profundamente nuestro propio ser y nuestra conexión con el universo. Sus palabras son un recordatorio de la belleza y la fuerza que reside en el poder de la comunicación humana, y nos inspiran a apreciar y honrar este valioso regalo que compartimos.
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