Firmamento político

Este año, la ciudad de Medellín ha visto cómo desde inicios de año, una cantidad considerable de candidatos se ha dedicado a inscribir movimientos ciudadanos y recorrer las diferentes comunas y corregimientos en búsqueda de las firmas necesarias para inscribir sus movimientos a la Alcaldía y sus listas de concejales. La mayoría de quienes lideran estos movimientos están ligados a otros partidos o grupos políticos, pero decidieron salir a recoger firmas como una muestra de su independencia de esos mismos partidos. Sin embargo ¿Qué aporta la inscripción de movimientos ciudadanos y la recolección de firmas?

Según la Registraduría General de la Nación, la ley 130 de 1994 dio la oportunidad para que grupos significativos de ciudadanos inscribieran candidaturas a las diferentes jurisdicciones electorales, siempre y cuando reunieran el número de firmas correspondiente al 20% del resultado de dividir el censo electoral de la circunscripción entre el número de cargos a proveer. Adicionalmente, dicha recolección de firmas debe contar con una póliza de seriedad, que varía según la población y la jurisdicción electoral, contemplando desde los 100 salarios mínimos para una lista a la JAL, hasta los 500 salarios mínimos para una lista departamental.

Desde una perspectiva de campaña, el recoger firmas sirve como un tiempo adicional, empleado en una precampaña que le da una pequeña ventaja de arranque a aquellos candidatos que recorren la ciudad recogiendo firmas, pues oficialmente la contienda electoral comienza 3 meses antes de la elección. Por lo que aquellos que recogen firmas tienen un espacio de casi 3 meses más para darse a conocer en el territorio. Sin embargo, a veces esta ventaja no es tan relevante, pues en algunos casos, los candidatos ya con las firmas recolectadas y sus movimientos inscritos, buscan alianzas con otros partidos y candidatos, lo que deja esa voluntad inicial de avalar un movimiento ciudadano, en un ejercicio para demostrar reconocimiento y fortaleza política, para luego buscar una alianza con sectores ya establecidos y mayor poder de movilización.

Para la ciudadanía en general, que es la que termina firmando las diferentes planillas de los diferentes candidatos, este ejercicio de recolección de firmas se convierte en una nueva forma de estar en contacto con la política, ilusionarse con ideas de candidatos que parecen cercanos, pero que en el fondo están buscando cumplir la meta de recolección de firmas. De allí que por los barrios pasen diferentes candidatos recolectando firmas para movimientos diferentes, generando amores y odios, que en ocasiones desgastan a la misma ciudadanía que está acostumbrada sólo a acudir a unas cuantas reuniones de campaña y a votar el último domingo de octubre.

Por último, se encuentran también las listas al concejo de aquellos movimientos ciudadanos. 21 precandidatos que dedican sus días a movilizarse por la ciudad, convocar públicos y recolectar firmas. Esos mismos precandidatos que, cuando se logran alianzas interpartidistas, se convierten en una mera anécdota del movimiento, pues a medida que aumentan los avales y apoyos en la valla del candidato a la alcaldía, van quedando más olvidados de ese grupo que salía a recoger firmas.

Aunque a lo largo de este escrito he presentado el lado negativo de la recolección de firmas. El mismo mandatario actual de Medellín es un buen ejemplo de lo que se puede hacer con la recolección de firmas, pues a partir de su movimiento Creemos (y generando algunas alianzas interpartidistas en el camino) pudo obtener la mayor votación a la Alcaldía y obtener 2 concejales. Lamentablemente, también se configura en otra realidad, pues su movimiento perdió fuerza y no se consolidó como una opción estable en el panorama político. Tanto que sus dos concejales ahora andan recogiendo nuevamente firmas por otro movimiento, y el candidato que quiere continuar sus banderas empezó a recoger firmas igualmente para un nuevo movimiento.

El firmamento político, por estas fechas, sigue lleno de estrellas que salen a recolectar las firmas de personas que confirmen su avistamiento. Se les ha visto recorrer en constelaciones las diferentes comunas y corregimientos de Medellín, expresando las bondades de su constelación e invitar a creer en una nueva galaxia. Lastimosamente, algunas solo se comportan como estrellas fugaces y al momento de confirmar su existencia, deciden hacer parte de nuevas constelaciones.

Daniel Fernández Montoya

Politólogo de la Universidad Pontificia Bolivariana, escritor ocasional y lector permanente. Autor del blog cosimoenlosarboles.wordpress.com