Festival Al Este 2024: Cine del corazón de Europa en Bogotá

Días 1 y 3 (vale por el Día 2) 


Nuestro columnista y corresponsal residente en Bogotá Jhon Jairo Armesto, llevará las reseñas de las películas más destacadas del cartel de la cuarta edición del Festival de Cine de Europa Oriental y Central Al Este que se realiza en la Cinemateca Distrital de Bogotá, no solamente en su locación principal del centro, sino en sus nuevas sedes en Fontanar del Río (localidad de Suba) y del Tunal en el sur de la ciudad. En dos entregas dará los detalles de dos de sus cintas más destacadas: Blackbird, Blackbird, Blackberry! (2023)  que fue la cinta proyectada en la inauguración y Fakir (2024).  

“EL MINUTO DEL CIUDADANO”

Corriendo el riesgo de plagiar al doctor Carlos Antonio Vélez, de quien al igual que de Iván Mejía, pese a la impopularidad que tienen en la mayoría de gente y que si bien me gusta el fútbol, no es ni mi deporte principal ni la mayor de mis pasiones, desde niño, oyendolos en radio o viéndolos en la televisión en los partidos o en el programa “Los Tenores del Fùtbol” aprendí que se puede ir por la contraria, decir las cosas de frente en aras de la mejora de una profesión y de la sociedad, aunque trae costos sociales, laborales o hasta pone en riesgo la vida, y pese a que el conformismo y el “meimportaculismo” es la posición predominante en el periodismo parroquial que nos rodea, si es posible ser diferente al montón. Y honrando esa sagrada tradición, tengo que hablar de algunas cositas que aunque no tienen que ver con el cine, lamentablemente se deben mencionar en aras de la mejora del servicio de uno de los centros culturales y laboratorios creativos  más importantes del país.

El clasismo y el despotismo, y me atrevo a decir que el arribismo siempre ha estado presente en las dos clases medias: la alta y la baja. Y lamentablemente como la segunda suele comportarse el personal de servicio logístico en esta oportunidad en la Cinemateca, repitiendo el patrón de comportamiento de la seguridad privada de las clínicas y universidades públicas y algunas -los mismos que tratan casi como delincuente al que da la cara y quiere ingresar a un evento académico, deportivo o cultural, pero que cuando llegan vándalos y delincuentes que amenazan gente, fabrican bombas y lanzan autobuses contra rejas de edificios, les rinden pleitesía con la impunidad y el miedo-, regañan e incomodan selectivamente a las personas por cualquier novedad inventada.

Esto lo viví tanto el 12 como ayer el 14 de junio. El primer día, durante la exposición del libro ganador de la Beca IDARTES 2023 Del gesto a la mirada, donde se expone la antología de visiones de cubrimiento del cine de la obra y los artistas plásticos colombianos -cuya portada es una foto tomada de la filmación de Ana Salas del trabajo de su padre, el patriota y genio disidente Carlos Salas-. Cumplí con mi cometido de escuchar, participar y en mi derecho como ciudadano de expresar mis opiniones, dejé en claro que los lugares comunes de la mamertada artística poco o nada. Dos de las mujeres que estaban haciendo la fila, de manera atrevida e irrespetuosa (me pregunto qué hubiera sucedido si ese comportamiento lo asume un hombre cualquiera o mi persona) diciéndome que me calmara -detonante de cualquier pelea porque es una orden abusiva dada por alguien que no es nada de uno-. Y para remate, pese a que tenía la boleta solicitada previamente para la película del estreno del Festival Al Este, estuve a punto de no entrar por negativas de la persona de logística -que utiliza las ropas de un operador, cuando hasta hace unos escasos meses tenían uniforme del staff de la Cinemateca-, hasta que llega una muchacha que tenía ¡la fotografía de la boleta en el celular!, mientras yo la tenía física. Muy seguramente era amiga de la organización o de algún productor o cineasta invitado, de los muchos que desconozco y que al final, ni con el glamour, ni la copa de vino ni de los pasabocas -que casi no consumí- logré quitarme el mal sabor de boca de la humillación a quien va a un evento de divulgación, cultura y entretenimiento sano y gratuito.

El 13 de junio por motivos muy personales no pude asistir. El viernes 14, al perder la función de la película colombiana Entrevista de trabajo, entré a una película a función de las 7:00 p.m. llamada Fakir, muy interesante coproducción checa, eslovaca y polaca. Al ingresar con la boleta, no hubo problema, hasta que llegó a la sala y me preguntan la ubicación, yo muestro la colilla como siempre, y me indagan de por qué su costo era cero pesos. Con una pésima actitud, casi que de condena cuando sorprendes a alguien robando en un supermercado -mientras a otras personas no les pedía ni siquiera el boleto, llamó a sus supervisores supongo y me retuvo en el pasillo más de ocho minutos. Finalmente, algo le dirían, me dejó seguir previas unas disculpas forzadas. ¿Cuál fue mi actitud? Ni una sola palabra. El saludo y la gratitud, al igual que el respeto y la dignidad ni se exigen ni se regalan: ¡SE GANAN!

Los periodistas no debemos pagar arribismo con arribismo. Al igual que los magistrados y jueces decentes, los de antaño, su palabra y pensamiento se reflejaba en sus fallos -no en la politiquería barata que algunos hacen y han hecho-, nosotros debemos hablar con nuestro trabajo, en nuestra función y con lo que sabemos hacer: comunicar. Las personas decentes no necesitamos gritar: “¿Usted no sabe quién soy yo?” Las personas decentes actuamos en Derecho Natural.

Esta columna, posteriormente llegará por los conductos regulares a IDARTES y las directivas de la Cinemateca, como corresponde, en legalidad y Derecho.

FIN DEL TEMA. HABLEMOS DE CINE.

BLACKBIRD, BLACKBIRD, BLACKBERRY (2023): FEMINIDAD, CONFLICTOS INTERNOS Y UNA GEORGIA DESCONOCIDA

Fecha de estreno: 18 de abril de 2024 (Alemania)

Directora: Elene Naveriani

Nominaciones: Premio del Cine Europeo a la Mejor Actriz Europea

Productores: Thomas Reichlin, Ketie Danelia, Britta Rindelaub

Cinematografía: Ágnes Pákózdi

Guion: Elene Naveriani, Nikoloz Mdivani 

Muy seguramente los que alguna vez hemos oído de la existencia de un país llamado Georgia solamente sabíamos tres cosas: que es el lugar donde nació el dictador comunista de la Unión Soviética Joseph Stalin, que se ha considerado el país con población más longeva del mundo, siendo común que sus ciudadanos puedan llegar con una relativa buena salud hasta los ciento diez años; y que fue una de las varias ex repúblicas de la antigua Unión Soviética. Y en el fútbol, que en las Eurocopas o Eliminatorias al Mundial siempre pierden tanto con los equipos destacados como con los nuevos del Viejo Continente.

Entré tarde a la proyección que tenía la sala con casi un noventa por ciento de la capacidad, pero cada segundo fue realmente sorprendente. La alta calidad de producción fotográfica y montaje muestran tan genuina y pura la imagen de esa Georgia desconocida desde su ruralidad conectada con una modernidad que añoran y una Tbilisi -capital del país- que no deja de ser inhóspita con los ciudadanos del país que regenta, como todas las capitales del mundo desarrollado. De verdad, que pese a que me siento afectado por no haber visto la película en la plataforma de cine independiente MUBI, tal vez hice bien y teniendo la fortuna de ver en cine una gran historia. No es romanticismo, nostalgia o viejera: la experiencia sonora, emocional y de imagen de la sala de cine en más de ciento treinta años de existencia del séptimo arte no será reemplazada nunca.

La historia de Etero, una mujer de cuarenta y ocho años soltera, propietaria de la principal tienda de artículos de belleza del pueblo, que recientemente queda sola por el fallecimiento de un padre enfermo y maltratador -que siempre la hizo sentir culpable de la muerte de su madre en un accidente cuando ella tenía ocho años- y un hermano maltratador y alcohólico, que la apartaron de cualquier relación o forma de vida fuera de su esfera. Pero el amor y su primera relación íntima llegarían de la mano de un repartidor de pedidos con un hogar ya constituido, con el que se desarrolla una serie de encuentros que la hacen sentirse libre, para después abandonada de nuevo cuando él decide irse a trabajar como conductor en Turquía por un mejor salario. De ese breve momento, surge el miedo de los cambios en su cuerpo, concretamente en su aumento de apetito y cambios en su período menstrual, que confunde con una amenaza cáncer de útero, que la lleva a ir a la capital a chequeos médicos, donde descubre que se encuentra embarazada producto de tal vez el primer romance de su vida.

Etero, al confrontarse durante la película frente al luto, los prejuicios sociales, las huellas del pasado tortuoso con el dominio de su familia, la hipocresía de las mujeres del pueblo -supuestamente sus mejores amigas-, y el asumir la soledad ya no como una condena, sino cómo una forma de vida, sumado a la inesperada noticia de su embarazo y su ruptura amorosa, con toda seguridad no deja indiferente a nadie. Y esas preguntas, nos caen a todos sobre nosotros mismos, seamos hombres o mujeres.

FAKIR (2024): JOYA ARTÍSTICA DEL CINE DE ESLOVAQUIA

Dalibor, un exconvicto de 23 años, enfrenta una dinámica familiar fracturada al proteger  a su hermano menor de su padre abusivo en una lucha por la custodia. Su viaje destaca la resiliencia y la búsqueda de libertad del turbulento pasado, mientras encuentra consuelo como faquir en un circo ambulante. Fakir captura la tensión y vulnerabilidad de su lucha por un futuro mejor, desafía las convenciones de curación y muestra el poder de la resiliencia en romper el ciclo generacional de trauma y abuso.

DIRECTOR: Roman Ďuriš

2024
República Checa, Eslovaquia, Polonia
82

La humanidad es la principal  característica del cine independiente, y en especial de las historias del cine de Europa Oriental y Central. Cuando al cine se le quita la imposición de servir o ser el satélite de una ideología caduca, la crítica se debe realizar a los defectos congénitos de la mente y condición humana. Y el reflejo de esta futura obra clásica del cine europeo, que es una coproducción de Eslovaquia, República Checa y Polonia que refleja los mejores elementos del cine documental -en cuanto a los movimientos de cámara-, el relato en primera persona y los resultados de edición y argumento de un guión hecho para obra de ficción marcan los elementos de una historia que rompe prejuicios, esquemas y refleja lo más alto de los valores humanos, la ética y la valoración por encima de las circunstancias de vida, pero lo más valioso, que reivindica desde lo humano y no desde la otredad y los estereotipos a una etnia como los gitanos -o romaníes- que han sufrido y sufren la mayor y más silenciosa de las marginaciones en la Europa, que se destruye entre la migración descontrolada y la despoblación de los supuestos “raizales puros”.

Dalibor, nuestro protagonista acaba de salir de prisión después de dos años y medio y decide regresar al circo donde trabajaba a cumplir su sueño: ser un Fakir talentoso. El fakir es un artista de los circos tradicionales entrenado para soportar el dolor y el hambre caracterizado como un santón o gurú de la India en la caracterización de su vestuario. Tragar alcohol y escupir fuego, dormir sobre puntillas, soportar fuego sobre sus brazos; un entrenamiento que sin duda no es para todo el mundo. No obstante, al ver la situación familiar de maltrato de sus hermanos menores por parte de su padre biológico -quien desde niño lo indujo en el robo como una forma de vida y costumbre, demostrándole al mismo tiempo su desprecio por ser de origen gitano por su familia materna-, el proceso jurídico para pedir su custodia, el problema de los conflictos con los compañeros del circo, deja el interrogante de realmente qué es el dolor de la vida. Cuando escuché esta expresión, “me duele la vida”, no le veía sentido…hasta que uno vive las complejidades y problemas de nuestra sociedad que abunda en ellos.

Llegar a la escena en que el fakir debe simular que traga la cabeza de una serpiente, y esa serpiente se llamaba Dalibor cómo él, y en su personaje ante el público se llamaba Dolphino. ¿Cuántos no llevamos varias identidades y a veces hasta una doble vida?.


Todas las columnas del autor en este enlace: Jhon Jairo Armesto Tren

Jhon Jairo Armesto Tren

Con estudios en Administración ambiental de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas-Bogotá. Veedor ciudadano en presupuesto electoral de la Universidad desde 2011 hasta hoy registrado ante la Personería de Bogotá. Columnista de opinión en varios medios de comunicación digitales desde 2013. Actualmente director publicitario de El Nodo Colombia y columnista habitual, además en El Quindiano (Armenia) y Diario La Piragua (Montería, Córdoba)

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