“No puedo asegurar que es lo único que requiere una reforma orientada a tutelar los derechos de los docentes, pero si voy a asegurar que los candidatos potenciales a cargos de elección popular deben ser elegidos con cuidado y respetando ese criterio de vocación pública y capacidades (aptitud y actitud)”
La educación, en Colombia siempre ha sido parte de los esfuerzos proselitistas de candidatos políticos en todas las entidades territoriales, ello representa que las condiciones sociales del magisterio siempre han sufrido de debilidades formales y materiales; la intención política no va más allá de una candidatura y eso responde a una lógica de mercado político.
En algún momento discutí con alguien sobre la lógica de mercado y los criterios que usan los partidos políticos en Colombia para designar y otorgar un aval a un candidato; la persona defendió con vehemencia que la probabilidad con la que esa persona pudiera potencialmente ser elegido, era necesaria para determinar el aval; la cuestioné sobre ello, porque la lógica de mercado, no debería el criterio fundamental para determinar un potencial candidato, es decir, su caudal político propio; considero, y pueden llamarme idealista, que, el criterio debería ser su conocimiento, bagaje cultural focalizado, y la vocación por servir al público. Designar un candidato solo por su potencial designación, trastorna la vocación, la finalidad del ejercicio político, y los resultados del periodo de gobierno.
El problema, retomando, es sobre los candidatos, y la cultura de los andes. El candidato potencial, con aval de un partido, con su propio caudal político, y con las lógicas tradicionales sobre la función pública, es quien ha traicionado a sus electores y a FECODE. Repito, no estoy imputando responsabilidad social a ninguna persona en particular, es un tema cultural y político, porque desde Aristóteles, hasta nuestros días, hemos sido designados como naturalmente políticos, en su momento zon politikon. Las sanciones sociales, son necesarias; la vocación pública ha muerto y con ella el bienestar social.
Durante algún momento (1934-1948) López Pumarejo, determinó como cabeza administrativa, que era necesario reformar a Colombia, más bien modernizarla. Los resultados fueron muy satisfactorios, la cobertura nacional de educación aumentó en gran medida. Sin embargo, justo ahora aun requerimos aumentar la cobertura, pero con mas importancia también requerimos aumentar la calidad. Las brechas sociales, son generadas a prima facia por la distancia entre la calidad de educación básica de un colegio privado y uno público.
Los requisitos formales, el diploma de bachiller, para adquirir un empleo público o privado han incidido en la reducción de los indicadores de deserción escolar básica (primaria y segundaria). Empero, el requisito formal ha sido impuesto para maximizar la tasa de escolares graduados, pero ello no habla de la calidad; el ICFES, determina, tal vez, una medición de calidad en el servicio de educación, y evidencia a su vez la distancia entre públicos y privados, es decir entre personas que van a competir por cargos.
La cobertura no se puede descuidar, es un gran logro nacional; la calidad, según mi opinión personal, es parte de esa vocación pública que ha muerto, ¿Cómo revivirla? Esa repuesta, como todo en este esfera social, multifactorial. Maxime, debe estudiarse con cuidado el tema, pero de manera prematura y tal vez un poco imprudente, considero, debe compensarse económicamente a los profesores, no se puede descuidar las garantías sociales como el derecho a la salud, y respetar en todas su aristas la dignidad humana al magisterio.
No puedo asegurar que es lo único que requiere una reforma orientada a tutelar los derechos de los docentes, pero si voy a asegurar que los candidatos potenciales a cargos de elección popular deben ser elegidos con cuidado y respetando ese criterio de vocación pública y capacidades (aptitud y actitud); que culturalmente tenemos que cambiar, que debemos revivir la vocación pública y las discusiones sobre la brecha social determinada por el tímido aumento en la calidad de la educación. Finalmente, creo que para disminuir las brechas sociales debe atenderse a las necesidades del paro, es decir evaluarse la solicitud y considerarla con suma urgencia social.
Gracias por leerme.
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