“Protestar es un derecho, no un delito ni mucho menos irrespeto”
Sorpresivo, esa sería la palabra para definir este poco más de un mes que el presidente Duque lleva posesionado junto con todo su gabinete.
¿De algo se ha sorprendido tanto en la vida que ha aplicado esa frase de “me quedé con la boca abierta”? Ese es el primer momento de la sorpresa, la fecundación de la emoción, aquella que los colombianos vivimos al multiplicar lo que sería ponerle impuestos al huevo, la leche y la carnita del desayuno los 365 días del año.
Luego, pasamos a la segunda fase, donde el corazón se acelera cada vez más, esa fase donde por tanto impacto nos llevamos las manos a la boca para, sin palabras, expresar eso de: ¡no te lo creo! Y recibir la noticia de que Ordóñez, personaje enérgico, mente abierta, positivo, actualizado y totalmente laico, fue elegido como representante en la OEA; Ese sí que fue un impacto de película.
La tercera, más emociónate aún por su novedad, es la fase en que las emociones llegan a combinarse en un mismo punto. Habría que pensar si la podemos nombrar como clímax; porque no es para menos el sentir del momento en que el ministro de defensa afirmó que las protestas sociales son financiadas por grupos al margen de la ley.
¡Imagínese usted!, tantos sentimientos encontrados en tan pocos meses, algo que solo puede lograr un gobierno que desde sus bases ya promete 4 años de una película bastante interesante, en donde “el que la hace -quizá- no siempre la paga”.
Precisamente, hablando de aquellas protestas sociales “financiadas con dinero sucio” han estado las que aclaman el valor de los líderes sociales, el cese de la violencia contra la mujer y la más actual, en varias ciudades del país, para defender la educación pública.
Pero lo mejor sería tener un carácter de amabilidad y devolverles a aquellos que nos han regalado estos sentimientos encontrados, una entrada para que se sienten cómodos, que por un ratico dejen de lado el sacrificio del trabajo duro en Panamá y observen el panorama de Colombia y, para no irnos muy atrás, mostrarles que, por ejemplo, la protesta para exigir una miradita al futuro del país que está, en gran medida, en las universidades públicas, va en retroceso, solo la UdeA cuenta con un déficit de 113 mil millones de pesos, sin mencionar casos como la Universidad del Tolima. Es entonces una lástima pensar que eso que tanto se necesita reclamar, sea financiado por paramilitares, guerrillas u otros medios, porque siendo así, sería admitir que ellos se preocupan más de lo que lo hacen los entes legales por el presente y futuro del país… porque, que quede claro, protestar es un derecho, no un delito, ni muchos menos irrespeto.
Con lo anterior, si nada de lo que ha pasado le sorprende, preocúpese, porque si esta película no sale bien, es por nuestra indiferencia, por culpa propia, no de otro.