Fantasías de un pasado de liberación sexual

“es alarmante que se reporte que cada dos minutos en páginas web siendo analizadas por analistas de la Internet Watch Foundation (IWF), un niño esté sufriendo de abusos sexuales”


Cuando inició lo que se denominaría como revolución o liberación sexual finalizando el siglo XX, muy pocos hubieran imaginado que durante este siglo se descubrirían efectos bastantes negativos de una sexualidad desmedida y una sociedad que adora el porno. Ante los recientes escándalos de tráfico de menores de edad, en un mercado sexual —si es que aún puede llegar a llamarse mercado— en ciudades como Medellín, Cartagena, Cúcuta y Bogotá, me surgió el interrogante, de si esto podría tener alguna conexión con la manera en que actualmente se vende, compra y muestra el sexo.

Como nunca antes, existen plataformas masivas en las que se ofrece contenido erótico y sexual. Quizás, para los que abogaron por una mayor libertad de concepciones moralistas, religiosas y sociales, esto sea un auténtico logro. Sin duda se trata de un negocio con amplias utilidades, según una noticia publicada por France 24, esta industria tiene ganancias de 4.9 billones[1] de dólares anuales. No obstante, muchas de las plataformas más conocidas, son canales y sitios web a los que se puede acceder con unos cuantos clics e incluso sin tener que pagar inicialmente nada. Justamente allí está la trampa, realmente ningún tipo de estos contenidos es gratis, las plataformas tienen ganancia solo por el hecho de que alguien ingrese al sitio y dé clic.

Por otro lado, aplicaciones como OnlyFans han tenido una gran acogida debido a la gran estrategia de marketing en redes sociales y la promoción de contenidos independientes que producen mujeres y hombres. Aunque el contenido sexual que se produce aparentemente proviene de personas que dieron su consentimiento amplio e informado para ser grabadas o fotografiadas y en principio se trata de un trabajo libre de coacción alguna, ¿qué sucede cuando las demandas de un cliente se tornan violentas o atentan contra la dignidad?

Es cierto que en ese escenario, se puede rechazar o negar a realizar tal petición y, por lo tanto, dejar de recibir el pago, pero ahí es evidente que existe un tipo de instrumentalización sobre el “bien”, en este caso el cuerpo, que es objeto de una transacción económica.

Además, es alarmante que se reporte que cada dos minutos un niño esté sufriendo de abusos sexuales en páginas web siendo revisadas por analistas de la Internet Watch Foundation (IWF)[2]. El tráfico en línea de material pornográfico involucrando a niños es muy alto, al punto tal que esta misma organización señala que en 2022 existió más material en internet como nunca antes se había visto.

Casos mediáticos, como los que ahora son visibles en las noticias, son apenas la punta del iceberg de miles que no salen a la luz, porque son perpetrados, ya sea online o con la astucia suficiente para encubrirlas de la sociedad. De forma paralela, durante muchos años, y sin producir alarma alguna, se infiltró en el imaginario colectivo de adultos y jóvenes, la normalización de la pornografía, que a su vez se deriva de otros accesos tradicionales a la compra de sexo: prostíbulos y escorts, en los que también existen entornos de violencia y discriminación.

En este entorno, la consecuencia es que es más difícil distinguir entre contenidos para satisfacer la libido, aparentemente inofensivos, con redes y organizaciones que se dedican a la explotación sexual de adultos, niños, niñas y jóvenes. Asimismo, esta situación acepta y mantiene el concepto de la instrumentalización del cuerpo, ver al cuerpo como un objeto. Aún más, si se aplica un enfoque de género, esto sigue perpetuando la violencia en contra de los más vulnerables.

También, hay otro punto por analizar y es que los jóvenes, no sólo son sujetos pasivos, como se señaló anteriormente, en el presente se han convertido en los actores de violencia contra sus congéneres. En Bogotá se presentaron en los primeros meses del 2024, al menos dos denuncias de agresión sexual dentro de colegios causados por compañeros de clases. Uno de ellos, entre un niño de 7 años hacia una menor de 5 años, a quien presuntamente habría abusado sexualmente[3]. Esto no es normal y probablemente esté relacionado con que ese menor tuviera acceso a contenido sexual, que conoció sin ninguna precaución o porque en su contexto más cercano también existen este tipo de representaciones.

Situaciones como estas hacen visible, otro de los daños colaterales del acceso rápido a contenido erótico; actualmente no se puede regular el acceso de menores a páginas web pornográficas de forma absoluta, lo que se agrava si estos no tienen una familia y autoridades que se preocupen al respecto. Los niños, niñas y adolescentes se convierten en víctimas no solo de la violencia sexual que pueda ser ejercida sobre ellos, sino también en victimarios de conductas que no entienden plenamente y que ejercen contra otros. Es decir, doblemente víctimas.

Por esto, es importante no solo introducir cátedras de educación sexual, sino realmente concientizar desde los hogares, colegios y entornos cercanos a la población más joven a denunciar violencias, a ver la sexualidad como expresión normal de los seres humanos que debe ser cuidada, consentida y sana. Se debe dejar el tabú y el morbo detrás, eso también ha sido un factor determinante. De igual forma, para los adultos incluir estrategias con los que entiendan que en la mayoría de los casos no existe la pornografía blanda, que ese deseo desmedido y con el cual buscan acceder a satisfacerse a cualquier precio es contrario a la dignidad. Se ha permitido normalizar el abuso sistemático de millones de personas, del que se aprovechan organizaciones muy poderosas.

El sexo a cualquier precio no existe, es una fantasía.


Todas las columnas de la autora en este enlace:  María Camila Perdomo Forero

[1] France 24. El impacto de la pornografía en la sociedad moderna. https://www.france24.com/es/programas/en-primera-plana/20240319-el-impacto-de-la-pornograf%C3%ADa-en-la-sociedad-moderna

[2] Internet Watch Foundation. (2022). Annual Report. https://annualreport2022.iwf.org.uk/

[3] Procuraduría General de la Nación. (2024). Boletín 350. https://www.procuraduria.gov.co/Pages/caso-posible-abuso-sexual-nina-presuntamente-por-menor-procuraduria-estuvo-institucion-educativa-bosa.aspx

María Camila Perdomo Forero

Estudiante de derecho, he participado como líder voluntaria en organizaciones sin ánimo de lucro y activamente como monitora en proceso de lectura y escritura en la universidad. Me intereso por la literatura, la política, los derechos humanos y la escritura como forma de expresión del conocimiento, arte y ciencia.

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