Faltas y farsas: el engaño que mancha el fútbol y la política

El fútbol y la política, dos ámbitos aparentemente distantes, se encuentran unidos por un enemigo común: el engaño. Tanto en la cancha como en el curul, individuos sin escrúpulos recurren a la mentira y la astucia para obtener ventajas injustas, empañando la esencia de ambos escenarios.

En el fútbol, las tretas son moneda corriente: un clavado fingido dentro del área, una tarjeta roja simulada, un sutil codazo disfrazado de disputa por el balón. Los futbolistas, expertos en el arte de la comedia, buscan inclinar la balanza a su favor, apelando a la psicología del árbitro y la emoción del momento. Sin embargo, en la era de las múltiples cámaras y las repeticiones instantáneas, estas artimañas cada vez son más difíciles de ocultar. A pesar de ello, los jugadores siguen intentando engañar a todos los actores a su alrededor, empañando el espíritu deportivo y la esencia del juego.

La política, por su parte, no se queda atrás. Promesas incumplidas, discursos incoherentes, campañas de desprestigio e incluso compra de votos son algunos de los recursos que algunos políticos emplean para alcanzar sus metas, sin importar que la saturación de información en las redes sociales los deje en la palestra pública desmintiendo sus propuestas y opiniones. Al igual que los futbolistas que fingen faltas, estos políticos actúan con cinismo, aprovechándose de la confianza y la esperanza de los ciudadanos.

La analogía entre ambos casos es evidente: la búsqueda del beneficio propio a expensas de las reglas y el respeto. En el fútbol, mancilla el espíritu deportivo y la esencia del juego; en la política, erosiona la democracia y la confianza en las instituciones. Ambas situaciones generan un ambiente de desconfianza y frustración, donde el bien común se ve relegado a un segundo plano.

A pesar de este panorama desalentador, existe una luz de esperanza. En el fútbol, la tecnología ha permitido reducir significativamente el engaño, con sistemas como el VAR que penalizan las simulaciones. En la política, la transparencia, la educación cívica y la participación activa de los ciudadanos son claves para desenmascarar las artimañas de aquellos que buscan el poder sin ética ni compromiso.

Es hora de exigir juego limpio tanto en la cancha como en los escenarios del poder político. Que el fútbol sea un espectáculo de talento y deportividad, y que la política se base en propuestas serias y un compromiso genuino con el bienestar común. Solo así podremos construir sociedades más justas y equitativas, donde el engaño no tenga cabida ni en el deporte ni en la democracia.

César Augusto Bedoya Muñoz

Comunicador Social y Periodista de la Universidad Pontificia Bolivariana. Especialista en Gerencia de Mercadeo de la UPB. Mis pasiones para escribir y dialogar la política, la sociedad, la cultura y el servicio al cliente. Cuenta X: @cesar_bedoya.

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